Naturaleza y origen de la consciencia

El libro de Lachman que hemos analizado en un número elevado de posts anteriores al presente y la obra de Jean Gebser con la que hemos terminado dicho análisis, son claramente defensores del hombre como ser subjetivo, intelectual y consciente. Prestan poca atención al hecho de que el hombre es también materia ya que opinan que el predominio del materialismo, la ciencia y la lógica racionalista y positivista de los últimos cinco siglos va en contra de la verdadera esencia del ser humano. Estas posiciones, un poco extremas y que se acercan al mundo del esoterismo, exigen una reflexiones adicionales sobre la naturaleza y el origen de la consciencia.

Los hombres somos subjetividad, intelectualidad, racionalidad, consciencia y espíritu, es decir, actividad abstracta e inmaterial que no sabemos muy bien dónde se localiza y cómo se produce. Todo lo que el hombre es y hace procede de esa capacidad de nuestro cerebro (o de nuestra mente) de generar ideas abstractas, de sentir, de soñar, de intuir, de imaginar, de inventar y de crear. El arte, por ejemplo, es subjetividad pura, la ciencia es intelectualidad, y la tecnología misma, que es lo más automático que el hombre es capaz de producir, es racionalidad y también procede de nuestra mente.

Es verdad que todo ello se aloja en una estructura material en cuyo substrato más profundo sólo parece haber minerales como el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno y otros básicos como el oxígeno, fósforo, azufre, todos elementos químicos frecuentes aisladamente en estado natural. Eso nos indica que la vida y el hombre proceden de un magma mineral en el que esos elementos químicos flotaban, digamos que, sueltos.

Debe recordarse, aunque sea de pasada, que los nucleótidos son los componentes elementales de los ácidos nucleicos (ADN y ARN) en los que forman cadenas de miles o millones de unidades. Se trata de moléculas orgánicas formadas por la unión covalente de un monosacárido de cinco carbonos (pentosa), una base nitrogenada y un grupo fosfato.

Decir también, que esa estructura molecular de átomos de carbono es lo que lleva a muchos investigadores de la Inteligencia Artificial Fuerte a pensar que no hay nada extraño en suponer que algo cuya base sea el silicio también podrá llegar a vivir, sentir y pensar. ¿Qué diferencia hay, dicen ellos, entre el carbono y el silicio?

El proceso de unión de esos elementos y su evolución hasta formar el Universo, la Tierra, la vida y sobre todo el ser humano y su consciencia, es algo que excede la capacidad de comprensión del hombre actual, por más que sobre sus aspectos más simplistas y más mecánicos hayamos producido algunas explicaciones.

Es muy difícil de entender que de minerales como los indicados surja la subjetividad, el arte, el pensamiento, la ciencia y todo lo que el hombre ha construido, y a veces destrozado, por cierto, en nuestro planeta y sus alrededores.

No vamos a ir ahora por ese camino, pero hay hoy ciertas teorías que sugieren que antes de los minerales sueltos existía la información, y antes de ella, la consciencia, una consciencia cósmica a la que cada vez más vueltas le estamos dando, a pesar de que la ciencia, a la que tan apegados estamos, no nos pueda decir nada sobre ello. Consciencia somos y en consciencia nos convertiremos, se podría decir, parafraseando la expresión dedicada a las cenizas en que nuestros cuerpos se transforman tras la muerte.

Procedemos de y vivimos en, un universo realmente extraño que supera ampliamente la capacidad de comprensión que hoy tenemos, aunque dicha capacidad vaya en aumento y, tal como se ha sugerido en el post anterior, estemos a las puertas de un avance considerable de nuestra mente.

Lo que somos en términos físicos y materiales sabemos que evoluciona y  también tenemos amplia evidencia de la evolución de nuestra consciencia, nuestro pensamiento y nuestra capacidad de comprensión. Personalmente estoy convencido además, de que tras una importante evolución física del hombre, ahora es probable que su evolución mental se acelere.

En línea con lo que venimos haciendo en este blog resulta ahora conveniente indagar sobre dicha evolución mental y en concreto sobre las explicaciones diversas que se han dado en cuanto a la aparición del pensamiento y la consciencia y en cuanto a los hitos que han tenido lugar en dicha evolución.

La historia de la consciencia es la historia misma del pensamiento y sobre ella tenemos una materia que acompaña al hombre desde las primeras etapas del razonamiento lógico: la Filosofía. Repasar la historia de lo que han dicho los filósofos, y a partir de un cierto momento, la de lo que han dicho los científicos, así, como revisar la evolución de la tecnología, el arte y todas las demás actividades del hombre, es, sin duda, recorrer la historia de su mente y de su consciencia.

Hay sin embargo algo a lo que podemos llamar “naturaleza y origen de la consciencia”, en lo que se han distinguido una serie de autores bien conocidos. A eso me gustaría hacer referencia ahora en este post y en los dos o tres siguientes.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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