Se hace un breve recorrido en esta segunda entrega sobre el significado del termino Conotecnología y sobre su origen.
El término cognotecnología es muy nuevo. Forma parte de un campo emergente de reflexión, actividad científica, ingeniería y creación de tecnología cuyo desarrollo es necesario seguir y difundir. La palabra no se recoge todavía en ningún diccionario de español, francés, inglés o cualquier otra lengua occidental. Hasta ahora, de hecho, se utilizaba la denominación “Tecnologías del Conocimiento” para referirse a algo similar a lo que nos referiremos aquí como Cognotecnología.
Hay, no obstante, algunas diferencias entre las dos expresiones. Las Tecnologías del Conocimiento han recogido hasta ahora todas las tecnologías nuevas relacionadas con la captura, almacenamiento, presentación y uso de los conocimientos, mientras que Cognotecnología es algo más específico, al menos como lo interpretaremos aquí.
Mi propuesta es que hagamos un paralelismo entre “Biología–Ingeniería Genética (o Ingeniería Biológica)–Biotecnología” y “Neurociencia–Ingeniería del Cerebro (o Neuroingeniería)–Cognotecnología”.
En la primera trilogía existe en primer lugar el término Biología el cual se utiliza para denominar la ciencia natural dedicada al estudio de la vida y de los organismos vivos, incluyendo su estructura, función, origen, crecimiento, evolución, distribución y taxonomía. Fue introducido simultáneamente a principios del siglo XIX por Karl Friedrich Burdach (en 1800), Gottfried Reinhold Treviranus (en 1802) y Jean-Baptiste Lamarck (en 1802).
En cuanto a la Ingeniería Genética y a la Biotecnología es James Watson en su deslumbrante obra ADN El secreto de la Vida, el que nos ilustra al respecto. Dos pasos destacados merece la pena reseñar según él. Uno, la aparición de la “ingeniería genética”, y dos, la creación de la “biotecnología”. En los dos tuvo un papel relevante el científico americano, y con el tiempo empresario: Herbert Boyer (1936 – ).
La fructífera colaboración de Herbert Boyer y Stanley Cohen, un especialista en plásmidos, desde que en 1972 decidieron colaborar, llevaría años después a la “clonación” del ADN, o “producción de múltiples segmentos idénticos de ADN insertados en una célula bacteriana”. La ingeniería genética había hecho con ello su aparición en el mundo.
Más adelante, en 1976, fue de nuevo Herbert Boyer el que se interesó por la aplicación práctica –diríamos que industrial– de los conocimientos adquiridos en el laboratorio. Conoció a Robert Swanson, un directivo de una empresa de capital riesgo de Silicon Valley que deseaba poner en marcha la industria de la biotecnología y juntos decidieron proceder a ello. Stanley Cohen estuvo en los primeros pasos de la actividad, pero consideraba en esa época que todavía era un poco temprano para la aplicación práctica de los conocimientos científicos a los que él y Boyer se dedicaban. Lo que se decidió entonces, en uno de esos movimientos en los que se basa la innovación, fue, la utilización de la tecnología Boyer-Cohen para producir proteínas que se pudieran comercializar. Se consideró que poner el gen de una proteína tan necesaria como la insulina, en el interior de una bacteria y hacerla fabricar la proteína de forma continua, era una actividad que merecía la pena intentar.
Se creó la empresa Genentech (Genetic, Engineering, Technology) dedicada literalmente a clonar la insulina en sus primeros años de actividad. Pasa por ser la primera empresa del mundo en el campo de la biotecnología. Después de vender la licencia de la tecnología de la insulina a los laboratorios Lilly, lanzó su actividad propia de fabricación de productos bio- farmacéuticos.