Libertad semiótica y emergencia semiótica en las células (y II)

Continuamos analizando en este post las interesantes ideas de Jesper Hoffmeyer sobre biosemiótica y la necesidad de que en las células vivas exista información previa que permita a ese nivel actividades de tipo semiótico en las que se reconozcan signos y se interpreten significados. Se explican los conceptos de «libertad semiótica» y de «emergencia semiótica» a los que se han dedicado el presente y el anterior post. La conclusión que se saca de todo ello es la posible existencia de componentes inmateriales en la información que se mueve en el interior de la materia viva y la presencia de intencionalidad en todo lo relacionado con la vida y con los seres vivos.

(Continuación)

Según se dice en el post anterior la información, para ser comunicada, requiere la existencia previa de información en el emisor y el receptor. En el caso de las células, existe información previa en ellas, la cual puede ser resultado de la evolución y producto de procesos de prueba y error acaecidos a lo largo de la historia evolutiva de los seres vivos, o simplemente producto de algo o alguien que la ha puesto allí desde el principio de los tiempos.

Jesper Hoffmeyer, el autor al que venimos refiriéndonos, deduce de ello que la materia de dicho seres vivos, las células en concreto, son capaces de interpretar símbolos, signos o significados procedentes de su entorno, aunque desde luego la química juegue un papel en ello. Es decir, existe una semiótica en el interior de la materia viva.

Esta semiótica es además, “libre”, ya que el proceso de interpretación no es determinista y siempre el mismo. Más bien la célula puede interpretar cosas distintas de unos mismos signos y de hecho equivocarse, como muy bien sabemos que ocurre en todo el proceso de transcripción de la herencia genética.

Tenemos así como propuesta de Hoffmeyer, la existencia de una semiótica — es decir, capacidad de interpretación de signos y símbolos y capacidad de entendimiento o comprensión — en el interior de la materia de los seres vivos, y también que dicha semiótica es libre, es decir, indeterminada.

La intencionalidad es una consecuencia directa de estos hechos, pero Hoffmeyer la argumenta más a fondo introduciendo la idea de “semiótica emergente”, la cual conecta directamente con la “biosemiótica”, es decir, con la aparición en la materia viva de macro-entidades o marcos de actividad de mayor nivel a través del intercambio de signos de sus componentes. Ve algo misterioso en ese proceso de aparición de jerarquías en la materia, las cuales darán lugar a entes superiores y finalmente a seres humanos. Una idea cercana al “vitalismo”, dice, concepto abandonado hace tiempo, pero que surge en los resquicios de las interpretaciones científicas actuales.

Ve, de forma magistral, en mi opinión, que la “semiótica emergente” puede ser una alternativa a los mecanismos de selección natural utilizados para explicar la evolución hacia la aparición del comportamiento con intención o propósito.

En resumen, un conjunto de ideas notables que hacen que debamos ser muy cuidadosos en cuanto al reduccionismo de la ciencia. En lo que mí respecta creo que hay que considerar la posibilidad de existencia de componentes inmateriales, e intencionalidad, en toda información, incluida la información que se mueve por el interior de las células, sin importar que, de momento, los científicos duros no puedan experimentar ni hacer nada con ella.

Los párrafos finales del trabajo de Hoffmeyer son impresionantes al respecto. Dice en concreto:

“ el autor de este trabajo se mantiene agnóstico en cuanto a las cuestiones de existencia de una deidad transcendente o inmanente, pero hace notar que tal agnosticismo (en lugar de una postura absolutamente naturalista o materialista como mantienen otros científicos, añado yo), se debe a la solución aportada por la biosemiótica al difícil problema de la intencionalidad. Porque en la clásica imagen científica del mundo regido por inviolables leyes naturales, sólo una deidad podría haber creado unos seres tan “poco naturales” o “innaturales” como usted y como yo”

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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