Otras causas. La lista de causas del alto desempleo estructural español, sobre la que venimos trabajando, comienza a ser larga. Tal fenómeno nos es una buena cosa, ya que se trata de sugerir actuaciones precisas y urgentes, y una cosa se opone a la otra. Sobre el conjunto de causas se supone que la sociedad y sus instituciones está actuando continuamente y poco se puede hacer y decir. Solo si reducimos las actuaciones a una serie limitada de causas importantes, y solo si encontramos nuevas y válidas medidas, merecerá la pena nuestro esfuerzo de análisis.
En este post seguimos hablando de causas propuestas por no economistas, la cuales, sin embargo, merecen ser analizadas. Los periodistas hacen una importante labor en este sentido al recoger la opinión de expertos y recopilar y analizar estudios e investigaciones diversos. También la hacen profesionales e investigadores de otras disciplinas, a los cuales es probable que les falten conocimientos técnicos, pero no dejan de conocer y sufrir la realidad y no dejan de hacer propuestas interesantes.
(Imagen de arriba, kogelberg nature reserve, Sudáfrica)
El personal ocioso como fuente de actividad y riqueza
Seguimos buscando las causas del alto desempleo estructural de nuestro país utilizando, de momento, las explicaciones dadas por personas diversas, quizás no economistas, con experiencia en el tema.
Volvemos a referirnos ahora al caso ya mencionado en un post anterior del amigo personal del que esto escribe, catedrático jubilado de Sociología, que lleva años trabajando en un modelo global destinado a eliminar el desempleo y la pobreza.
Aparte de sugerir la aceptación de un sistema de valores generales en el que todos debemos estar de acuerdo y utilizarlos como objetivos formales para nuestras actuaciones económicas, sociales y políticas, considera que el alto desempleo deberíamos verlo como la existencia de un recurso ocioso (personas dispuestas a trabajar) que puede ser fuente de actividad y riqueza.
Lo vemos a diario en múltiples negocios, a los que ya nos hemos referido. Deliveroo, Glovo y todos los demás, que no son otra cosa que negocios montados a partir de la existencia de mano de obra ociosa. Lo mismo se puede decir de pequeños servicios artesanales de albañilería, fontanería y otros, que están construidos sobre la base de utilizar personal inmigrante.
Todos conocemos muchos de estos casos, pero, por mi parte, me he encontrado con polacos, rumanos y trabajadores de otras nacionalidades, que me han dicho: “mire usted, yo llevo 25 años en España arreglando tejados, limpiando canalones y haciendo albañilería diversa y nunca me ha faltado trabajo”, y añaden: “estoy asociado con un español que busca trabajo y yo lo hago”. Hablando con el español, una persona amable e inteligente, me confirma que la relación es estrecha y que el “negocio” funciona
Mi amigo tiene razón, por tanto, en cuanto a que el personal ocioso puede ser fuente de riqueza.
Otras causas. Profesiones, formas de vida y organización administrativa
El caso inverso sería, en este sentido, los miles de puestos de trabajo sin cubrir existentes en sectores tecnológicamente avanzados de nuestro país, por falta de personal cualificado.
Surgen de estos ejemplos tres nuevas posibles causas de nuestro desempleo estructural: 1) la falta de iniciativa y capacidad de emprendimiento para crear actividades que usen al personal ocioso; 2) la falta de dinamismo en los desempleados mismos para “buscarse la vida”; y 3) la falta de cualificación en nuestra gran nube de desempleados.
Podríamos añadir aquí otras dos causas muy conocidas entre nosotros: a) el oficio de los desempleados, que algunos mantienen a rajatabla, y seguramente con razón: “yo soy administrativo, no soy albañil”; y b) la poca flexibilidad existente en España para trasladarse a trabajar fuera de su pueblo o ciudad, entre otras cosas, se dice, por tender todos en el país a tener una vivienda propia. Aparte, claro está, de las limitaciones a dicha movilidad que cada vez impone más nuestro sistema de Comunidades Autónomas.
Aunque, en honor a la verdad, hay que decir que la movilidad entre trabajos es cada vez más elevada, como hemos visto recientemente en actividades de recogida de fruta y trabajo en el campo, a las que han acudido hasta graduados y licenciados universitarios. La necesidad obliga a ello, por desgracia.
Se podría añadir también aquí la ineficiencia de nuestro sistema público de recolocación o búsqueda de empleo. En un buen reportaje del suplemento “Ideas” de El País de este domingo (1 de noviembre de 2020), al que volveremos, dicha ineficiencia es citada como la quinta gran causa del elevado y continuado desempleo español.
El reportaje de El País
El reportaje en cuestión viene firmado por Manuel V. Gómez y agrupa las causas a las que nosotros nos estamos refiriendo en cinco grandes apartados: el poco empleo existente en España en términos generales; el trabajo de poca calidad dominante que permite a las empresas prescindir de la mano de obra a las primeras de cambio; las revoluciones tecnológicas que con frecuencia eliminan personal; el modelo productivo de baja productividad y cada vez más reducido sector industrial; y el ya mencionado de ineficiencia pública en la colocación del personal sin trabajo
Todo y todos somos la causa del alto desempleo estructural
Continuando con la labor importante que hacen los periodistas, cabría mencionar aquí también, el trabajo de hace unos años realizado por el periodista Javier Cuartas para El Faro de Vigo, que puede encontrase en dicha publicación: “Veintiuna causas que agravan el paro español”. Se listaban las siguientes:
1 – Empleo de escasa solidez
2.- Volatilidad
3 – Crecimiento demográfico y de la población activa
4 – Efecto matemático perverso
5 – «Burbuja» inmobiliaria
6 – Vivienda en propiedad
7 – Reestructuración sectorial
8 – Estacionalidad y «mal holandés“, relacionado especialmente con el turismo
9 – Peso industrial.
10 – Innovación, tecnología y patentes

11 – Cualificación productiva
12 – Capacidad exportadora
13 – Tamaño de las empresas
14 – Devaluación interna
15 – Estructura financiera de las empresas y bancarización
16 – Plazos de demora en los pagos
18 – Política fiscal destructora de empleo
19 – Fracaso escolar y disfunción formativa
20 – Formación profesional y formación interna
21 – Economía sumergida y corrupción
Un trabajo encomiable, por cierto, pero de poco valor científico y de poca utilidad. Hablar de una cifra tan elevada de causas va en contra del principio de parsimonia o de la navaja de Ockham, ya que es lo mismo que decir que todo lo que somos produce nuestro desempleo estructural. Lo cual ya lo sabíamos de antemano.
Es importante reducir las causas anteriores a un número más reducido, ya que, por motivos econométricos, debemos esperar que cuatro o cinco de las que se mencionan expliquen el 80 o el 90 % de nuestro desempleo estructural.
Sólo así podríamos actuar de verdad sobre ellas para tratar de solucionarlo.