Las interpretaciones sobre la crisis iniciada en 2007/2008, a la que venimos haciendo referencia, siguen siendo muy variadas. En particular hay dudas en cuanto a la situación actual, sobre la cual algunos creen que la crisis está ya superada mientras que otros piensan que el crecimiento alcanzado por nuestro país, por ejemplo, en 2015 (3,2%) no se podrá mantener. La primera mitad del presente año, 2016, sin embargo, no ha sido mala para España. Las previsiones para el conjunto del ejercicio son diversas, aunque la idea de que será un buen año de nuevo, con una tasa de crecimiento del PIB cercana a la del pasado año, ha sido ya avanzada, por ejemplo por el BBVA, para situarla en un saludable 3,1 %. Sobre el 2017 las previsiones son de ralentización con tasas para el PIB del orden del 2,3 %. Los Estados Unidos mantienen un crecimiento bastante estable del 2,4 % anual aunque hay miedo a una desaceleración en el presente año. Mantiene además un envidiable desempleo del 4,9 %, y en el 2015 la renta per cápita ha conseguido un incremento espectacular.
El Fondo Monetario Internacional ha aplazado sus predicciones económicas para España hasta que haya un nuevo gobierno. Para el Mundo en su conjunto las predicciones para el 2016 y 2017 son del 3,1 y del 3,4 respectivamente. Esas cifras representan una ligera bajada sobre las predicciones anteriores (de orden del -0,1 % en cada año).
Pero la crisis vivida desde el 2007/2008 ha sido, como sabemos, fundamentalmente de los países desarrollados y para estos el FMI prevé unos crecimientos de sólo un 1,8 % en cada uno de esos años, con una predicción peor para la Zona Euro de 1,6 en el 2016 y del 1,4 en el 2017.
La crisis en mi opinión no está superada, aunque algunos la den ya por terminada. La débil recuperación esperada en Europa y las dudas sobre el futuro inmediato, relacionadas en parte con el Brexit, con la inmigración, con los conflictos en Ucrania, Siria y en parte en Turquía y con problemas políticos internos diversos, hacen que los retos a los que el mundo desarrollado se enfrenta sean graves. Los más generales, aparte de los mencionados, son por lo menos tres: desigualdad, estancamiento y colapso.
En cuanto a lo primero hay interpretaciones diversas que van desde los altos sueldos de los directivos, a la economía financiera y sus burbujas, el desempleo elevado, la no existencia de posibilidades de inversión, la austeridad excesiva y otras malas políticas e, incluso, Internet que puede ser la causante de parte del desempleo y de la desaparición de las clases medias.
Sobre el estancamiento las causas pueden ser el decrecimiento del comercio, la deflación y la productividad decreciente, entre otras cosas.
Y en cuanto a un potencial colapso, la especulación financiera, los problemas geopolíticos ya mencionados, el fallo de las economías emergentes y las dificultades políticas internas, en el caso concreto de la Unión Europea, pueden ser las causas desencadenantes.
Pero la crisis y las circunstancias actuales, muy negativas para altos porcentajes de la población, han disparado las interpretaciones diversas de lo que ocurre y la búsqueda de alternativas. Unas y otras ahondan hoy en cuestiones tales como: cambio de sistema (especialmente con soluciones anti-sistema); reformas (salvar el capitalismo); cambios radicales internos (Economía del Bien Común); cambio de modelos productivo (Nuevas Tecnologías); y cambio de políticas económicas (Liquidity Trap y otras).
Varios de los libros mencionados al principio se refieren a estas cuestiones, especialmente los de David Graeber (2012), Robert Reich (2015), Christian Felber (2015), Jeremy Rifkin (2014), Paul Mason (2016), Joseph, E. Stiglitz y Bruce C. Greenwald (2014), Jeffrey Sachs (2014) y Steve Keen (2014).
Algunas de las propuestas que hacen estos autores son novedosas pero al mismo tiempo se revisan todas las soluciones para el mundo que han sido formuladas desde que en el siglo XVIII Adams Smith creara la Economía como Ciencia. El marxismo y los ciclos de larga duración de Kondratieff, por ejemplo, son revisados por Mason; el liberalismo económico, la economía neoclásica y el neoliberalismo son utilizados por varios autores, casi siempre para criticarlos; el Keynesianismo es revisado por Stigltz, Keen y otros, siempre para admirarlo; y Sachs aborda la sostenibilidad y la economía circular.