El presente post y el que le sigue se dedican a analizar las aportaciones del biólogo danés Jesper Hoffmeyer sobre las actividades de carácter semiótico que tienen lugar en el interior de las células vivas y en sus relaciones con el entorno que las rodea. Son las incluidas en el capítulo 10 del libro «Information and the Nature of Reality» que venimos analizando desde hace ya varios posts. Introduce y explica los dos grandes temas recogidos en el título de este post: «libertad semiótica» y «emergencia semiótica»
El post anterior se dedicó casi entero a recordar el significado de términos como semiótica, semiosis, biosemiótica y otros, así como a explicar su uso en el terreno de la biología. Ha sido una labor previa para poder hablar en el presente del concepto emergente de “libertad semiótica”, relacionado directamente con el intercambio de información en lo más profundo de las células vivas.
Antes, sin embargo, hay que definir unos términos adicionales, son los de, “chemotaxis” y “chemotactic”, dichos en ingles, y para los que hemos encontrado traducciones en español diversas. El segundo de ellos, por ejemplo, lo hemos visto traducido como “citoquina”, “quimiocina”, y “quimiotáctica”, aunque parece que la traducción correcta es la última.
De la misma forma, “quimiotaxis” es la traducción del primero, conectado con el cual están los términos de “quimitaxia” y “quimiotaxismo”.
Se refieren todos a los fenómenos a través de los que las células somáticas, las bacterias y otros organismos uni y multicelulares se mueven y se relacionan guiados por ciertas sustancias químicas existentes en su entorno.
En Internet se puede encontrar la cita siguiente:
“La quimiotaxis permite a las bacterias encontrar alimento, nadando hacia la mayor concentración de moléculas alimentarías, como la glucosa, o alejarse de venenos como el fenol. En los organismos multicelulares es fundamental tanto en las fases tempranas del desarrollo (por ejemplo en el movimiento de los espermatozoides hacia el óvulo) como en las fases más tardías como la migración de neuronas o linfocitos; así como también para las funciones normales.
Como ejemplos de quimiotaxismo se encuentran la respuesta de los leucocitos a las heridas, y la acción que ejercen las feromonas sobre animales de sexos opuestos de una misma especie. La quimiotaxis se denomina positiva si el movimiento es en dirección hacia la mayor concentración de la sustancia química en cuestión y negativa si es en dirección opuesta”.
Algunos biólogos creen que esos movimientos y esas relaciones guiadas por la química son las que hay que utilizar en biología y son reacios a utilizar el término “información” y sus allegados. Otros, creen que es correcto hablar de información en cuanto a la “información secuencial” encerrada en el ADN, a su “replicación”, o copia, a su “transcripción” al ARN mensajero y en general al concepto de “expresión” de los genes.
Jesper Hoffmeyer (1942 – ), el biólogo danés mencionado en el post anterior, cree que la bioquímica involucrada en los fenómenos de quimiotaxis es importante, pero no suficiente, para comprender en su totalidad el movimiento de las bacterias en busca de alimento y otros movimientos y procesos de los microorganismos. Considera que para que esos movimientos dirigidos por la química tengan lugar ha sido necesario un aprendizaje previo de los sistemas vivos, un aprendizaje histórico o, dicho de forma más precisa, un aprendizaje producto de la evolución.
Apoya sus explicaciones en las dadas por Terrence Deacon y Bernd-Olaf Küppers, autores los capítulos 8 y 9 del libro “Information and the Nature of Reality”, ya analizados en posts anteriores. Del primero toma sus explicaciones de que el hombre es un animal semiótico – a lo cual se han referido otros autores, por supuesto– porque es capaz de interpretar símbolos y ha desarrollado el lenguaje, y del segundo sus ideas sobre información, comunicación y lenguaje, particularmente el hecho de que la comunicación, el entendimiento y la comprensión sólo pueden producirse si existe una información previa en los dos seres, u organismos, que se comunican.
(Continúa en el post siguiente)