La contribución de los etólogos y el concepto de «formalización»

De las cinco teorías de la aparición de la consciencia humana que hemos mencionado en posts anteriores siguiendo a Javier Monserrat, nos hemos referido ya a la tres primeras. Hay dos más que abordamos en el presente y en el post que lo seguirá. La primera tiene que ver con las aportaciones hechas por los etólogos, o especialistas en el estudio del comportamiento animal. Nos referimos a ella en lo que sigue, con el objetivo directo de definir el término, y el fenómeno con el que está relacionado, de formalización cerebral.

Resultado de imagen de Etología imágenesHay dos últimas interpretaciones sobre la naturaleza del psiquismo humano y su evolución a las que debemos prestar alguna atención. Se trata de la debida a los etólogos, o estudiosos del comportamiento animal, la cual es fácil de resumir aquí, y la de la teoría de la hiperformalización del filósofo español Xavier Zubiri (1898-1983), a la que tanta atención ha prestado nuestro autor de cabecera en los últimos posts, Javier Monserrat.

En cuanto a la evolución del cerebro de los animales y su comportamiento, es lógico que sea un terreno válido para la comprensión de la aparición de la consciencia en el hombre. Al fin y al cabo lo que los paleontólogos estudian a través de fósiles es la evolución de los homínidos, es decir, la evolución de animales que todavía no eran hombres en el sentido actual. Dichos homínidos estaban cerca de los animales de los que procedemos y tales animales, incluidos los más cercanos en nuestra filogenia, están todavía con nosotros. El cerebro de los animales, por otro lado, y en términos de evolución, es lógico que tenga una cierta similitud con el del hombre si creemos en la evolución darwiniana de las especies. El comportamiento de un animal tiene relación, a su vez, con su cerebro, aunque sólo sea en lo relativo a los comportamientos automáticos procedentes de sus sistemas cerebrales  equivalentes a los reptiliniano y límbico del hombre. Los expertos en comportamiento animal, o etólogos, en consecuencia, tienen algo que decir sobre la aparición de la racionalidad y la consciencia del hombre, o al menos, así lo han decidido los científicos y los psicólogos.

La etología se define como “la rama de la biología y la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales”, pareciéndonos a los no expertos que es un área de conocimientos ligada, casi exclusivamente, a la obra de Konrad Lorenz  (1903-1989) y sus colegas Karl R. von Frisch (1886-1982) y Niko Tinbergen (1907-1988).  Los tres recibieron conjuntamente el Premio Nobel de Medicina o Fisiología de 1973, lo cual constituyó una sorpresa mundial ya que los tres eran zoólogos y trabajaban sobre el comportamiento animal. Los miembros del Instituto Karolinska, institución encargada de otorgar tal premio, dieron como explicación que los trabajos de estos científicos contribuían a un mejor conocimientos del algunos aspectos de la Psiquiatría.

Cercana a la etología es la psicología comparada, dos disciplinas que se consideran hoy integradas. Para algunos la psicología comparada tiene como objeto el estudio de la actividad mental y la conductual de los animales no humanos, pero para otros no hay tal separación entre humano y animal y esta disciplina se debe aplicar a la comparación del comportamiento de las distintas especies, incluyendo a los humanos.

Los etólogos, no obstante, que han estudiado fenómenos animales como la agresividad, el apareamiento, la vida social y el comportamiento de los animales en relación con muchos otros componentes de su vida, establecen ciertas diferencias entre su disciplina y la psicología comparada. Niko Tinbergen en su libro de 1951, The study of instinct,  estableció cuatro preguntas o cuestiones que caracterizan a la etología: 1) Causas, relativa a la averiguación de las causas del comportamiento; 2) Desarrollo o evolución del comportamiento; 3) Evolutivo o identificación de las ventajas obtenidas por un animal de un determinado comportamiento a través de tiempo; y 4) Filogenético, o la aparición del comportamiento en la historia de la especie.

Hoy se ha avanzado mucho en la unión de estas y otras ciencias, o áreas de conocimiento, y lo biológico y, en particular lo neurológico, ha cobrado importancia en los últimos tiempos. El cerebro evoluciona en los animales, y por supuesto en el hombre, a través de procesos de complejificación neuronal destinados, como dice Javier Monserrat en su artículo, “La conexión fundamental de Zubiri con las ciencias humanas” (The Xavier Zubiri Review, Vol. 7, 2005, pp. 57-65),  “a hacerles sentir y percibir atentamente bajo el control de una subjetualidad psíquica la estructura física real de ese complejo mundo exterior en que se debe sobrevivir”.

Es decir, los animales para adaptarse a su  mundo y sobrevivir tienen que reproducir en su interior las estructuras complejas del mundo exterior, las cuales “perciben” por los sentidos y llegan a “sentir”, o hacer suyas. A eso es a lo que se ha llamado “formalización”. Un término al que con seguridad han contribuido los trabajos de Piaget, y su constructivismo, la Psicología del Gelstat y por supuesto  los avances diversos en materias como la física, la óptica, las ciencias de la computación y otras. La inteligencia, la subjetividad y la consciencia, que son dimensiones del pensamiento humano, comienzan, según lo dicho, por la “formalización” en el cerebro de los animales superiores, y del hombre, de su entorno, estructurado, diverso y complejo.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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