Continuamos en este post revisando distintas áreas de actividad científica y tecnológica recientes con la idea de encontrar una posible convergencia en ellas de explicaciones relacionadas con la materia y con el espíritu. En varios posts anteriores nos habíamos adentrado, con brevedad desde luego, en áreas como la Convergencia NBIC, la Consciencia Cósmica, o, incluso, la Revolución Digital actual, la Inteligencia Artificial y otras materias. En este hacemos un incursión a los temas de la Relatividad y la Mecánica Cuántica. Es ahí donde más clara aparece la necesidad de combinar los conocimientos científicos con el mundo de la subjetividad y psiquismo.
Otra de las áreas científicas bajo cuya influencia nos encontramos en el mundo en la actualidad, es la conformada por las aportaciones decisivas en cuanto a lo que es nuestro universo deducidas de las teorías de Max Planck (1858-1947), Albert Einstein (1879-1955), Louis De Broglie (1892-1987), Max Born (1882-1970), Neils Bohr (1885-1962), Werner Heisenberg (1901-1976), Wolfgang Pauli (1900-1958), Erwin Schrödinger (1887-1961), Paul Dirac (1902-1984), John von Neumann (1903-1957) y otros. Todos ellos hicieron sus aportaciones en la primera mitad del Siglo XX y desde entonces muchos otros investigadores se han dedicado a estudiar la Teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica, que son los nombres con los se describen las partes de la Física en la que los mencionados científicos trabajaron.
Desde entonces, en efecto, muchos otros científicos en todo el mundo se han concentrado en estas materias y los avances, aunque no muchos, han sido importantes al menos en términos de hipótesis sobre la naturaleza de nuestro mundo a niveles subatómicos. Una idea gráfica sobre ese espacio habla de que si se agrandara el tamaño del núcleo de un átomo hasta alcanzar el de un grano de arroz, el tamaño de todo el átomo seria como un estadio de futbol con algunos electrones de tamaño inferior (de hecho sin tamaño, ya que los electrones son ondas o perturbaciones) al núcleo girando a su alrededor. Dicho espacio debe estar lleno de algo que no conocemos, ya sea energía de algún tipo, información, o fenómenos mucho más sutiles difíciles de imaginar.
Nueva física y nuevas leyes
Las leyes de ese mundo, de acuerdo con las explicaciones dadas, son muy distintas a las de la física clásica newtoniana, en la cual existen siempre relaciones causa-efecto, la realidad es determinista, la materia es continua y las leyes, como la de la gravedad, son robustas y se cumplen siempre. Los electrones y otras partículas subatómicas, como ha dicho un autor español, se comportan de forma surrealista, es decir, de forma muy distinta al funcionamiento del mundo, diríamos que, a “escala natural”. Son comportamientos extraños, fantasmales y contraintutivos para nuestros esquemas conceptuales actuales.
Hay todo un conjunto de fenómenos y conceptos nuevos que se relacionan con ese mundo, entre ellos, la dualidad onda/corpúsculo, la superposición, la función de onda y el colapso de la función de onda, la decoherencia, el entrelazamiento, y varios otros.
Para lo que tiene que ver con nuestras últimas argumentaciones, y de acuerdo con científicos como Roger Penrose (nacido en 1931), Antonio Damasio (nacido en 1944), Henry P. Stapp (nacido en 1928), Francis Crick (1916-2004), Christof Koch (nacido en 1956) y varios otros, y filósofos como Dave Chalmers (nacido en 1966) o el español Juan Arana (nacido en 1950), la mecánica cuántica podría ser relevante para ahondar en la conexión mente-cerebro o en la interrelación entre los procesos neuronales y la consciencia. Este último es el gran problema de investigación y reflexión actual y el punto en el que las relaciones materia y espíritu se concentran. El propio Chalmers lo denominó en 1995 el ‘Hard Problem of Consciousness’, consistente en la dificultad de explicar los procesos fenoménicos de la mente o los qualia.
Para los razonamientos realizados a lo largo de los posts dedicados al tema de la convergencia ciencia-consciencia, lo importante es que también las revoluciones científicas actuales parecen restaurar una convergencia deseable entre ciencia y filosofía, física y psiquismo y materia y espíritu.