Los filósofos presocráticos liberadores del “logos”

Es hacia los años 500 a. C. cuando Gebser habla del paso de la consciencia mítica a la racional. Justo la época de los filósofos presocráticos. Reconozco que es empezar muy atrás en el tiempo para hablar de ciencia y tecnología, pero lo creo necesario. La ciencia actual, por muy avanzada que nos parezca, surge con ese salto cualitativo de los griegos clásicos consistente en preguntarse por los mundos interno y externo del hombre, por razonar y argumentar y por indagar sobre cómo son las cosas en el Universo.

En los filósofos presocráticos se sitúa la aparición, o liberación, del “logos”, es decir, de la palabra reflexionada o razonada. Del razonamiento, del habla, del discurso, de la argumentación, del pensamiento, de la inteligencia y de la ciencia en suma, ya que todo ello significa el término “logos”, utilizado por primera vez, según parece, por Heráclito (535 a 484 a. C.).

Algunos autores consideran que tal liberación surgió en forma de salto cualitativo radical en los filósofos griegos presocráticos. Otros creen que fue un proceso largo que vino precedido de los avances en la astrología de los pueblos mesopotámicos, en la aritmética de los babilónicos y en la geometría de los egipcios. Puede ser una combinación de ambos fenómenos aunque los avances de los pueblos anteriores a los griegos parecen más de carácter artesanal, es decir aplicaciones prácticas surgidas del hacer y aprendidas de unos a otros a través de la observación y la repetición.

Hay un salto cualitativo, desde luego, en la capacidad del hombre griego para hacerse preguntas sobre su mundo y buscar a través de ellas el origen de lo que somos. Tales de Mileto, por ejemplo, al preguntarse sobre estas cuestiones, pensó que todo era materia y que procedíamos de ella. Pero cierto grado de consciencia existía previamente, ya que el hombre anterior, el del pensamiento mítico, e incluso el del simbólico, al creer que había dioses tras la fuerzas de la naturaleza y tras nuestras propias vidas, tenía ideas y se preguntaba por los fenómenos que veía a su alrededor.

Los filósofos jónicos de la Magna Grecia, nombre dado en la Antigüedad a las colonias griegas del sur de Italia, incluida Sicilia, fueron en cualquier caso fundamentales en ese desarrollo de la humanidad y hay quienes lo relacionan con el afán de enseñar a otros los avances conseguidos en la interpretación del mundo. A diferencia de los “chamanes” del pensamiento mítico que guardaban sus conocimientos y los rodeaban de ocultismo e “iniciación”, en la Magna Grecia y en otros lugares de Grecia florecieron las escuelas y los maestros. Uno de ellos, Pitágoras (582 a. C a 507 a. C.), nacido en la Isla de Samos (situada en el Mar Egeo, cerca de Asia Menor) pero trasladado a la colonia griega de Crotona (situada en la costa oriental de la actual Calabria, frente al Mar Jónico) fue uno de esos maestros y hay autores que lo consideran el verdadero creador de la ciencia al ser el padre de las matemáticas y al considerar que todo en nuestro mundo son números, geometría y matemáticas. Roger Penrose en su libro “El camino a la realidad”, el cual es pura matemática empleada para explicar toda la ciencia actual, hace una deliciosa referencia literaria, común a muchos de sus libros, a la búsqueda de la verdad de los personaje Am-tep y Amphos hasta llegar a la ciudad de Crotona y entrar en la fraternidad de Pitágoras y los pitagóricos.

Es curioso pero una mayoría de los personajes que crearon el pensamiento y la ciencia occidentales fueron viajeros impenitentes. Sorprende lo que se movieron alrededor del mundo entonces conocido los grandes filósofos griegos. Platón, Aristóteles, Pitágoras y otros, antes de establecerse definitivamente en algún sitio y crear sus escuelas, viajaron por Egipto, Mesopotamia, Magna Grecia y por muchas de las colonias griegas de la época, durante largos periodos de tiempo. A los 32 años, Platón, por ejemplo, emprendió un viaje de más de diez años que lo llevó a Egipto y otras partes de África, Italia y Magna Grecia. Posteriormente viajó a Sicilia y vivió en la ciudad de Siracusa. En su biografía pueden verse los sabios y personajes importantes que conoció y trató.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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