Después de varias semanas sin publicar añadimos un nuevo post ahora continuando con nuestra reflexión sobre el posible salto de la inteligencia humana mediante su combinación con las múltiples redes que constituyen Internet. Lo hacemos glosando algunos aspectos adicionales aportados por Cristof Koch en relación con el pensamiento de Teilhard de Chardin, autor al que hemos dedicado cierta atención en este blog.
Teilhard de nuevo y la complejificación de nuestro mundo

Continuando con lo que mencionábamos nuestro anterior post, se nos ocurre indicar queno es extraño que Koch se de bruces en un momento determinado de su libro con la figura de Teilhard, pero hay que decir también que no es sólo debido a sus raíces religiosas. Las ideas del famoso jesuita francés vuelven a estar de moda y son muchos los autores actuales que se refieren a ellas y las usan en sus explicaciones. Teilhard, como bien se sabe y hemos dicho, fue un jesuita, paleontólogo y filósofo francés que aparte de trabajar en proyectos de paleontología diversos hizo aportaciones interesantes y muy particulares sobre la teoría de la evolución.
La Iglesia Católica nunca vio con buenos ojos su obra y desde el punto de vista de la ciencia se prestó poca atención a ella, precisamente por ser considerada poco científica y muy especulativa. Sus escritos y su pensamiento se difundieron a partir de su muerte en 1955 y fue en 1958 cuando por un decreto del Santo Oficio se requirió a las congregaciones religiosas, principalmente a los jesuitas, retirar de sus bibliotecas todas sus obras.
Geosfera, Biosfera, Noosfera
Según ha establecido el biólogo Francisco J. Ayala (1934 – ), antiguo fraile dominico español, nacionalizado norteamericano y profesor hoy de la Universidad de California en Irvine, son cuatro las aportaciones básicas de Teilhard: 1) destacar el tiempo como cuarta dimensión a la hora de estudiar la evolución del hombre; 2) la evolución no se concreta sólo en la materia sino también y muy fundamentalmente en el pensamiento, por lo que la evolución debe considerarse como un proceso con propósito, sentido y destino; 3) dicho sentido involucra a la materia y al pensamiento (considerado como algo espiritual) y pasa por la complejificación y por la adquisición de consciencia, de tal manera que a más niveles de complejidad mayores niveles de consciencia; y 4) la ley complejidad-consciencia que propuso significa que la unión armonizada de las consciencias de los seres humanos terminará creando una superconsciencia o una Noosfera.
Ese último término fue acuñado, como se sabe, por el científico ruso Vladímir Ivánovich Vernadski (1863 – 1945) para designar la aparición de una posible capa consciente en La Tierra por encima de las dos capas formadas por la geosfera y por la biosfera. Todo nuestro mundo, según Teilhard y de acuerdo con su ley, tiende hacia un Punto Omega de máxima consciencia que constituye su destino.
Todo ello tiene alguna relación con el “panpsiquismo”, es decir, con las creencias religiosas y filosóficas que sostienen que toda realidad tiene naturaleza psíquica y que la materia y las cosas materiales son manifestaciones de la psique o alma. Hay que tener cuidado con esto porque Teilhard era al fin y al cabo un científico y sus ideas se utilizan hoy a la luz de avances e hipótesis nuevas muy serias, mientras que el panpsiquismo y conceptos relacionados con él como el hilozoísmo, el animismo y el panteísmo, forman hoy parte de las creencias de sectas diversas y del New Age. El esoterismo se mueve en estos terrenos y a los que hablamos sobre estas cuestiones nos preocupa dejarnos llevar por el pensamiento de personas que no ponen límite a lo que su imaginación les sugiere.
Hacia la inteligencia de las redes
Koch mantiene que Internet puede terminar siendo inteligente y constituir esa nueva capa de pensamiento sobre nuestro planeta de la que hablaba Teilhard. Un capa que fuera un paso más en la complejificación y adquisición de consciencia del hombre y su mundo en su proceso evolutivo hacia el Punto Omega.
Mis aportaciones al tema son, que desde luego es más fácil que Internet se haga inteligente y consciente que tal cosa ocurra en un ordenador o en una máquina aislada, y, también, que para que tal fenómeno tenga lugar deberemos utilizar Internet mucho más inteligentemente de lo hecho hasta ahora. Se han dado razones para ello en posts anteriores de este blog basadas en las explicaciones diversas aportadas a partir del análisis del tema de la “Información” (con mayúsculas) realizado en la revisión del libro, La Información. Historia y Realidad, de James Gleick, y también en lo ya indicado en relación con la consciencia abordado por Christof Koch en su último libro[1].
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[1] James Gleick, La Información. Historia y Realidad, Crítica, Barcelona., 2012