La Gran Convergencia Tecnológica del Siglo XXI (I)

La humanidad ha vivido a lo largo de los últimos cien o ciento cincuenta años avances tecnológicos espectaculares, pero todos ellos pueden ser minucias en comparación con los que se avecinan. La última de las revoluciones, basada en la tecnología digital, que ha traído consigo la Sociedad de la Información y del Conocimiento, sigue acaparando gran parte de la reflexión actual pero muy pronto quedará superada por otras revoluciones y otras sociedades. La mal llamada Nueva Economía, la Sociedad Interconectada, la Sociedad Red y muchas otras interpretaciones explicativas del relativo nuevo mundo en el que vivimos, han llegado ya a los libros de texto y se mantendrán entre nosotros durante algún tiempo, –hasta cierto punto estereotipadas–, pero otros mundos y otras concepciones comienzan ya a surgir en el horizonte y merecen ser analizados y difundidos. Algunos de ellos apuntan a cambios mucho más radicales de los vividos en los últimos siglos.

Nicholas Negroponte, uno de los grandes gurús tecnológicos de nuestro tiempo, presidente fundador del Media Lab del MIT, centro en el que se han gestado muchas de las aplicaciones “multimedia” avanzadas hoy en fase de difusión en la sociedad, lo dijo hace unos meses en Madrid: “La Sociedad de la Información, como revolución, es algo ya pasado. Lo que se nos viene ahora encima es mucho más importante: puede que estemos ante una nueva Civilización”.

Los Estados Unidos, el país más avanzado del mundo científica y tecnológicamente hablando, y también quizás el de mayor vigor actual en términos intelectuales y culturales, ha venido anunciando las revoluciones científicas de largo alcance relacionadas con la Biología y la Nanotecnología, ha prestado una atención inusitada desde antiguo a las Ciencias Cognitivas y, más recientemente, ha mostrado un interés serio por el transhumanismo y el hombre post-humano. Por no hablar de la propia revolución digital y de la Sociedad de la Información, obras americanas dónde las haya.

Más recientemente han dado un aldabonazo enormemente sonoro al anunciar lo que puede ser la gran convergencia tecnológica del siglo XXI. Se trata de lo que ellos llaman la convergencia NBIC (Nano-Bio-Info-Cogno), es decir la simbiosis profunda de las tecnologías de la información con la genética y la biotecnología, la nanotecnología y las ciencias del conocimiento.

Uno de los hilos conductores de esa convergencia está formado por la revolución digital, por el consecuente avance de los ordenadores y por la aplicación de ambos a otras áreas activas científica y tecnológicamente hablando. La Sociedad de la Información y sobre todo la tecnología digital en la que se basa, tiene por ello más trascendencia de lo que muchos imaginan. Puede que el máximo de su potencial en cuanto a impacto en la economía, en la sociedad y en los individuos aislados, haya sido de momento alcanzado a través de la gran convergencia entre las Telecomunicaciones, la Informática y Tecnologías de la Información y los Medios, especialmente los Audiovisuales, en el centro de la que nos encontramos. Mucho se ha escrito ya y mucho se discute hoy sobre esta convergencia, la cual dará todavía mucho de sí. Pero mucho más cabe esperar de la interrelación de la tecnología digital, que está en la base de esa Sociedad, con otras tecnologías. Es otra gran convergencia de alcance mucho mayor que la vivida.

La Sociedad de la Información, de la Comunicación o del Conocimiento, como alternativamente se la conoce, hace referencia, sobre todo, a los resultados producidos por esa convergencia de la Telecomunicaciones, la Información y los Medios en términos de tecnología, nuevos productos y servicios, nuevo tipo de empresas, nuevos tipos de trabajos, nuevas profesiones y en general, nueva economía. También y, como consecuencia, nueva organización social, nuevas instituciones nueva legislación. Y finalmente, y a su debido tiempo, nuevas mentalidades, nuevas culturas, nuevos comportamientos y nuevos valores.

Como ha sido señalado en estudios diversos, la Sociedad de la Información y del Conocimiento, y la Nueva Economía por ella generada, constituyen procesos bien estudiados que además se han desarrollado en su totalidad hasta ahora, a la vista de estudiosos con no demasiada edad. El principio de los años 70 es la fecha que muchos autores señalan como comienzo de la nueva sociedad en términos de estadísticas y hechos concretos. En poco más de treinta años los cambios han sido muy destacados y las previsiones apuntan a transformaciones aún más radicales de las vividas. Mucho más importante resulta además saber, que la revolución digital y el paradigma de la información, –por referirnos de alguna manera a esa omnipresencia de la información, su reproducción y su transmisión–, constituyen el soporte o el fundamento de nuevas revoluciones científica y tecnológicas. Se hablará de ello en las páginas que siguen pero para muchos autores actuales, con particular referencia a Ray Kurzweil, uno de los más conspicuos autores y de los más radicales en sus propuestas, el modelo explicativo que hay detrás de la revolución genética, de la nanotecnología y de las ciencias del conocimiento, no es otro que el aportado por la información. El interior de la materia inorgánica, la vida y las profundidades de la materia orgánica y el cerebro y las complejidades de la materia gris, no son otra cosa que procesos de información, o al menos es con el modelo de la información y su reproducción, con el que el hombre se está enfrentando a los nuevos avances en cuanto al conocimiento de su mundo

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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