Neoliberalismo y desigualdad

Se han pasado, de nuevo, varias semanas desde la publicación del último post de este blog. Otros blogs y otras tareas me han mantenido alejado de él. Pero, no del tema tratado, «deterioro del bien común en los países desarrollados», sobre el cual he seguido trabajando. La publicación de libros de autores destacados sobre este tema, o el tema cercano de, «refundación o reinvención del capitalismo», no cesa, y en lo que sigue se citan a los autores más conspicuos. Volvemos ahora, situándonos en la década de los 80 del siglo pasado, cuando se adoptó en la mayoría de países desarrollados lo que con el tiempo se ha llamado «neocapitalismo». Mencionamos tal efeméride y tratamos de relacionar lo que ocurrió en los años siguientes en relación con el aumento de la desigualdad en los países desarrollados.

(Cuadro de arriba, Claude Monet, Impresión, sol naciente, 1873)

Un país notable

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La joven de la perla (h. 1665-1667), por Johannes Vermeer.

Después de varios posts dedicados a la desaceleración económica mundial actual y otros a revisar ligeramente el último libro de Thomas Piketty, Capitalismo e Ideología, volvemos a nuestra reflexión sobre el bien común y su deterioro en los países desarrollados en los últimos años.

Aunque no estamos haciendo un análisis histórico propiamente dicho, sí es verdad que nos quedamos en el último post analizando el deterioro del bien común a partir de la década de los 80 del pasado siglo.  

A finales de los 70, el que esto escribe, volvió de una estancia larga en los Estados Unidos, la segunda en la Universidad de Pennsylvania y en Wharton School en concreto. En las dos etapas de estancia en USA, la primera fue de 1969 a 1971, quedó gratamente impresionado del país; de su cultura empresarial; de su amor por la tecnología y la innovación; de su liberalismo económico y empresarial; de su tranquilidad política en la que no se usaba lo de derechas e izquierdas, ni la palabra socialismo, ni mucho menos el término comunismo; de sus universidades y centros de investigación y de muchas otras cosas más.

Ha pasado el tiempo

Han pasado más de 40 años ya, en los que no he perdido contacto con el país, al que he viajado con bastante frecuencia al haber formado parte de proyectos e instituciones como el Proyecto LINK de las Naciones Unidas, la World Future Society y otros, además de haber colaborado estrechamente con el Premio Nobel de Economía de 1980, Lawrence R. Kein (1920-2013), hasta su fallecimiento en 2013. De la misma forma he colaborado y mantenido una estrecha amistad con el Profesor Peter Pauly de la Universidad de Toronto, de la que fui investigador visitante en el verano de 1993. Y, en fin, trabajado e investigado con destacados profesores como, Herbert_R_Northrup (1918-2007), Hasan Ozbekhan (1921-2007) o Russell L. Ackoff (1919-2009).

Cambios sorprendentes

Comento estos detalles de mi propia experiencia profesional, no por afán de darlos a conocer, sino por buscar fundamento a mi sorpresa actual en cuanto a la evolución de aquel país otrora tan deslumbrante.

Vuelvo ahora y no lo reconozco. No en términos económicos y empresariales, el papel de sus universidades o en su dinamismo tecnológico, sino en sus situación política y social. Mi creencia de que el modelo americano de democracia se impondría al arcaico modelo europeo, tan apegado a las izquierdas y las derechas y tan dependiente de “sueños revolucionarios”, empieza a hacer aguas. Más bien es Europa la que exporta a los Estados Unidos su modelo de ideologías políticas enfrentadas, de interpretaciones antisistema y de populismos.

Pero, más importante que este último comentario, es recordar que viví en aquel país en los últimos años de las tres décadas gloriosas del capitalismo posteriores a la segunda guerra mundial, con su crecimiento continuado, la aparición de una poderosa clase media y la mejora generalizada del nivel de vida de la población. Fueron los años, también gloriosos, del keynesianismo. Todos éramos keynesianos entonces.

Al mismo tiempo, se estaba desarrollando con fuerza una vuelta al liberalismo económico y yo lo viví también a través de los escritos de los defensores de esta corriente de pensamiento económico, bastante centrada en la Universidad de Chicago. Todo empezó con el reconocimiento de Friedrich Hayek (1899-1992), representante destacado de la Escuela Austriaca, que recibió el Nobel en 1974. Siguió con el otorgamiento del premio a Milton Friedman (1912-2006) en 1976 y continuó con el de 1982 concedido a George Stigler (1811-1991).

Neoliberalismo

Los dos últimos pertenecientes a la Universidad de Chicago y defensores como nadie del liberalismo económico más radical. El segundo, no solo un excelente economista sino un magnífico escritor, hizo una crítica impresionante de los monopolios de la época y del papel nulo de los reguladores públicos. Explicó que estos terminaban siendo “capturados” por los monopolios y regulando lo que a éstos les interesaba.

