Las ferias comerciales medievales y la aparición de los mercados

En el post anterior se ha hablado de la importancia para el comienzo de la Revolución Industrial del uso del coque y de las mejoras en la fabricación del hierro. Pretendemos seguir hablando de otros fundamentos básicos de dicha revolución como el uso del vapor, la invención de la máquina de vapor y los avances diversos en la industria textil, entre otros. Previamente hemos creído conveniente hacer referencia a acontecimientos anteriores relacionados con la aparición del comercio local y la expansión de los mercados y la gran revolución agrícola que tuvo lugar en el mundo conocido de Asia, África y Europa entre los siglos VIII y XIII

(Continuación)

Se ha hablado en el post anterior del papel destacado del coque y de la mejora que su uso representó para la fabricación del hierro y posteriormente del acero. Dicha mejora permitió la fabricación de infinidad de nuevos productos metálicos, o de tipo industrial, como más tarde se les llamaría.

Los aperos de labranza fueron de los primeros productos que se mejoraron en los comienzos de la revolución industrial, con lo que la productividad agrícola aumentó de forma considerable. Con ello mejoró la alimentación de la población y apareció el fenómeno del beneficio y la acumulación de riqueza. Poco a poco se superó en lo relativo a las clases aldeanas dedicadas a la agricultura la fase de mera supervivencia y mera dependencia del señor feudal y surgió con fuerza el comercio y el intercambio local. Pronto, por otra parte, dicho intercambio se entrelazó con el comercio oceánico que había surgido con fuerza en siglos anteriores. De ello va a surgir el crecimiento económico y la mejora del nivel de vida de las personas, algo que no ocurrió de forma inmediata ni continuada pero que con el tiempo se ha transformado en lo que hemos conocido como desarrollo. Fenómeno por cierto, que tal como podemos comprobar en la actualidad en algunos países desarrollados, se detiene en ocasiones y puede, de hecho, invertirse y transformarse en decrecimiento y subdesarrollo..

Situándonos algunos siglos atrás en lo que se refiere a Inglaterra, habría que mencionar la aparición de las ferias rurales y con ellas el comercio y el intercambio de bienes, como una etapa previa de crecimiento económico, una etapa que podríamos denominar pre-industrial. Es difícil dar fechas exactas en estas cuestiones que han aparecido en nuestro mundo de forma natural y espontánea, pero parece que fue a partir de la conquista de Inglaterra por parte de los normandos cuando las ferias comenzaron a tener importancia y fueron sancionadas por las autoridades. Se supone que fue Guillermo I el Conquistador, el primer Rey Normando de Inglaterra desde 1066 hasta su muerte en 1087, el primero que otorgó una licencia al obispo de Winchester para organizar una “feria libre” anual. El término feria, que en inglés se transformé en “fair”, procede de la palabra en latín “feria”, la cual significa inicialmente, fiesta o vacación de tipo religioso.

En los primeros tiempos de las ferias medievales, dichas ferias solían estar muy unidas a la Iglesia y a sus representantes, siendo frecuente que se celebraran el día del santo o patrón de pueblos y ciudades y tuvieran lugar en el interior de ellos y cerca de las iglesias en que dichas figuras se veneraban. Más adelante, en el reinado de Eduardo I (1239-1307), se prohibió tal relación y las ferias pasaron a celebrarse en prados y espacios abiertos a las afueras de las ciudades. Lo cierto es, continuando con Inglaterra, que entre 1199 y 1483, todavía bastante lejos de la Revolución Industrial a la que nos estamos refiriendo, se autorizaron más de 2800 ferias, dando esto muestra de que el comercio fue el motor del crecimiento y del incremento del bienestar antes de que los hombres inventaran lo que posteriormente a la ocurrencia de los hechos se denominaría industria. El fenómeno a destacar en términos económicos de dicha época es la aparición de forma natural y espontánea, como ya hemos dicho, de los mercados, uno de los mecanismos básicos de nuestro mundo.

(Continúa en el post siguiente)

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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