Comenzamos a tratar con cierto detalle el desarrollo de la Gran Recesión en España. Hemos hablado ya del tema en posts anteriores de esta serie, pero todavía quedan por determinar aspectos tales como: ¿por qué el impacto de la crisis ha sido tan negativo en nuestro país?; ¿por qué la crisis ha sido tan larga?; ¿fueron las actuaciones del gobierno y de las empresas las adecuadas?; ¿por qué el bien común parece haberse deteriorado más en nuestro caso que en otros países cercanos?. Dedicaremos varios posts a estas cuestiones.

Perfiles de crecimiento durante la crisis
Ya hemos dicho que la Gran Recesión en España ha sido más severa que en los Estados Unidos y que en otros países cercanos. En términos de tasas de crecimiento del PIB se pueden ver los perfiles de España y de otros países miembros de la UE en la tabla incluida a continuación.
Los rescates de la UE
Mediante la suma simple de las tasas anuales negativas de crecimiento, España ha tenido hasta el 2013 inclusive un decrecimiento acumulado de 9, 2 %. Sólo cuatro países de nuestro entorno cercano han mostrados cifras de decrecimiento acumulado superiores: Portugal, con 9,9; Irlanda, con 10,1; Italia, con 11,1; y Grecia, que es un caso extremo, con un 29,7 %.
De esos cinco países, incluido el nuestro, tres, Portugal, Irlanda y Grecia, han tenido que ser recatados por la UE a partir de 2010. Grecia, de hecho, dos veces, en mayo de 2010 y en marzo de 2012, con un total de ayuda financiera que asciende a 240.000 Euros. Portugal recibió 78.000 Euros en mayo de 2011. Irlanda recibió en noviembre de 2010 un total de 85.000 Euros. Chipre, asimismo, recibió en noviembre de 2013 un rescate de 10.000 Euros.
Todos estos rescates son aportaciones de la UE de tres años de duración destinadas a salir de las dificultades de falta de liquidez.
Italia salió por sus propios medios de sus problemas.
Rescate bancario para España
Y en cuanto a España, recibió en junio de 2012 una línea de crédito de hasta 100.000 Euros destinada a ayudar directamente a los bancos con dificultades. Como tal línea de crédito, parece que es de 15 años de duración y lleva consigo un interés del 3 % anual.
Todos son créditos con sus correspondientes intereses, llevando consigo los rescates propiamente dichos, unas exigencias importantes en términos de ajustes estructurales diversos, incluidos los fiscales, y planes rigurosos de austeridad.
En los casos más graves, Grecia en particular, el rescate ha exigido medidas muy serias en cuanto a reducción del empleo público, bajada de los salarios, disminución de las pensiones, aumento de los impuestos y otras. Todas ellas, como se puede imaginar, con un impacto directo en el bien común de las gentes.
En el de España, las exigencias se han limitado al sector financiero y han tenido que ver con saneamiento y la reforma del sistema bancario, cosa que España ha realizado con gran efectividad.
Eso en cuanto a la línea de crédito, pero, adicionalmente y como se sabe, los ajustes fiscales y laborales han sido necesarios simplemente por estar en la UE y formar parte del Euro. Esos ajustes, y la austeridad en si misma han sido en gran manera la causa del deterioro importante del bien común entre nosotros.
La política de austeridad establecida por la UE, de hecho, ha sido seguida bastante a rajatabla en nuestro país, ya desde los últimos años de la legislatura IX bajo la presidencia de Rodríguez Zapatero. Sobre todo a partir de que diversas autoridades de la UE le llamaran la atención y le advirtieran sobre la gravedad de la situación.
Elevado desempleo como impacto inmediato de la crisis
Una vez más tratando de hablar del bien común, terminamos hablando de cuestiones económicas, pero debe tenerse en cuenta que no hay nada peor en términos de vivir con tranquilidad y llevarse bien con todo el mundo, que no tener para vivir y además estar fuertemente endeudados.
Para nuestro análisis adicional del deterioro del bien común en España, probablemente uno de los más graves de Europa, hay que hacer referencia al desempleo, el cual, como se sabe, ha llegado a ser el más alto de los países desarrollados, manteniéndose muy elevado en la actualidad.
En la tabla que sigue tomada de la entrada en Wikipedia, “Crisis económica española de 2008-actualidad”, se puede ver la evolución del desempleo por años y legislaturas:
En las fechas en las que se redacta esta entrada, el empleo según la cotización a la Seguridad Social ha alcanzado en España la cifra de 18.489.329 cotizantes. Con un número de 3.335.924 personas en paro y una tasa de 17,22 % sobre la población en disposición de trabajar.
Los «nuevos pobres»
La mejora es evidente después de casi tres años de un crecimiento del PIB superior al 3 %, pero no deben olvidarse varias circunstancias tales como: el nivel de desempleo que sigue siendo inaceptable, el subempleo, las familias sin ninguno de sus miembros con trabajo, los parados que han agotado el subsidio de desempleo, la precariedad del empleo, el alto desempleo juvenil, las bajas pensiones de un número elevado de personas, los niños y jóvenes y el fenómeno de los “nuevos pobres”, poco conocido y estudiado pero evidente.
El número de dichos “nuevos pobres” es elevado en España y su existencia es una tragedia de la que se tiene poca información y se habla poco. Muchas familias de clase media hasta no hace mucho se encuentran en esta clasificación por razones muy diversas: pequeños negocios que han tenido que cerrar, empresarios cuyas empresas han desaparecido, autónomos y emprendedores que no encuentra actividad, pequeñas empresas consultoras y de servicios sin clientes, start ups que no salen adelante, familias endeudadas que no pueden pagar sus deudas ni vender sus propiedades, etc, etc…
Con la particularidad además de que para todos esos últimos casos no hay subsidios ni fórmulas de ayuda formalmente establecidas.
Preguntas abiertas sobre el bien común
Junto a esos fenómenos nos encontramos además con una sociedad dual en la que el consumismo y el lujo de parte de la población, y aquí aparece el fenómeno de la desigualdad, es patente, haciendo más grave la vida de los descolgados.
El bien común en España, por tanto, está muy afectado negativamente y tardará tiempo en mejorar. La conflictividad social y la inestabilidad política que tanto afectan a dicho bien común, seguirán así durante algún tiempo, si es que encontramos la forma de solucionarlas.
Las cuestiones que surgen ante nosotros con tintes amargos a la vista de lo dicho, son varias: ¿cómo hemos llegado a esta situación en el caso concreto de España?; ¿son inevitables las crisis y estamos abocados a un bien común siempre frágil?; ¿son responsables de estos fenómenos gobernantes y personas concretas?; ¿hay falta de conocimiento en cuanto a las políticas y las actuaciones?; ¿ha habido errores evitables?; ¿podría el bien común mantenerse en una sociedad empobrecida, desigual y sin mecanismos de restablecimiento de las condiciones para que dicho bien tenga lugar?; ¿serían posibles mecanismos nunca utilizados hasta ahora pero fáciles de imaginar?; ¿podría separarse el bien común de sus componentes económicos, sociales y políticos?; ¿es el bien común una cuestión de actitudes, relaciones humanas, empatía, honestidad y valores éticos?; ¿no tiene mucho que ver con compartir, colaborar, ayudar, y convivir?