Seguimos en este post citando a Teilhard de Chardin y deteniéndonos algo, siempre brevemente, en sus ideas sobre la convergencia en nuestro Universo. Se menciona también su concepto de Punto Omega, al que ya nos hemos referido, recogiendo las definiciones concretas sobre dicho concepto que Teilhard de Chardin aportó. Lo une a la idea de complejificación que creía se estaba produciendo sin remisión en nuestro mundo.
Imagen del principio tomada de: https://tiemposllegados.blogspot.com.es/2015_11_01_archive.html

Citas adicionales de Teilhard
Nuestro autor desgrana también en El Fenómeno Humano, ideas adicionales como las siguientes:
“Para un marciano capaz de analizar tanto psíquica como físicamente las radiaciones siderales, la primera característica de nuestro planeta sería ciertamente la de aparecerle no ya azulado por sus mares, o verdeante por sus bosques, sino fosforescente de Pensamiento”
“Aquello que pueda existir de más revelador para nuestra Ciencia moderna es el percibir que todo lo precioso, todo la activo y todo lo progresivo contenido originalmente en el fragmento cósmico del que nació nuestro mundo, se halla actualmente concentrado en la “corona” de la Noosfera”
“Tal como sucede con los meridianos, a medida que se acercan al polo, La Ciencia, la Filosofía y la Religión convergen necesariamente al aproximarse al Todo”
Teilhard cercano al pensamiento de su época
Se refiere a temas muy avanzados para su época en la que, no lo olvidemos, Albert Eisntein, Niels Bohr y otros científicos habían expuesto ya sus grandes nuevas ideas sobre nuestro mundo, las cuales no obstante todavía no se habían difundido excesivamente. La teoría de la Evolución de Darwin es bastante anterior, y Teilhard la conocía a fondo dada su propia profesión de paleontólogo
Se refiere, por ejemplo, al tiempo como cuarta dimensión, la cual es una idea utilizada por las teorías de estos autores. Antes de la aparición de la teoría de la evolución, predominaba la imagen de un universo estático, formado totalmente desde sus lejanos comienzos. Por el contrario, con la evolución aparece la dimensión “tiempo”, como un actor principal, ya que el cambio es lo esencial y lo estático es lo inexistente.
Según Teilhard, no sólo la vida, sino la materia y el pensamiento están también involucrados en el proceso de la evolución. De ahí que es necesario atribuirle a dicho proceso un sentido. El sentido de la evolución, que involucra tanto la materia, como la vida y el pensamiento (o el espíritu), está comprendido en un principio descriptivo de la mayor generalidad: la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultáneamente, al logro de mayores niveles de conciencia.
La complejificación del pensamiento y el punto Omega
A partir de la tendencia del universo, guiado por la Ley de complejidad-conciencia, Teilhard vislumbra el Punto Omega, al que define como:
“una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de superconciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio grano de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una sola reflexión unánime”.[1]
La evolución entonces se estaría convirtiendo en un proceso cada vez más opcional. Teilhard señala así los problemas sociales del aislamiento y de la marginalización como inhibidores enormes de la evolución, ya que la evolución requiere una unificación del sentido. Ningún futuro evolutivo aguarda a la persona si no es en asociación con los demás.
[1] Pierre Teilhard de Chardin, El fenómeno humano, Ediciones Orbis, Barcelona, (1974)