Qué se puede hacer sobre el desempleo. Continuamos en este post considerando lo que cabría hacer con las situaciones inaceptables de nuestros días en términos de bien común. Nos hemos adentrado en el post anterior en la importancia del empleo y en la paradoja de ser la mano de obra un recurso ampliamente ocioso en nuestro país, del que no sabemos cómo sacar partido. Seguimos en éste insistiendo en ello, y nos preguntamos por las posibles actuaciones que resolvieran la paradoja de un recurso abundante, como indica la alta tasa de la población activa desempleada, y unas necesidades económicas de todo tipo muy elevadas.
(Imagen de arriba, golden gate highlands national park sudáfrica)
Importancia del empleo

El empleo generalizado es lo que puede hacer viable nuestro mundo, lo que da sentido a la vida y lo que consigue que la gente sea medianamente feliz. Es la mejor forma de distribuir la riqueza creada y no hay nada más humano que las familias reciban su paga a final de mes, y puedan, con ella, vivir, tener una vivienda, criar a los hijos, tener seguridad social y poder ahorrar para la vejez.
¿Qué pasa si nuestro sistema político, social y económico no es capaz de garantizar esas condiciones de vida para todos, o para todos menos los que voluntariamente se excluyan de ese mundo?
Y, sobre todo, ¿qué ocurrirá si, como estaba teniendo lugar en los últimos tiempos, un porcentaje alto de la población está por debajo del umbral de pobreza, hay muchas personas sin hogar, muchos jóvenes sin empleo y sin esperanza de futuro y gente pasando hambre? ¿Qué pasará si la desigualdad sigue aumentando por razones diversas inherentes al sistema? ¿Qué acontecimientos tendrán lugar si esa situación se alarga en el tiempo?
Tenemos, pues, que actuar y poner en marcha todo lo que se nos ocurra, sobre todo después de comprobar lo poco sólidas, y, de hecho, estériles en muchas ocasiones, que resultan ser la teoría económica y las políticas económicas tradicionales.
Actuaciones públicas y privadas
No solo tenemos en nuestros tiempos fuertes crisis generadoras de todo tipo de problemas, sino que las formas tradicionales de interpretarlos y actuar contra ellos, incluyendo las teorías, económica, social y política, hace tiempo que no funcionan.
De ahí se deduce mi propia disposición a intentar todo, incluso lo más simple e ingenuo.
Y pensando en actuaciones de importancia hay dos posibles áreas de iniciativas: la pública, en manos de los gobiernos, y la privada en manos de la Sociedad Civil, o Sociedad Activa. Personalmente me adhiero a la segunda denominación, siguiendo a Amitai Etzioni (nacido en 1929), mi sociólogo de cabecera desde hace muchos años.
A las posibles actuaciones del Gobierno relacionadas con la mano de obra ociosa, con las necesidades insatisfechas y con el capital mal utilizado, no les presto mucha atención. Propuestas así, sin más, a una sociedad y a unos gobiernos que se supone están buscando continuamente fórmulas para activar la economía y resolver todos los desequilibrios, no tienen ningún sentido. Todos los españoles tendrán propuestas similares y el Gobierno, en principio, hay que pensar, las conoce todas.
Ideas de actuación formuladas a voleo
Mi amigo, al que cité en el post anterior, habla de un Plan Nacional de Rehabilitación de Viviendas, de crear un nuevo INI o de buscar un personaje como el militar y político de la época de Franco, Juan Antonio Suanzes (1891-1977). A mí, me parecen, por un lado, ingenuidades extremas, y, por otro, ideas que no hay que echar en saco roto en una época en la que no sabemos qué hacer con el alto desempleo.
Y, además, una cosa en cuanto a actuaciones es, decirles a los políticos lo que tienen que hacer, y otra cosa pensar en términos de la sociedad en su conjunto y del papel de la iniciativa privada. En esta segunda posibilidad hay más margen para la especulación seria sobre potenciales actividades.
Como Hernán Cortés en la Nueva España o los pioneros norteamericanos algo más arriba
Si el sistema o los gobiernos no resuelven las cosas, hay un momento en el que cabe preguntarse si no nos las podemos arreglar nosotros solos, la Sociedad Civil, para resolverlas. Si alguien cree que la mano de obra ociosa es un recurso bueno para crear actividad económica por qué no hace uso de él.
Los casos del título de este apartado son un poco especiales, ya que el primero se hizo uso de la fuerza y la astucia para conquistar un imperio en el que ya había actividad y riqueza, y, en el segundo, se optó por las actividades más antiguas del hombre para sobrevivir, la caza, la recogida de frutos naturales y la agricultura. Los menciono porque en ninguno de los dos hubo gobiernos salvadores, y, de hecho, las naves que podían conectarlos con ellos fueron quemadas o abandonadas.
Pero sin llegar a tales hechos históricos, lo cierto es que en nuestros días hay multitud de ejemplos parecidos que se nos olvidan con frecuencia. Qué hay detrás de Deliveroo o Glovo sino emprendedores ingeniosos que se dan cuenta de la necesidad de acercar comida y otros productos a las personas que los necesitan y mano de obra ociosa que está dispuesta a llevarlos.
Qué son Uber y Cabify sino iniciativas personales puestas en práctica con poco dinero que cubren las necesidades de transporte de la gente con personas ociosas que están dispuestas a transportarlas con sus propios vehículos.
O, qué son, en definitiva, Amazon, Alibaba y otros negocios globales con apoyo en personas dispuestas a entregar sus productos. Algunas de las cuales, por cierto, se han comprado sus propios vehículos y están hasta creando flotillas.
Economía circular social
Los anteriores son ejemplos, todos, de la iniciativa personal y del hecho de que recursos y necesidades pueden interconectarse para crear actividad económica. Cosa en lo que sí tiene razón mi amigo, al que tanto me estoy refiriendo. No la tiene en lo de desubicar el dinero mal empleado de la noche a la mañana. Y mucho menos, desde luego, en esperar que el Gobierno ponga en marcha los planes que le digamos los ciudadanos. Sobre todo, si son lugares comunes, conocidos por todos, y, para empezar, por el propio Gobierno.

Gran parte de la actividad privada surgirá de lo que yo llamo “economía circular social”, para distinguirla de la “economía circular”, sin más. Esta última, como sabemos, tiene una orientación medioambiental y de eliminación o reciclaje del desperdicio.
Otra parte puede venir de la mano de la digitalización, una nueva etapa de evolución económica en la que también estamos entrando tarde.
Personalmente, por tanto, creo en los hombres aislados, o agrupados, buscando soluciones a sus problemas. Creo, también, que existen posibilidades de generar actividad económica en circunstancias tan adversas como las actuales.
Estamos, de hecho, insisto en ello, en los prolegómenos de una nueva revolución industrial, la IV, en las que las oportunidades son inmensas. Con tal, eso sí, de que la entendamos, adquiramos los conocimientos adecuados y nos adaptemos a ella.
En los posts que siguen trataremos de desarrollar lo que entendemos por, “economía circular social”, en la base de la cual está, el vivir todos prestándonos servicios unos a otros.
Entraremos también en la actual revolución tecnológica y en la que viene a gran velocidad basada en la biotecnología.