Volvemos a este blog después de unos meses para seguir analizando algunos aspectos muy concretos del desarrollo de la ciencia y la tecnología a lo largo de la historia. En los últimos posts nos habíamos detenido en el planteamiento científico del electromagnetismo, la formulación de las leyes de los campos electromagnéticos y la generación por primera vez de ondas electromagnéticas. En el presente comenzamos a considerar las aplicaciones y desarrollo prácticos tanto de la electricidad propiamente dicha como del electromagnetismo. Lo hacemos con una referencia breve a grandes personajes del siglo XIX responsables de muchas de dichas aplicaciones prácticas

El siglo XIX en su conjunto puede ser considerado, entre muchas otras cosas, como el siglo de la Electricidad y el Electromagnetismo. En el año 1800 el italiano Alessandro Volta (1745-1827) desarrolló e introdujo la pila eléctrica y en 1901 otro italiano, Guglielmo Marconi (1874-1937), llevó a cabo la primera transmisión sin hilos de una palabra a través del Atlántico norte.
El primer invento forma parte de la historia de la Electricidad y fue, de hecho, el comienzo de la aplicación práctica y generalizada de esta tecnología, mientras que el segundo forma parte ya del Electromagnetismo o interrelación estrecha entre la electricidad y el magnetismo.
Entre esas dos fechas se produjeron avances científicos y tecnológicos que impresionan hoy por su diversidad, su novedad y su impacto en la sociedad. Su análisis puede dividirse en realizaciones del hombre tales como: los orígenes; las explicaciones científicas y sus fundamentos; el telégrafo; el teléfono; la telegrafía sin hilos y la industria eléctrica, la electrificación del mundo y el uso masivo del motor eléctrico. A lo último, que hay que situar entre 1973 y 1985 de una forma muy precisa y de 1970 a principios de la Primera Guerra Mundial (1914) de una forma más general, es a lo que propiamente hay que denominar Segunda Revolución Industrial. Se relaciona dicha revolución con el uso masivo de los generadores de electricidad y de los motores eléctricos. Algo equivalente a lo que fue la máquina de vapor en la Revolución Industrial .
En los posts inmediatamente anteriores se ha hecho un recorrido por los principios de esta revolución y por los planteamientos científicos iniciales de la mano de personajes como Michael Faraday (1791-1867), James Clerk Maxwell (1831-1879), Heinrich Rudolf Hertz (1857-1894) y William Thomson, primer barón Kelvin (1824-1907): En posts bastante anteriores, por otra parte, se ha recorrido la historia del telégrafo y de sus creadores, William Fothergill Cooke (1806-1879), y Charles Wheatstone (1802-1875), por lo que se refiere a Inglaterra, y Samuel Morse (1791 –1872), Joseph Henry (1797 – 1878) y Alfred Lewis Vail (1807-1859), por lo que se refiere a los Estados Unidos. Asimismo se ha estudiado el caso del teléfono, con detalladas referencias a Alexander Graham Bell (1847-1922), Elisha Gray (1835-1901), Antonio Meucci (1808-1889), Thomas Alva Edison (1847-1931), Theodore N. Vail (1845–1920), primo de Alfred Vail y un gran presidente de AT&T en sus primeros años, y, por supuesto, a Gardiner Greene Hubbard (1822 –1897), notable abogado y financiero, suegro de Alexander Bell, y artífice en gran manera del éxito del teléfono y de AT&T.
En todo lo realizado en este terreno y en este blog en general, nos ha interesado, y nos interesa, mucho más que la historia en sí de los acontecimientos científicos y tecnológicos revisados, para lo que se pueden consultar otras fuentes, la evolución de la mente humana descubriendo la naturaleza de nuestro mundo y formulando sus leyes, las nuevas interpretaciones y concepciones de la humanidad sobre este mundo consecuencia de los nuevos descubrimientos, las innovaciones tecnológicas y la transformación del mundo que llevan consigo, y los impactos sociales de todo tipo que producen.