Vivimos una época de transición, y en este blog estamos revisando grandes áreas de actividad científica y tecnológica actuales con la intención de encontrar en ellas tendencias indicadoras de una convergencia en nuestro mundo de lo material y lo espiritual o consciente. Hemos decidido recorrer brevemente cuatro grandes áreas: digitalización, convergencia NBIC, ciencia profunda (relatividad, mecánica cuántica) y los descubrimientos recientes de tipo cósmico. Estamos de momento en la primera de esa áreas y nos detenemos en éste post en algunos impactos sociales de la revolución digital actual. El empleo es uno de ellos, ya que se está difundiendo la idea de que Internet es generadora de desempleo y desigualdad, al menos en las etapas actuales de su desarrollo. Difícilmente las personas evolucionarán a más cultas, más intelectuales y más conscientes sin trabajo y sin ingresos.

Existen hoy grandes empresas relacionadas directamente con Internet que generan empleo en todo el mundo, tales como Google, Facebook, Twitter, LikedIn y otras. De momento todas pertenecen a un mismo país. Los Estados Unidos, hay que reconocerlo, llevan bastantes años de adelanto en lo digital sobre otros países desarrollados, con particular referencia a la Unión Europea. Es allí, por cierto, en USA, donde se comprueba el distinto modelo productivo generado por la Sociedad de la Información y del Conocimiento.
Estamos en una transición difícil desde una sociedad industrial avanzada a una Era Digital, por decirlo de la forma más general posible, en la que no sabemos muy bien cómo serán las cosas y cómo y de qué viviremos.
Algunos adoptan las mismas perspectivas de las grandes etapas de crecimiento económico y desarrollo social de la humanidad y se refieren a lo ocurrido con la Primera Revolución Industrial, un proceso desarrollado a grandes rasgos desde mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, fundamentalmente en Inglaterra. También y posteriormente, con lo ocurrido con la Segunda Revolución Industrial, un fenómeno más general desarrollado ya en muchos países a la vez desde finales del siglo XIX a los años 30 del XX. En el primer caso fue la máquina de vapor el avance tecnológico básico y el carbón mineral la primordial fuente de energía, mientras que en la segunda fue el motor eléctrico, el alternador y la electricidad difundida por todas las sociedades, con fuentes de energía diversas como el flujo de los ríos y saltos hidrográficos, el propio carbón y el petróleo y sus derivados[1].
Ambas revoluciones supusieron cambios radicales en los modelos productivos e impulsaron el crecimiento de manera nunca vista en nuestro mundo, transformando nuestras sociedades de formas cercanas a lo mágico.
La tercera y cuarta revoluciones industriales
Posteriormente, ya en la segunda mitad del siglo pasado, y sobre todo a partir de 1970, se produjo la revolución de las redes de telecomunicación, de los ordenadores personales, del software, de Internet, de las TICs, usando un acrónimo muy popular, y de lo digital, en una palabra, que dio todo lugar a la Sociedad de la Información y el Conocimiento en la que nos encontramos. Algunos han propuesto llamar a este nuevo proceso de cambio tecnológico, Tercera Revolución Industrial, aunque resulta muy artificial una denominación por decreto sin existencia de una perspectiva histórica, además de que no se debería denominar propiamente industrial a un fenómeno en el que se intercambian bienes intangibles, como la información, el conocimiento, la cultura, el entretenimiento y otros.
Otras revoluciones industriales
Más recientemente, tan cerca de nosotros como primeros de este mismo año de 2016, en la reunión del World Economic Forum en Davos, se ha puesto un inusitado esfuerzo por introducir e impulsar la denominación, Cuarta Revolución Industrial, lo cual es mucho más artificial aún. La intención es buena sin embargo, ya que se trata de conseguir un mayor y más rápido desarrollo de la nueva economía y una verdadera entrada mundial en la Era Digital. Es fundamental para todos un periodo de transición corto y que aplicaciones de todo tipo se produzcan masivamente en nuestras sociedades para bien de todos.
Hay, desde luego, fenómenos tecnológicos que pueden servir como cauces de grandes revoluciones en relación con, la creación de actividad económica, valor añadido y empleo, entre ellos los siguientes: a) IoE o Internet de las Cosas, los Servicios y la Personas; b) Smart Cities; c) Industria 4.0; d) I Cloud; e) Big Data.
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[1] La segunda estuvo además complementada por el automóvil, el transporte aéreo, las telecomunicaciones y el fuerte desarrollo de la industria química y otras industrias,. Fue una época gloriosa en términos de crecimiento, explotada con fuerza después de la Segunda Guerra Mundial, que será difícil que se repita. Hubo una superposición impresionante de innovaciones tecnológicas