Olvidar el Capitalismo (I) Dedicamos este nuevo post a introducir una idea algo extraña: la posibilidad de olvidarnos de la palabra “capitalismo” y de expresiones con ella relacionadas descriptivas de la organización y el sistema de funcionamiento del mundo en el que vivimos. Es una simple reacción a los ingentes problemas que tenemos a la hora de enfrentarnos a cambiar o reformar dicho sistema de funcionamiento económico y social. Cuando existen tantos problemas, tantas interpretaciones y tantas propuestas de soluciones sobre algo, lo mejor es trascenderlo e ir más allá de la situación en la que se esté, buscando nuevas organizaciones y nuevas denominaciones. Una frase de Einstein apoya ligeramente lo que pretendemos: “El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar”.
Al eliminar la palabra capitalismo y sus asociadas pretendemos comenzar a pensar sobre nuestro mundo de una nueva forma.
(Imagen de arriba: Islas Azores)
Obsolescencia de la palabra capitalismo
Al capitalismo nos estamos refiriendo muchos en los últimos tiempos con términos como, salvarlo, reformarlo, mejorarlo, reinventarlo, reinicializarlo, reimaginarlo, nuevo capitalismo y otros, así como “capitalismo, next generation” que es el título del último libro de mi gran amigo Ramón Casilda. Yo mismo he escrito en posts anteriores de este blog sobre dichos términos y sobre los libros y autores que los han utilizado.

Menos, que yo sepa, nos hemos referido todos a lo que creo sería conveniente: olvidarnos de la palabra “capitalismo” y de expresiones como “sistema capitalista”, “sociedad capitalista” y otras similares.
Mi sugerencia es eliminarlas del lenguaje diario sin cambiar nada más, adoptando otras expresiones para referirnos a la organización económica, social y política de nuestras sociedades. Más adelante hablaremos de alternativas, las cuales existen y han sido propuestas en fechas no muy lejanas. A la memoria me vienen las de Economía Social de Mercado, Ordoliberalismo (interpretada también como una escuela de pensamiento) o, incluso, denominaciones más antiguas como feudalismo, mercantilismo, fisiocracia y otras.
Todas ellas se han ido quedando atrás porque el mundo al que hacían referencia había cambiado. Es lo que yo creo está ocurriendo en la actualidad. Las palabras y expresiones relacionadas con capitalismo empiezan a estar anticuadas y, de hecho, no representan bien los sistemas organizativos en los que vivimos, además de tener más cargas negativas que positivas. Para empezar, y como sabemos, son palabras y expresiones introducidas, o potenciadas, por Karl Marx (1818-1883) y los marxistas con intenciones un tanto aviesas.
Cuando hay tantas cosas por hacer en términos de reformas y mejoras en algo como el capitalismo lo mejor es trascenderlo, ir más allá del mundo al que ha representado durante casi tres siglos ya y organizarnos y entendernos utilizando otras denominaciones y concepciones.
Origen y significados de la palabra capital
Las palabras originales “capital” y “capitalista” son antiguas y proceden del término latino capitalis, el cual a su vez se deriva de caput, teniendo que ver los dos con cabeza o parte principal del cuerpo del hombre, que es la que manda. Capital, a su vez, se utilizó para designar a las grandes ciudades en las que supuestamente radicaba el mando y el poder. Y, con menos claridad en cuanto a los motivos, aunque puede unirse a los mismos elementos, se usó pronto para designar al conjunto de bienes que tiene un individuo o una empresa[1].
Más lógico y más claro parece el uso del término “capitalista” para designar al hombre de las grandes ciudades que hizo dinero en los siglos XII y XIII europeos con la gran actividad económica generada por los imperios marítimos y comerciales, veneciano, genovés y otros, en plena Edad Media. Mucho más cuanto que tales personajes acumulaban dinero para prestarlo a otros con la intención de crear empresas e iniciar negocios. Como luego diremos, el capitalismo tiene mucho que ver con la acumulación constante de capital.
Menos directa es la introducción y difusión del término “capitalismo” –muy posterior en el tiempo– el cual según, E.J. Hobsbawm (1917-2012) en su obra, La era del Capital, 1848-1875, es en esos años de mitad del siglo XIX cuando tiene lugar tal fenómeno[2]. Fechas muy paralelas, por cierto, a la propia vida activa del mencionado Karl Marx. En dicho término se recoge la idea de acumulación, es decir, la incorporación al presente de las ganancias obtenidas en épocas anteriores, un elemento fundamental del capitalismo.
Adam Smith (1723-1790), padre de la economía moderna y para algunos, padre también del capitalismo, no utilizó el término en absoluto en su libro fundamental, Investigación de la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, publicado por primera vez en 1776.
El capitalismo en la historia
Por simple extensión y simplificación, el capitalismo como denominación se ha aplicado a todo el proceso de cambio radical que se produjo en Occidente a partir de la I Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII y a las grandes transformaciones de los siglos XIX y XX. Hoy, trascurrida ya una quinta parte del siglo XXI, seguimos denominando así a nuestro sistema. Algunos autores hablan de cinco siglos, pero yo distingo entre el uso de las palabras “capital” y “capitalista” y la popularización de la voz “capitalismo”, la cual, como hemos dicho es posterior.
El economista Santiago Niño-Becerra (nacido en 1951) en su último libro, Capitalismo (1679-2065): Una aproximación al sistema económico que ha producido más prosperidad y desigualdad en el mundo, de septiembre de 2020 (Ariel), establece la fecha muy concreta de 1820 como aparición de la palabra capitalismo, pero luego se refiere a las prácticas ya capitalistas de siglos anteriores como el colonialismo o la creación de las primeras sociedades por acciones en 1599. Nos recuerda también la relación entre capitalismo y burguesía y cómo ambas surgieron para limitar el poder absoluto de los monarcas.
Aunque solo sean tres siglos, se trata de un periodo largo de tiempo sobre el que los hombres hemos publicado miles de libros, artículos e informes y sobre el que hemos hecho, probablemente, millones de estudios y dado muchas más explicaciones. Sorprendiendo bastante la acumulación de revisiones sobre el tema llevadas a cabo en los últimos tres o cuatro años.
Hemos estudiado a algunos de los historiadores y analistas del capitalismo desde Fernand Braudel (1902-1985) a Arnold Toynbee (1889-1975), el propio John Kenneth Galbraith (1908-2006) o Friedrich Hayek (1899-1992), así como a Immanuel M. Wallerstein (1930-2019) y, por supuesto, a Karl Marx. Además de algunos libros recientes como los del francés Michel Beaud (nacido en 1935), Jürgen Kocka (nacido en 1941), Ellen Meiksins Wood (1942 – 2016). Incluyendo algunos españoles como Josep Fontana (1931-2018), su alumno Gonzalo Pontón (nacido en 1944) y varios otros. En nuestro país, dicho sea de paso, ha habido y hay grandes historiadores económicos como Gonzalo Anes (1931-2014), Gabriel Tortella (nacido en 1936), Ángel Viñas (nacido en 1941), Jordi Maluquer (nacido en 1946) y varios otros.
(Continúa en el siguiente post)
[1] Ver, http://etimologias.dechile.net/?capital
[2] Biblioteca E.J. Hobsbawm de Historia Contemporánea. Grupo Editorial Planeta. 5.ª ed. Buenos Aires: Crítica 2006.
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