El racionalismo, la otra gran teoría filosófica europea

El filósofo francés René Descartes (1596-1650), que fue también un insigne matemático, enamorado de la Geometría, y físico, es una figura central del pensamiento occidental. Él y su obra constituyen un nudo o punto central a través del que se conecta la filosofía grecorromana y medieval con la filosofía y ciencia modernas. Bacon, con su empirismo, y Descartes, con su racionalismo, sentaron las bases epistemológicas del pensamiento moderno y formularon el método científico que todavía utilizamos, el cual, para no olvidarnos de nada, había sido forjado por Galileo y Kepler y precedido por aportaciones destacadas de pensadores diversos. Isaac Newton culminará ese proceso al combinar en su obra el empirismo inductivo de Bacon y el racionalismo matemático deductivo de Descartes. Todos ellos contribuyeron a dar a luz un nueva cosmogonía o cosmovisión de nuestro mundo: la cosmovisión moderna.

En honor al gran matemático y geómetra que fue Descartes hemos elegido como imagen la «Alegoría de la Geometría»

Mientras los ingleses se decantaban por esa forma de interpretar el mundo (el empirismo) y se preparaban para profundizar en ella, en la Europa Continental el gran filósofo francés René Descartes (1596-1650), treinta y seis años más joven que Galileo pero fallecido sólo ocho años más tarde que el italiano, a la edad de 53 años, creaba la otra gran teoría filosófica occidental, el “racionalismo”.

Esta corriente de pensamiento, o teoría filosófica, se opone al empirismo inglés y predica que es la razón la única que permite adquirir conocimientos. Sólo por medio de la razón es posible descubrir las verdades universales, las cuales son innatas en el hombre y no derivadas de la experiencia. Con esas verdades es posible adentrarse en la filosofía y en la ciencia y descubrir sus contenidos.

En una época de grandes dudas sobre lo divino y lo humano, en la que habían sucumbido las certezas antiguas de la mano de grandes descubrimientos y grandes nuevas interpretaciones sobre el mundo, en la que la razón humana comenzó a desgajarse de la Teología a la que había estado fuertemente unida durante la larga etapa medieval y en la que se extendió en Europa un fuerte excepticismo, Descartes se vió a sí mismo como un nuevo Aristóteles. Tuvo en ese sentido el claro afán de encontrar una nueva racionalidad, proporcionar un nuevo método para adquirir conocimientos y devolver la seguridad a las gentes en términos de ideas e interpretaciones sobre lo que somos y sobre lo que es nuestro mundo. Comenzó para ello con el establecimiento de la duda metódica sobre todo, incluyendo la realidad que percibimos y las interpretaciones deducidas de nuestros sentidos.

Creó un método simple y directo que difundió en sus destacadas publicaciones «Discurso del método, «Meditaciones metafísicas«, «Principios de filosofía» e, incluso en su última obra, publicada en 1649, «Las pasiones del alma» . Su labor dió lugar al «Cartesianismo«, movimiento intelectual de gran influencia en Europa durante un periodo largo de tiempo e inspirador de filósofos como Spinoza, Leibniz, Kant, el mismo Locke y personajes posteriores como Hegel.

Se preocupó también por el Universo y por el Sol, la Tierra y los planetas, como era normal en los pensadores de la época. Escribió su libro «El mundo» en el que intentaba explicar todos los fenómenso naturales en terminos de materia en movimiento. Libro cuyo contenido cambió al enterarse de la condena sufrida por Galileo en Roma. Visualizó el sistema solar como un conjunto de vórtices, uno de los cuales, de características gigantescas era el Sol, el cual arrastraba a la Tierra y a otros cuerpos celestes los cuales se movían en un fluido de enormes dimensiones. No fue una interpretación muy seguida pero Isaac Newton la conocía perfectamente y la estudio en sus años jóvenes.

“Cogito ergo sum”, o, “pienso luego existo”, es la expresión básica del racionalismo y parte de lo que lo hizo popular durante algún tiempo en Europa, a pesar de las muchas críticas que recibió de algunos altos personajes posteriores, también racionalistas, como Hobbes (1588-1679) (parcialmente racionalista y parcialmente empirista), Pierre de Fermat (1601-1665), Pascal (1623-1662), Spinoza (1632-1677) o Leibniz (1646-1716).

Decartes bebió en las fuentes clásicas, fundamentalmente en Platón y Aristóteles, pero también en otros filósofos griegos y romanos posteriores. A pesar de ello criticó la Escolástica tal como se enseñaba hasta entonces y abogó por una forma más simple, más resumida y más precisa de explicar las cosas con base en la geometría y en las matemáticas en general. Estaba en contra de la forma cómo los escolásticos y Tomás de Aquino, en particular, habían armonizado la razón con la revelación y, al igual que Bacon, rechazaba los silogismos aristotélicos-escolásticos.

Fue filósofo, matemático y físico y siguiendo el camino de Galileo y otros pensadores de la época se preocupó por igual de la filosofía y de la ciencia, auque, bien entendido, en una época en la que no había grandes diferencias entre las dos materias. La naturaleza y el mundo físico igual que la lógica, la ética y el hombre y sus sociedades, por decir algunos temas de reflexión, eran todas cuestiones similares. De todas ellas tenían que ocuparse la razón y la racionalidad humana. Descartes es considerado, curiosamente, por un lado como el padre de la Filosofía Moderna y por otro como un miembro importante de la Revolución Científica que entonces se gestaba.

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(1) Titulado en realidad, «Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias»,

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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