Posibles actuaciones

En el presente post comenzamos a describir algo de lo que cabe hacer sobre la Economía, particularmente en España. Anunciamos el empleo de actuaciones no convencionales a la vista de las pocas posibilidades de utilización de las actuaciones tradicionales. Mencionamos datos positivos recientes y predicciones muy negativas y en linea con una desaceleración generalizada, publicadas también en las últimas semanas. Hacemos referencia al nuevo Plan de Estabilidad Económica enviado por el Gobierno a Bruselas. Nos quedamos a las puertas de hacer consideraciones sobre las actuaciones posibles, las cuales serán, como decimos, de tipo no convencional.

(Imagen de arriba tomadaa de Coursera, Universidad Autónoma de Barcelona, https://www.coursera.org/learn/democracia )

Hay muchas cosas que hacer y muy pocos puestos de trabajo para hacerlas

El tema del posible estancamiento secular y de las dificultades de actuación sobre la economía que venimos tratando en los recientes posts, está en el ambiente y ha sido considerado en múltiples foros en los últimos tiempos. El próximo jueves, día 9 de mayo, sin ir más lejos, se anuncia una importante conferencia en la Fundación Rafael del Pino con la misma temática. Será impartida por el bien conocido economista alemán Juergen B. Donges (Nacido en Sevilla en 1940) y llevará por título, “DESACELERACIÓN ENTRE PROFUNDOS CAMBIOS ESTRUCTURALES: ¿CÓMO RESPONDER DESDE LA POLÍTICA?”.

Asistiremos a ella e informaremos en este blog, aprovechando entonces para hacer nuestras aportaciones finales en cuanto a lo que cabe hacer sobre la economía española.

Adelantamos, en cualquier caso, una de las paradojas de nuestros días: “hay muchas cosas que hacer en el mundo pero muy pocas empresas para hacerlas y, como consecuencia, muy pocos puestos de trabajo formales dedicados a ellas”. La economía como actividad es el conjunto de procesos relacionados con la producción de bienes y servicios, su intercambio y su utilización y consumo. Históricamente ha consistido en la incorporación de capital y mano de obra para generar actividad y flujo de dinero a través de lo que vivimos todos. Cuando el flujo es caudaloso y la velocidad de intercambio de dinero es elevada, el crecimiento aumenta, el desempleo disminuye y el nivel de vida mejora.

El nuevo Plan de Estabilidad Económica

Venimos hablando en los últimos posts de un posible estancamiento secular de la economía mundial con especial impacto en los países desarrollados. En tal fenómeno coinciden muchos informes económicos de las más importantes instituciones mundiales. Nosotros lo venimos utilizando en este blog  como conjetura, aconsejando la actuación con antelación para evitar males mayores, especialmente en un país como el nuestro con fuerte desempleo, desequilibrios públicos de cierta importancia, pobreza y desigualdad.

Para mejorar esa situación el martes de la semana pasada, como se sabe, el Gobierno envió a Bruselas un Plan de Estabilidad Económica para el periodo 2019 2022. Las posibilidades de cumplimiento de lo que en  él se incluye son bastante escasas sin una subida importante de los impuestos directos e indirectos. Y sin subida, por más que se diga, a la sufrida clase media española, hoy desaparecida o en trance de desaparición.

Es difícil quedarse con una sola cifra, ya que en la prensa especializada se barajan varias. De unas necesidades de ingreso público adicionales de 26.000 Euros para este año a unas de 95.000 Euros en los cuatro años del plan.

Ayer mismo hemos conocido que antes de estudiar con detalle el Plan de Estabilidad, Bruselas insiste en el no cumplimiento del déficit público actualmente prometido. Algunas noticias procedentes de dicha ciudad, además, indican que el nuevo Plan incurrirá en aumentos adicionales del déficit sobre la situación actual. Contradiciendo en ese sentido las cuentas del Plan en cuestión.

Datos positivos recientes

Al mismo tiempo, hay noticias contradictorias en cuanto a la marcha de la Economía en nuestro país. De acuerdo con los resultados macroeconómicos publicados sobre el primer trimestre del presente año, el crecimiento ha sido de un 0,7 %, el cual, si se mantuviera, significaría un crecimiento anual del 2,4 %, inferior al 2,6 % con el que hemos cerrado 2018 pero no muy malo a la vista de como están las cosas. La inflación, por otra parte, está en el 1,5 %, situándose así en un nivel adecuado para la posible subida de los tipos de interés.  

