Biotecnología
Más adelante, en 1976, fue de nuevo Herbert Boyer el que se interesó por la aplicación práctica –diríamos que industrial– de los conocimientos adquiridos en el laboratorio. Conoció a Robert Swanson, un directivo de una empresa de capital riesgo de Silicon Valley que deseaba poner en marcha la industria de la biotecnología y juntos decidieron proceder a ello. Stanley Cohen estuvo en los primeros pasos de la actividad, pero consideraba en esa época que todavía era un poco pronto para la aplicación práctica de los conocimientos científicos a los que él y Boyer se dedicaban. Lo que se decidió entonces, en uno de esos movimientos en los que se basa la innovación, fue, la utilización de la tecnología Boyer-Cohen para producir proteínas que se pudieran comercializar. Se consideró que poner el gen de una proteína tan necesaria como la insulina, en el interior de una bacteria y hacerla fabricar la proteína de forma continua, era una actividad que merecía la pena intentar. Se creó la empresa Genentech (Genetic, Engineering, Technology) dedicada literalmente a clonar la insulina en sus primeros años de actividad. Pasa por ser la primera empresa del mundo en el campo de la biotecnología. Después de vender la licencia de la tecnología de la insulina a los laboratorios Lilly, lanzó su actividad propia de fabricación de productos bio- farmacéuticos.
Tras estos primeros pasos la actividad científica e industrial de la biología-biotecnología ha mantenido sus dinamismo y ha vivido épocas de enorme atención mundial. La de la decodificación del genoma humano ha sido probablemente la más espectacular, con Craig Venter (1946 – ) como figura central. Los estudios de la herencia humana y el uso del ADN como principal elemento para el análisis de las huellas genéticas han sido dos de las áreas en las que los conocimientos y tecnologías más han evolucionado en los últimos tiempos. En la actualidad la “caza del gen”, expresión utilizada por Watson, para curar las enfermedades genéticas y otras enfermedades es probablemente la actividad más extendida.
Cabe pensar en relación con la biotecnología y el futuro, en la entrada masiva de los biólogos en el mercado de trabajo. Teniendo en cuenta que muchos de ellos dedican su vida profesional a una bacteria, un gen o una determinada enfermedad, el número de ellos necesarios se nos antoja impresionante. Los premios Nobel de Química y de Medicina del presente año, concedidos en los últimos días, nos hablan de esta dedicación minuciosa de los científicos en estos terrenos. El de Química ha sido concedido a Roger Kornberg –hijo del Arthur Konrberg premiado junto con Severo Ochoa en 1959– por “sus estudios de las bases moleculares de la transcripción eurocariótica”. El de Medicina a Andrew Z. Fire y Craig C. Mello por su descubrimiento de la “interferencia del ARN que se produce cuando las moléculas de dicho ácido se producen en la célula en forma de pares de doble hebra”
Aparte del uso de la biotecnología y de las aplicaciones prácticas más variadas, los avances más científicos siguen su curso, como se deduce de los premios mencionados, ya que una cosa es saber algo del ADN y de los genes y otra abarcar la complejidad del cuerpo humano y de la vida. En esos avances cada vez tienen más que decir los científicos españoles ya que como se sabe, nuestro país ocupa un lugar destacado en la producción de trabajos y artículos sobre estas materias. Científicos españoles muy importantes dejan a veces sus laboratorios y aparecen a la luz pública de los medios, siendo esta actividad, desgraciadamente, mucho menos sistemática de lo que ocurre, por ejemplo, en los Estados Unidos. La presencia en Internet, preferiblemente en inglés, es una asignatura también pendiente entre nosotros, ocurriendo en estos días el fenómeno de que todo parece ser obra de científicos americanos por el sólo hecho de que son ellos y las instituciones de aquel país, las que masivamente copan la Red de Redes.