La llamada crisis del pensamiento, el pensamiento débil, o la postmodernización y otros fenómenos característicos también de los años 80 y 90, han contribuido asimismo al marco actual de ideas. Un marco en el que el mundo de nuevo, y como se ha dicho anteriormente, parece no saber adonde va, aunque va deprisa y con total libertad. Las reacciones, como bien sabemos, no se han hecho esperar y muchas alertas se han disparado, empezando por la reacción airada de grupos sociales diversos y la confrontación al neoliberalismo y a la globalización de porcentajes elevados de la población mundial. Desgraciadamente, en muchos de esos grupos dominan las ideologías trasnochadas, rebeldías sin causa, anarquías diversas y escasez de conocimientos, típicos de los, no obstante, saludables movimientos sociales autónomos. El liderazgo, la nueva ética y los nuevos principios inspiradores del mundo, son cada vez más echados en falta, por lo que tendría sentido plantearse preguntas tales como: ¿quién aportará las ideas salvadoras que el mundo necesita?; ¿de dónde surgirá la nueva síntesis?; ¿quién, en el caso concreto de la tecnología, establecerá las pautas adecuadas de actuación?.
Mientras tanto el mundo se orienta con fuerza en el terreno de la intervención sobre la tecnología, hacia la Bioética, tema que habrá que tocar en futuras entregas de este blog.
(Foto arriba: FreFoto.com)