Como algo muy destacado, se ha anunciado que el número de los afiliados a la Seguridad Social se sitúa en la actualidad por encima de los 19 millones, igualando ya, casi, el nivel de afiliación de 2008.

Predicciones de carácter negativo

Por el lado negativo, y dicho sea de paso, el economista y catedrático de la Universidad Ramón Llull, Santiago Niño-Becerra, que nos sorprendió a todos en 2009, especialmente a los dedicados a la predicción económica, con su libro El crash de 2010, nos vuelve a advertir ahora de que nos irá muy mal en los próximos años. Su nuevo libro, El crash.Tercera fase (marzo de 2019), indica la entrada, justo ahora, en la tercera fase de la crisis, la cual se extenderá hasta 2023. En países como el nuestro lo pasaremos mal, según este destacado autor, con grandes problemas por el lado del desempleo y la precariedad, dificultades para mantener las pensiones en su nivel actual y elevados desequilibrios macroeconómicos, especialmente en cuanto a la deuda pública.

Parece dar por hecho la desaceleración de la que venimos hablando, la cual continuará después de 2023. Prevé para entonces una cierta estabilidad macroeconómica  pero unas condiciones de vida muy deficientes con un desempleo muy elevado y una precariedad extrema en grandes porcentajes de la población. Utiliza el trébol de tres hojas para indicar que una parte reducida, quizás un 10% o algo más, vivirá bien, un porcentaje elevado vivirá precariamente y otro, también considerable, tendrá que vivir sencillamente de la asistencia pública.  Anuncia la necesidad de tener para entonces una renta mínima universal de subsistencia para un número muy elevado de personas.

Insiste en ese sentido en lo ya anunciado en muchas ocasiones en cuanto a una economía sin empleo. Algo sobre lo que diremos algo más adelante, especialmente en relación con el autoempleo generalizado al que nos encaminamos.

Un resumen provisional

En resumen, y como hemos indicado en el post anterior, las políticas de actuación actuales sobre la economía, abocada a un estancamiento secular, son muy pocas y difíciles de implementar.

Desde el lado de las políticas públicas ya se han visto las dificultades para las de tipo monetario y las de tipo fiscal, y desde el lado de la iniciativa privada se ha hablado de por lo menos cuatro vientos en contra en un país como el nuestro: 1) falta clara de oportunidades de inversión, fundamentalmente por no existencia de las revoluciones tecnológicas intensivas en capital y mano de obra de otras épocas; 2) bajo consumo por la austeridad dominante, la precariedad del trabajo, los bajos salarios, el elevado desempleo y el endeudamiento reciente de las familias; 3) bajo aumento de la productividad y dificultades para competir internacionalmente; y 4) una economía financiera en ascenso que, cuando poco, retira capital de las actividades de producción de bienes y servicios.

Políticas convencionales y actuaciones no convencionales

Lo anterior tiene que ver, principalmente, con las políticas de actuación convencionales, es decir, las practicadas en el mundo desde el fuerte crecimiento de la época dorada de la economía occidental de después de la segunda guerra mundial. El keynesianismo tuvo mucho que ver con ello hasta finales de los años 70 del siglo pasado y posteriormente el neoliberalismo adoptado en los 80, vigente, por lo menos, hasta el comienzo de la crisis del 2007/2008/2009.

Lo ocurrido desde entonces en términos de políticas públicas ha sido en gran manera dar palos de ciego, y la etapa de cierto crecimiento (años 2015,2016, 2017 y 2018), según Niño-Becerra y otros autores, se ha conseguido con puro dopaje de la economía a través de fondos del BCE que posee ahora mismo del orden de un cuarto de billón de Euros de deuda española.

La crisis terminará según este autor con un cambio de modelo económico. A eso nos referiremos en los próximos posts. Nos quedará como refugio en dicho modelo, otras actuaciones, principalmente privadas, siempre posibles. Serán en gran manera actuaciones no convencionales.

Utilizaremos como referencia varios textos recientes, especialmente el del premio Nobel de Economía de 2006, Edmund Phelps (Nacido en 1933) , Una prosperidad inaudita (RBA 2013). También el de David Bornstein (Nacido en 1974) de hace unos años, Cómo cambiar el mundo (Debate 2005) y otros.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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