¿Qué hacer en primer lugar con la Tecnología, algo genuinamente humano pero que cuando sale de las manos del hombre, sabemos que proporciona al que la posee, poder, riqueza, y ventajas y, crea dependencia y coste en el que no la posee?. ¿Qué hacer en cuanto a la Tecnología, que constituye, junto con el capital, el componente más importante del capitalismo?. ¿Qué hacer en dos sentidos, uno en el de utilizarla para resolver los grandes problemas mundiales del subdesarrollo, la pobreza y el hambre, y otro, en el de conseguir sus ventajas pero evitar sus inconvenientes, especialmente los relacionados con el deterioro de nuestro medio ambiente?.
Cabría aprovechar la oportunidad de preguntarse — especialmente en este blog, que intenta ser de reflexión– sobre qué puede hacer la tecnología para remediar los males del mundo y qué debe evitarse en el desarrollo tecnológico para no aumentar dichos males. ¿Tiene la tecnología entidad suficiente para ocupar un primer lugar en la explicación y en la solución de esos males?. ¿Es la tecnología, en definitiva, parte importante del problema o parte destacada de la solución?
Estas preguntas y otras similares se plantearon con insistencia en los años 60 y llevaron a la adopción de medidas concretas de análisis, evaluación y actuación sobre el desarrollo tecnológico en algunos países. En Estados Unidos, por ejemplo, y tal como se ha dicho anteriormente, el senador Emilio Q. Daddario recomendó al Gobierno Federal a finales de los años 60, la creación de una institución dedicada a estimular el conocimiento de la tecnología y la preocupación por las consecuencias derivadas de la utilización de tecnologías concretas. En 1973 se creó en el Congreso de los Estados Unidos, directamente dependiente de esa institución y en gran manera al servicio exclusivo de ella, la llamada Office of Technology Assessment (OTA), la cual ha sido hasta su desaparición a principios de los años 90, la impulsora de la Evaluación Social de la Tecnología (ETS) y la responsable de hacer del tema una actividad formal en Estados Unidos y en otros países desarrollados. A esa agencia debe asignarse también el mérito de la creación de metodología sobre el tema, el desarrollo de técnicas específicas para distintas áreas de evaluación y, por supuesto, la realización de estudios destacados y básicos difundidos y utilizados ampliamente.
La OTA trabajó en temas muy diversos, desde el estudio de la conveniencia o no de fabricar un avión supersónico comercial, tema rechazado en los años 70 por el gobierno norteamericano, en el que los informes de la OTA desempeñaron un papel relevante. El seguir adelante o no con la construcción de centrales nucleares, un tema en el que la OTA trabajó intermitentemente, así como la conveniencia de buscar petróleo en las plataformas costeras, la ubicación de aeropuertos y muchos otros. Castilla (1992).
Son de destacar en términos históricos, la creación del término mismo de Technology Assessment, hecho atribuible al Science, Research and Development Subcommitee, también del Congreso de los Estados Unidos, que hacia 1966 lo usó en varios de sus trabajos. La labor recopilatoria de estudios, metodología y técnicas, llevada a cabo por la MITRE Corporation, en 1970 y la posterior de la OCDE, constituyeron grandes y tempranos hitos sobre la materia. Strasser (1972) y Hetman (1973). Más adelante, en la década de los 80, surge otro gran esfuerzo sistematizador publicado como Strategies for Conducting Technology Assessment. Armstrong y Harman (1980).
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