Se termina de analizar en el presente post el libro de Gary Lachman, «Una historia secreta de la consciencia». Los últimos capítulos del libro se dedican a Jean Gebser y a su obra, un autor al que dedicamos varios posts en este blog hace un par de años. Nos detenemos someramente en la estructura de consciencia que llama «Integral».

Otra parte importante de esa nueva estructura de la consciencia es su vuelta al origen, cuando la mente del hombre formaba parte de la naturaleza y el hombre tenía capacidad de captar lo mágico y místico de nuestro universo. Gebser asume que la dimensión espiritual existe en el hombre antes que otras dimensiones y cree que dicha espiritualidad debe concretarse o concretizarse en la nueva etapa de la mente. Lachman recoge en ese sentido las siguientes ideas de Gebser: “lo espiritual se tiene que hacer realmente presente y perceptible, ya no meramente intuido, conceptualizado o “sentido””
Lo de integral hace alusión además a que la nueva estructura en formación debe englobar las cinco estructuras de la consciencia establecidas y superar, especialmente, la dicotomía que la mentalidad analítica-racionalista-científica ha introducido en el hombre.
Lachman, además de sus referencias a Bucke, Ouspensky, Steiner, Wilson, Barfield , Mavromatis, Moskvitin y otros esotéricos, utiliza a filósofos, diríamos que normales, o reconocidos como tales, como James, Bergson o Whitehead, y une la obra de Gebser a la labor de grandes figuras relativamente recientes como Wittgestein y, muy especialmente, Heidegger y su énfasis en el Ser interior que somos.
Menciona también siguiendo a Gebser a escritores como Proust, Thomas Mann, Robert Musil, Hermann Broch, James Joyce o T. S. Eliot y a pintores cubistas como Braque y Picasso. Lo hace al introducir en sus reflexiones la idea de una nueva interpretación del tiempo de acuerdo con la cual todo es presente, o como sugiere el título en inglés de su obra, el origen está siempre presente en nosotros (The Ever-Present Origin)
No es este el lugar de detenernos en todo lo que Gebser y Lachman aportan sobre la “consciencia integral” y sus relaciones con el pensamiento de otros autores, tarea complicada y que exigiría mucho tiempo y mucho análisis. Solo me gustaría dejar el tema haciendo dos consideraciones adicionales sobre Gebser, por un lado, y sobre su “consciencia integral”, por otro.
En relación con lo primero sólo decir que Gebser no debería considerarse como un esotérico aunque Lachman contribuye a ello comparando sus cincos estructuras de la consciencia con los estadios de evolución de la mente establecidos por Rudolf Steiner (1861-1925).
Y en cuanto a lo segundo, yendo en la dirección opuesta, que hay muchos aspectos en las consideraciones sobre la ”consciencia integral” de Gebser de carácter especulativo, o esotérico, es decir, producto de dejar la imaginación y la intuición totalmente libres.
Yo personalmente creo en la evolución de la consciencia y siento que estamos a las puertas de una mayor profundización, mayor clarividencia y mayor capacidad de entender las cosas, pero no creo que debamos dejar nuestra imaginación libre en relación con ello. Yo creo en la consciencia, en la intelectualidad y en la espiritualidad del hombre, pero no creo que podamos avanzar en la explicación de estos fenómenos alejándonos del ser material y físico que el hombre también es, y de lo que la ciencia nos permite saber del funcionamiento físico de su cerebro y su mente.