Nos adentramos en este post en el último libro de Ray Kurzweil dedicado a las posibilidades de crear máquinas verdaderamente inteligentes, o máquinas espirituales, sintientes o con consciencia. Su tesis es que dichas máquinas serán una realidad al final de los años 20 de este siglo y en línea con ello se dedica a argumentar sólidamente sus opiniones incluyendo en ellas sus interpretaciones y las de muchos otros científicos sobre el propio concepto de consciencia. Más que extenderse en excesivas disquisiciones sobre dicho concepto, sobre el que mencionando a algunos autores, indica que puede ser una ilusión, se acoge a algo similar al test de Turing para saber si una máquina es inteligente. Considera que un aspecto central del tema será que los robots de los años 30 de este siglo sean capaces de «convencer» a un humano de que son conscientes, cosa que, según él, ocurrirá sin ninguna duda..
El libro de Kurzweil que comentamos es más importante de lo que parece al hojearlo y de lo que se puede deducir de la lectura de artículo publicado en “The Futurist”, al que hicimos referencia en el post anterior. La impresión que pueden dar ambas actividades es que se trata de un nuevo libro de Inteligencia Artificial en el sentido más corriente del término, es decir, enfocado a hablar de ordenadores muy sofisticados y con mucha capacidad que ejecuten infinidad de operaciones y algoritmos a enormes velocidades y de software de todo tipo capaces de las más complicadas tareas.
El mundo está lleno hoy de Inteligencia Artificial concebida de esa forma y a menudo descubrimos la inferioridad de los humanos en comparación con las máquinas en multitud de tareas. ¡Cuánto me gustaría a mi por ejemplo, acercarme a las capacidades que tiene mi sistema de correo electrónico, tanto en cuanto a recopilación de mensajes, como en cuanto a su ordenamiento, a su almacenamiento bajo multitud de criterios, a buscar los que me interesen y a muchas otras cosas más, posibles para dicho sistema e imposibles para mi!.
Pero ese no es el tema fundamental de la Inteligencia Artificial, sobre todo cuando se concibe como Inteligencia Artificial Fuerte (“Strong AI”). Con esta orientación el objetivo es, utilizando la denominación que acuñó el propio Kurzweil en su segundo gran libro (“The Age of Spiritual Machines”, conseguir hacer máquinas “espirituales”, o dicho de otra forma, máquinas conscientes similares al hombre.
Kurzweil se refiere precisamente a esto último y al explicar cómo se puede enfocar hoy la construcción de máquinas o seres de ese tipo, utiliza sus habilidades como futurista y deja escrito con total precisión que entidades no biológicas capaces de “convencer” a los humanos de que tienen consciencia, emociones e ideas abstractas serán una realidad en 2029 y existirán rutinariamente en la década de los 2030.
Supera así con gran facilidad el punto muerto en el que están estancados muchos científicos y filósofos actuales en relación con la consciencia, la introspección, la identidad y más generalmente, el mundo de las ideas abstractas o “qualia”. Como se sabe ese es el último salto, o la última frontera en relación con el hombre, que nadie ha podido explicar hasta ahora y sobre lo que hay cada día más investigaciones, más conferencias, más autores y más publicaciones.
Dicho sea de paso, a mediados del siglo actual existirá una poderosa industria constructora de robots y de ciborgs, muchos de los cuales, como dice Kurzweil, parecerán personas y tendrán toda nuestra simpatía y respeto. No es extraño, por cierto, que en el mismo número de la revista “The Futurist” que comentamos se incluya junto al de Kurzweil un artículo relativo a la película de 1999, “The Bicentennial Man”, basada en la obra corta del mismo título publicada por Isaac Asimov (1920-1992) en 1976. Es la historia de un robot que evoluciona hasta hacerse un humano, renuncia a la inmortalidad y termina casándose con la nieta de su primer “dueño”.
Kurzweil, volviendo a nuestro hilo argumental, resuelve con gran facilidad el asunto de la consciencia (como algo de naturaleza distinta a la materia de la que proviene) utilizando dos teorías o concepciones de las que es autor y a las que ha dedicado mucha reflexión y atención: la “Ley de los Retornos Acelerados” (Law of Accelerating Returns (LOAR)) y la “Teoría de la Mente Basada en el Reconocimiento de Patrones” (Pattern Recognition Theory of Mind (PRTM)).
Son dos leyes, tesis o hipótesis, tratadas ampliamente en sus libros anteriores, pero que en el nuevo libro parecen adquirir una categoría superior y transformarse en leyes de gran calado capaces de explicar lo esencial que es necesario saber para construir una máquina sintiente.
Indica con claridad al principio de su libro que PRTM describe los algoritmos básicos que utiliza el neocórtex humano (región del cerero en la que se produce la percepción, la memoria y el pensamiento crítico, es decir, el cerebro racional) y considera que combinada con la LOAR, o ley de crecimiento exponencial de la tecnologías relacionadas con la información, hará posible una ingeniería del cerebro que aumente de forma destacada los poderes de la inteligencia humana.
Hay que recordar lo ya dicho en este blog en relación con la carrera como inventor de Kurzweil relacionada estrechamente con el reconocimiento de patrones en general y con el reconocimiento óptico de caracteres (Optical Character Recognition (OCR)) en particular. Asimismo es conveniente familiarizarse con sus explicaciones sobre el crecimiento acelerado de los retornos en muchas áreas tecnológicas pero especialmente en todas las relacionadas con las tecnologías de la información.
En todas sus obras anteriores se ha referido a esta ley la cual ha defendido contra viento y marea, y con éxito, por cierto, ante todas las críticas recibidas. La ha identificado en muchas dimensiones de las tecnologías de la información mencionadas y a través de los años las ha ido recopilando y actualizando. En el libro actual dedica el Capítulo 10 a este tema utilizando el atractivo título de “La ley de los retornos acelerados aplicada al cerebro”. Considera que todas las ciencias que se transforman en ciencias de la información se adaptan a estas leyes y menciona que la biología es una de las que más rápidamente se está transformando en una ciencia de la información.
Cuando muchos de sus críticos se han enfrentado a él señalando la imposibilidad de lo que anuncia, incluidos los plazos de ocurrencia de acontecimientos futuros, que parecen muy cortos, Kurzweil les ha contestado que desconocen la capacidad de transformación que suponen unas leyes de crecimiento exponencial de la tecnología. Insiste además mucho en que los hombres en la actualidad somos incapaces de entender y aceptar lo que se nos viene encima porque estamos acostumbrados a leyes de evolución lineales. Cree en este sentido que debemos aprender a movernos en un mundo de transformaciones tecnológicas exponenciales.
Ha identificado además, como bien sabemos, el concepto de Singularidad, al que fundamentalmente dedicó su libro “Singularity is Near”, como aquel momento en un futuro relativamente próximo en el tiempo en el que el hombre no podrá hacer frente con su naturaleza biológica actual a los cambios acelerados de la tecnología. Tendrá que transformarse entonces en un ser biónico y más precisamente en un ser posthumano.