Nueva Empresa . Autores: Adolfo Castilla y José María González del Álamo. Innovation Wars, S. L. CIBUC. https://www.innovationwars.com/
Después de haber revisado en los tres últimos posts la mayor parte de los fenómenos, procesos y actividades económicas de nuestras sociedades, entramos ahora en los cambios profundos que se van a producir en la mayoría de ellos a medida que se expanda y se desarrolle la IV Revolución Industrial. Comenzamos, en relación con esta cuestión, prestando atención a la lista de las diez primeras empresas del mundo por valor bursátil. Asunto al que ya nos habíamos referido ligeramente en posts anteriores. Lo hacemos ahora, para detenernos en el hecho de que siete de ellas son empresas digitales o pertenecientes a lo que con frecuencia se llama Era Digital.
Todas son «nuevas empresas» que forman parte de una «nueva economía». A la caracterización de ambas vamos a dedicarnos en los próximos posts, con el objetivo final, como hemos dicho ya en varias ocasiones, de dar información sobre una nueva forma de dirigirlas. En dicha nueva forma de dirección, a la que hemos llamado «Dirección Inteligente Colectiva (DIC)», se empleará como componente importante la Inteligencia Colectiva en su forma específica de «Inteligencia Artificial Colectiva». Lo repetimos para no perder el hilo conductor de este blog.
(Imagen de arriba, Isla Phillip, Australia)
Empresas de más valor del mundo

De acuerdo con el reciente informe de pwc sobre las empresas de más valor en bolsa, Global Top 100 companies by market capitalisation, al 30 de junio del presente año, las diez primeras empresas del mundo, pueden verse en el cuadro adjunto.
Aparte de la empresa número 1, que es una empresa tradicional, y de las 9 y 10 que llevan ya muchos años con nosotros y que se dedican, respectivamente, a la inversión en bolsa del capital de sus inversores, y a la intermediación de dinero, el resto son empresas con una vida situada entre los 45 y los 16 años.
Las siete en cuestión a las que nos referimos, son empresas relacionadas con las nuevas tecnologías digitales y con las infraestructuras requeridas por ellas (plataformas, redes, ordenadores de todo tipo y móviles diversos, nube, interconexión, etc..).
Son empresas, además, en las que lo producido e intercambiado es información, conocimiento, interrelación personal, comunicación y servicios muy diversos en relación con todo lo que se puede digitalizar. Dos de ellas, como es sabido, se dedican a la venta on-line de productos de todo tipo, pero son empresas muy de la era digital. Tanto porque han transformado totalmente un negocio que antes estaba en las manos de los grandes almacenes, a base de digitalización e Inteligencia Artificial, como porque sus inversiones se extienden a la nube y a otras actividades de la nueva economía.
Gran parte de ellas relacionadas con el marketing (digital, por supuesto), la publicidad y la búsqueda directa de clientes on-line para distintos negocios. Así como la prestación de servicios muy diversos en forma on-line.
Cambios en el tiempo de la lista de grandes empresas
La misma lista de las diez primeras empresas del mundo en capitalización, era muy distinta solo unas dos o tres décadas atrás. Las grandes compañías de telecomunicación figuraban a la cabeza hace no más de 15 años. Las empresas de transporte aéreo tuvieron su época dorada. Y todavía unos años antes eran las de automoción y fabricantes de aparatos eléctricos las que ocupaban los primeros puestos.
Quizás las empresas petrolíferas, los ocuparon justo en el paso del siglo XIX al XX. Las empresas de ferrocarriles dominaron gran parte del siglo XIX. Y así llegaríamos al mercantilismo del siglo XVII y primera mitad del XVIII y a las grandes empresas comerciales coloniales y las compañías de transporte marítimo mundiales.
La volatilidad a lo largo de los años es alta en esta lista, ya que en realidad refleja el interés de los inversores por empresas con capacidad de crecimiento y creación de beneficio. Y más importante que eso, y menos encomiable, por su capacidad de seguir aumentando de valor. Es decir, la gran ilusión del capital: que el dinero produzca dinero al mayor ritmo posible con el menor riesgo que se pueda.
Lo curioso es que hasta hace poco tiempo el valor de las compañías estaba muy relacionado con sus inversiones, sus instalaciones, su volumen y otras dimensiones indicadoras de solidez y solvencia. Todo eso tiene hoy mucha menos importancia, existiendo grandes tensiones entre, por ejemplo, las compañías de telecomunicación que siguen siendo compañías de elevadas inversiones y las nuevas empresas que se benefician de las redes de telecomunicación.
Hacia una nueva economía
Muchos de los puestos de trabajos requeridos por la nueva empresa de la nueva economía, son, tecnológicos, relacionados con la programación, el diseño de páginas webs, su desarrollo, su contenido y su enriquecimiento. Así como llevados a cabo por especialistas en temas y aplicaciones como, IoT, CRM, Redes Sociales, Soluciones en la Nube, Big Data y Analytics, Contenidos e Interconectividad y movilidad.
Gran parte de la actividad económica generada en segundos o terceros niveles de impacto, por otra parte, es realizada remotamente por autónomos trabajando individualmente. Entre las muchas transformaciones actuales está, precisamente, la de la gente ganándose la vida por sí solos a través de sus ordenadores y otros terminales conectados a Internet.
La predicción realizada hace años por uno de nosotros en cuanto a que todos, o un porcentaje elevado de la población, íbamos a vivir conectados a las redes y obtener nuestra subsistencia de ello, empieza a cumplirse. Los terminales, su interconexión a las redes y los servicios obtenidos de ello, por lo que cada vez pagamos más dinero, solo podremos mantenerlos si dichos terminales, además de fuente de gastos son fuente de ingresos.
No hay duda de que estamos entrando en una nueva economía en la que todo va a cambiar. Google-Alphabet o Facebook, por ejemplo, son empresas que tienen muy poco que ver con las General Motor o General Electric de hace unos años. Lo que producen y comercializan es, asimismo, de una naturaleza muy distinta a lo que producen y comercializan las dos empresas industriales mencionadas.
Por no hablar del tipo de clientes y usuarios de sus servicios, los cuales, casi todos, tienen la característica de ser «Prosumers«. Es decir, productores a la vez que consumidores
Aspectos positivos y negativos de lo digital
En la nueva economía hay muchos aspectos positivos y algunos negativos. Hoy, por ejemplo, empezamos a tener que pagar por muchos de los servicios que antes eran gratis . Las fórmulas “premium” y otras, constituyen ya un vendaval desde que uno accede a Internet. Si aceptáramos los nuevos servicios y los servicios premium con los que a diario se nos bombardea, nuestras facturas de telecomunicaciones, móviles, Internet, televisión, etc…, que ya son las más altas que pagamos a nivel doméstico, se multiplicarían por una cifra considerable.

No está mal que así se cree intercambio y se mueva el dinero. Pero, junto a ello, las personas aisladas solo podremos mantener ese ritmo si a su vez recibimos algunos ingresos a través de nuestros terminales.
Eso, en el supuesto de que no explote todo o termine como lo original “Torre de Babel”. La publicidad es tan agresiva, la entrada en nuestra privacidad personal tan generalizada, la desaparición de negocios tradicionales y empleo masivo tan común y las fórmulas alternativas de acceder a los mismos servicios tan numerosas, por no hablar de la delincuencia y otros usos inapropiados de los nuevos servicios, que uno empieza a tener miedo de engancharse a la Red[1].
[1] A esto se refiere, entre muchos otros, el escritor inglés, Andrew Keen, en su libro, Internet no es la respuesta, catedral, 2015