La nueva racionalidad difundida por la Ilustración

Continuamos analizando la Ilustración poniendo énfasis en la nueva racionalidad humana que este movimiento europeo del siglo XVIII contribuyó a crear y sobre todo a difundir. El interés por la naturaleza y sus leyes, la atención a la ciencia y a la tecnología y la fuerte adscripción al materialismo, son algunos de los componentes de dicha racionalidad. Fue un movimiento muy intenso que revolucionó todas las ideas y conocimientos existentes en aquella época y que involucró a porcentajes elevados de las poblaciones de Escocia, Inglaterra y Francia, primeros países que entraron en ella.

Hay algo más que decidir en cuanto a la Ilustración y en cuanto a los cambios en la racionalidad humana que trajo consigo. Tiene que ver con la adscripción de los ilustrados al materialismo, con su no creencia en Dios y su ataque profundo a la Religión y a la Iglesia, con su crítica a todo lo establecido previamente, incluida la monarquía, la nobleza y el poder absoluto, y, sobre todo, con su fuerte admiración por la ciencia y, a parte iguales, por el racionalismo y el empirismo. Sus fuentes en términos de ideas son los padres de la ciencia moderna, como ya hemos dicho en posts anteriores, y hay una clara concatenación, a la que ya se ha hecho referencia también anteriormente, entre el Renacimiento, la Revolución Científica y la Ilustración.

El hombre a lo largo de esos movimientos se libera de miedos ancestrales, se hace más consciente de sí mismo y del mundo en el que habita, cree que puede explicar dicho mundo con la capacidad de su mente, considera que puede transformarlo y adecuarlo a sus necesidades con el uso de la técnica, sueña en conseguir el progreso y el bienestar de todos con la creación de riqueza que pronto va a poner en marcha y comienza a inventar nuevos sistemas de organización social y de producción a los que andando el tiempo se les llamará, democracia, capitalismo, mercantilismo, industria, economía y otros. La libertad personal, la democracia, la igualdad, la dignidad humana y los derechos inviolables de todos los hombres son los valores que defiende y difunde.

La Ilustración es la culminación de un proceso iniciado por italianos con el Renacimiento y las primeras aportaciones científicas de Galileo y otros grandes pensadores incluyendo los de otros países europeos como Copérnico y Kepler, pero como Ilustración propiamente dicha, movimiento científico e intelectual que en gran parte tiene que ver con la difusión de una nueva racionalidad, fue inicialmente algo movido por escoceses, británicos y franceses. Personalidades relevantes de todos esos países europeos se interrelacionaron unos con otros y se retroalimentaron entre ellos en términos de ideas. Decir Ilustración es decir debate, discusión pública o semipública de nuevas ideas, publicación de libros críticos y panfletos, también como publicación de libros científicos, fundación de instituciones de estudio e investigación, entre ellas la “Royal Society” en Inglaterra (que existía desde 1660), la “Sociedad Real de Edimburgo (fundada en 1783), la “Academia Real Irlandesa” (de 1782) y la “Academia Francesa” (fundada por el cardenal Richelieu en 1635), así como imaginación, creatividad en Innovación en todo tipo de áreas y materias.

Los salones en los que los ilustrados se reunían en el París de los años 1740 y siguientes, incluyendo el del Barón d’Holbach, animado durante años por el gran ilustrado y enciclopedista, Denis Diderot, es uno de los ejemplos más destacados de la labor de difusión de nuevos conocimientos y nuevas ideas que tuvo lugar en esa época en el caso particular de Francia.

Como dijo uno de los grandes ilustrados franceses, y enciclopedista como pronto veremos en este blog, Jean D’Alambert (1717 – 1783), la Ilustración «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». (Ver Ilustración )

(Continúa en el post que sigue)

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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