Los resultados de la etapa intervencionista, en cualquier caso, no fueron nada espectaculares en cuanto a la potencial utilidad de la ETS para dirigir y controlar el desarrollo tecnológico. La OTA terminó haciendo estudios poco menos que rutinarios o aportaciones puntuales en proyectos muy específicos de utilidad más bien baja. Su influencia real, incluso en el Congreso de los Estados Unidos, fue decreciendo, entre otras cosas, porque la dinámica y autonomía de la tecnología, en manos del mundo empresarial, no admite trabas. De hecho nadie se quejó cuando la OTA fue eliminada.
El hombre, un ser a la vez rutinario y cambiante, concluyó en los años 90, que se había ido demasiado lejos en el empleo de métodos de intervención pública, que muchas funciones e instituciones se habían burocratizado y su labor resultaba inútil, y que las actuaciones de muchas de estas últimas habían sido erróneas y causantes de mayores males de los que trataban de resolver. La OTA, por ejemplo, fue atacada de ineficiencia, burocratización y errores de bulto en sus estudios y actuaciones y, de hecho, eliminada por los jóvenes políticos que accedieron a puestos claves de los sucesivos gobiernos de Ronald Reagan. La verdad es que desapareció totalmente en 1995, bajo la presidencia de Bill Clinton, pero su desmantelamiento comenzó en la presidencia de Reagan, laguideció en la de Bush padre y agonizó en la de Clinton. Su labor se consideró innecesaria para una nueva época, sin intervencionismo estatal, con gobiernos muy ligeros y libertad en todos los sentidos. Llegó entonces la hora de la Sociedad Civil como único patrón de las cosas. En el terreno concreto de la tecnología se pensaba también entonces, hace sólo quince o dieciséis años, que había una gran acumulación de tecnología no utilizada y cuyos beneficios no se estaban difundidos a la sociedad, debido a las rígidas formas de explotación de determinados servicios y a la fuerte regulación dominante en una mayoría de países. Las Telecomunicaciones y las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación, fueron señaladas como un ejemplo típico de esta situación, reclamándose para ellas una fuerte privatización, liberalización y desregulación. Todo lo cual se ha llevado a cabo prácticamente en todo el mundo con una rapidez y una amplitud increíbles, desde los últimos 80 a la actualidad.
La reflexión crítica de carácter liberal que desde los años 60 convivía con el Keynesianismo rampante, terminó siendo escuchada. Sus nombres más representativos, muchos de ellos premiados con el Nobel de Economía, cambiaron de la noche a la mañana de villanos a héroes y un neoliberalismo desaforado, rayano en lo libertario, se extendió a gran velocidad por todo el mundo. Nombres como Milton Friedman, George Stigler, Ronald Coase, James Buchanan y otros, emergieron de sus castillos de marfil y orientaron y dirigieron, desde entonces, el mundo de las ideas económicas y políticas. La tecnología para ellos, al igual que muchas otras cosas, debe ser libre y estar sometida sólo al mecanismo de mercado, entre otras cosas, porque, puede haber errores en dicho mecanismo, sin duda, pero muchos más y mayores los hay en el intervencionismo estatal.
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