Conociendo los escritos de estos autores y habiendo vivido el agotamiento del keynesianismo al producirse el fenómeno de la «estanflación» a raíz de los choques de los precios del petróleo de los años 70, no me parecieron extrañas las políticas liberalizadoras y desreguladoras de la economía que la primera ministra británica Margaret Thatcher (1925-1990), primero, y el presidente norteamericano Ronald Reagan (1911-2004), después, pusieron en marcha.

A los que nunca hemos tenido ideologías a priori en el terreno económico, nos pareció bien el liberalismo, la privatización de los grandes monopolios y la desregulación de la economía. Francamente, no nos pareció mal en aquellos años, ni la Escuela de Chicago ni el Consenso de Washington. Por supuesto que no desprendían entonces el olor a azufre y el carácter diabólico que se les ha asignado después.

Para ser totalmente honestos, nos pareció exagerando el uso radical que se hizo en las décadas siguientes del término “neoliberalismo”, al que se le achacó todo tipo de malas intenciones y de males reales.

Refundación del capitalismo

Con el tiempo hemos ido viendo que se han cometido grandes excesos alrededor de esta concepción del capitalismo, y hoy hay una especie de consenso en cuanto a que los problemas del mundo en el terreno económico comenzaron con las liberalizaciones de los años 80 y 90. La crisis bursátil de las tecnologías de la información del año 2000, las explosiones de las burbujas inmobiliarias de los años anteriores y posteriores, la crisis financiera del 2008/2009, el crecimiento de la desigualdad de los últimos años y la desaceleración actual, todo se le achaca al “neoliberalismo”.   

Hay una larga lista de publicaciones actuales coincidentes en este diagnóstico y partidarias de una refundación del capitalismo. En el suplemento Babelia de El País de 29 de febrero último, se publica un amplio reportaje sobre este tema firmado por Joaquín Estefanía (Nacimiento 1951). Se listan un total de 11 libros actuales, entre lo que están los consabidos Joseph Stiglitz (Nacido en 1943), Paul Krugman (Nacido en 1953), Branko Milanovic (Nacido en 1953), Thomas Piketty (Nacido en 1971), Emilio Ontiveros (Nacido en 1948) y otros. Ni que decir tiene que faltan algunos, quizás los más radicales, como los de Mariana Mazzucato (Nacida en 1968) , Kate Raworth (Nacida en 1970) o Andrew Keen (Nacido en 1960), por no mencionar las grandes aportaciones de los últimos años de Robert Reich (Nacido en 1946), Dani Rodrik (Nacido en 1957) o James Galbraith (Nacido en 1952).

Algunas cifras

Para confirmar las hipótesis anteriores en cuanto al impacto negativo del neoliberalismo a partir de su adopción en la década de los 80, en el bien común, se nos ocurre echar un vistazo al aumento de la desigualdad en los países desarrollados. En el gráfico que sigue se muestran los aumentos de la riqueza en el 10 % de la población que más ingresa y en el 1 % de dicha población. Se nota con absoluta claridad un aumento de los ingresos de los más ricos desde 1980, con una incidencia espectacular en el caso de los Estados Unidos. Es un gráfico antiguo pero que sirve para mostrar el punto de inflexión de los 80 del siglo pasado.

Fuente: Artículo de Cives y Kiko Llaneras, Desigualdad de ingresos: su evolución en 100 años de historia, de mayo de 2012 en Web de Politikon, https://politikon.es/2012/05/15/desigualdad-de-ingresos-su-evolucion-en-100-anos-de-historia/

Podemos utilizar con el mismo objetivo los gráficos que siguen, también antiguos, pero que muestran el fuerte aumento de la desigualdad en España a partir del 2004. El coeficiente o índice de Gini, varía, como se sabe, entre 0 y 1 o entre 0 y 100, correspondiendo el valor 1 o 100, a una desigualdad total.

Fuente; Artículo de El País, de octubre del 2012, “España es el país con mayor desigualdad social de la eurozona”,  https://elpais.com/economia/2012/10/10/actualidad/1349901592_959130.html

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Nota: Las fuentes de los gráficos no son ni muy actuales ni muy fiables, pero nos sirven para confirmar tentativamente la hipótesis formulada de relación del neoloiberalismo con el aumento de la desigualdad y deterioro del bien común. Lo que haremos en los posts que siguirán sreá confirmar con datos y fuentes más fiables, las relaciones entre una cosa y otra. Así como buscar otros motivos del deterioro observado en el bienestar de los países desarrollados en los últimos años

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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