Últimas consideraciones sobre la desaceleración económica

Hace exactamente un mes que publiqué el anterior post en este blog. Siento que haya pasado tanto tiempo, principalmente por los que lo siguen de forma habitual. Todo se ha debido a mis ocupaciones con el final de los cursos on-line que imparto y a otras adicionales. La semana pasada en concreto estuve en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo participando en el curso, Previsión de tendencias sociales, políticas y electorales en las sociedades del siglo XXI, dirigido por José Félix Tezanos. Presenté el tema, Retos, Innovaciones, Desafíos.

Reanudo ahora mi labor continuando con el tema tratado en los últimos posts, relacionado con la desaceleración económica mundial y las dificultades de actuación de los gobiernos.

Deficiencias estructurales

Las cifras de empresas de todo tipo existentes en España recogidas al final del post anterior, dan muestra de fallos estructurales importantes en nuestro país. Para empezar, tenemos un número total de empresas reducido para nuestro tamaño. El número de empresas grandes es, asimismo, muy bajo, y el de microempresas, excesivamente elevado.

No es extraño, por tanto, el elevado desempleo, que es sin lugar a dudas un destacado problema estructural que se mantiene a lo largo del tiempo. Tenemos menos personas empleadas de lo que corresponde a una economía del volumen de la española, que no deja de ser la decimo tercera nación del mundo por PIB.

El desempleo español que en la actualidad es de cerca del 14 %, después de casi 5 años de un crecimiento notable del PIB, nunca ha bajado en los últimos 15 o 20 años del 8%.

El porcentaje de población activa sobre la población total es bastante bajo. En la actualidad es del orden de un 48 % mientras que en casos como el de Alemania dicho porcentaje se eleva a un 58 %.

Es verdad también que hay países como Francia con un porcentaje menor de población activa sobre población total (del orden de un 45%) y otros como los propios Estados Unidos con un porcentaje ligeramente superior (del orden del 50%) o el Reino Unido, ligeramente por encima del anterior (un 51%).

El crecimiento potencial

Puesto que el crecimiento se produce en principio incorporando más personas a los procesos productivos, o creando empleo en otras palabras, la conclusión que cualquiera podría sacar es que España tiene un importante crecimiento potencial. Pero no nos equivoquemos, no es así. El crecimiento es valor añadido, es decir, consecuencia de la incorporación de capital y mano de obra y si no se incorporan las dos cosas no hay crecimiento (1).

El crecimiento potencial baja con el decrecimiento general, es decir, si se pasan años sin invertir en procesos productivos, es lógico que bajen los dos, el crecimiento real y el crecimiento potencial. Lawrence Klein (1920-2013), el premio Nobel de Economía de 1980, padre de la Econometría moderna, y con el que he colaborado toda mi vida hasta su fallecimiento, nos enseñó que una forma de determinar el crecimiento potencial y predecirlo, empíricamente, era estimar una recta de regresión utilizando los puntos máximos de crecimiento de una economía. En los gráficos que siguen se puede ver el crecimiento del PIB de España desde 1996 y también el desempleo.

Fuente: Wikipedia, Economía de España


No es una serie histórica muy larga pero se puede ver una tendencia clara a bajos crecimientos solo mirando el máximo crecimiento de 1999 que fue de 5,3, el máximo de 2006 que fue 4,2 y el máximo en los últimos años que ha sido de 3,4, en 2015.

Desaceleración, o “enfriamiento”, económico mundial

Las diferencias son superiores si se consultan los datos de años anteriores. El máximo en el periodo 1971-1978 fue de 8,1 en 1972. El del periodo 1983-1992, tuvo lugar en 1987 con un 5,5. Y, finalmente, antes de la gran recesión, en el periodo de 1994 a 2007, se creció a un promedio anual de aproximadamente un 4,0 % con tres máximos en 1995, 2000 y 2006, de, respectivamente, 5,0 %, 5,3 % y 4,2 % (este último ya mencionado).

Si se consulta la serie histórica del PIB mundial se encuentra la misma tendencia de desaceleración, o “enfriamiento”, de la economía.  Por ejemplo, el PIB mundial creció 6,6 % en 1964; 6,5 en 1973; 5,2 en 1976; 4,5 en 1984; 4,6 en 1988; 4,39 en el 2000; 4,38 en el 2004; 4,21 en el 2007; y 4,28 en el 2010; para situarse después de la Gran Recesión en tasas que apenas llegan al 3 %. 

Lo mismo ocurre con los datos de crecimiento histórico del comercio mundial, como se ve en el gráfico siguiente: 

SI se hiciera regresiones lineales de los puntos de máximo crecimiento en tos los casos anteriores, la conclusión sería que el crecimiento potencial es bajo también. Por lo que es absurdo hacer consideraciones sobre dicho crecimiento.

Solo si se distingue entre “crecimiento potencial normal, o natural”, es decir, el embebido en los datos de la economía real, y “crecimiento potencial especial”, es decir, el que podemos «inventar», podría tener sentido hablar de este concepto de crecimiento posible por encima de lo que nos dicen las predicciones. Sobre ello haremos algunas consideraciones en el post siguiente.

Predicciones recientes del World Economic Forum

Y, finalmente, recogemos las diez predicciones para 2019 realizadas por WEF e enero del presente año:

  1. La economía estadounidense se mantendrá por encima de la tendencia
  2. El crecimiento de Europa se desacelerará aún más
  3. La recuperación de Japón seguirá siendo débil y su economía crecerá menos del 1 % en 2019
  4. La economía china seguirá desacelerándose
  5. El crecimiento de los mercados emergentes se desacelerará a 4,6 % en 2019
  6. Los mercados de materias primas podrían entran en otra montaña rusa en 2019
  7. Las tasas de inflación mundiales se mantendrán cercanas al 3,0 %
  8. La Fed aumentará las tasas, y algunos otros bancos centrales pueden seguir el ejemplo
  9. Durante gran parte de 2019 el dólar estadounidense se mantendrá en los niveles elevados actuales
  10. Los riesgos de cambios bruscos de política han aumentado, aunque probablemente no lo suficiente como para desencadenar una recesión en 2019

¡Menudo panorama, salvo por lo que se refiere a las predicciones 1 y 10!. Nada favorable para países como el nuestro con grandes desajustes estructurales como, el alto desempleo, la elevada deuda pública, problemas con la seguridad social y sus déficits, precariedad generalizada y pobreza y desigualdad en aumento, entre otros.

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(1) Por supuesto que se podría crecer incorporando solo mano de obra, pero esos sería hacer bajar la productividad y la eficiencia general del país.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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