En el presente post pasamos a comentar el desarrollo de la crisis financiera de 2007/2008 en España, país que reaccionó peor que otros y tuvo un impacto negativo mayor, como ya hemos visto. Hay que entrar en la interioridades de la crisis, y para ello, y como paso previo, realizamos una ligera revisión del papel del boom inmobiliario, la exuberancia irracional de los mercados financieros y el neoliberalismo como ideología y único criterio para hacer funcionar una economía, en la aparición de la crisis. Estos tres últimos aspectos los analizamos en el caso concreto de los Estados Unidos, aunque el análisis sirve también para España, a pesar de que en los años de desarrollo de la crisis el país estaba gobernado por un partido socialista. Lo cual viene a demostrar una de las conclusiones que se obtienen, relativa al poco conocimiento que tienen los más diversos gobernantes, en una mayoría de los casos, sobre políticas y actuaciones para aminorar los efectos de las crisis.
(Imagen de arriba tomada del blog AR Alexander Ravelo. http://alexanderravelo.com/que-son-los-mercados-financieros/)

Planteando el análisis de la crisis en España
En el post de esta serie, “Buscando explicaciones al deterioro del bien común”, colgado el 10 de julio pasado, planteábamos cuatro cuestiones relacionadas con el bien común. La primera era el alcance del deterioro en cuestión, a lo que se han dedicado un número elevado de posts. Se han tratado otros temas en dichos posts previos pero el objetivo era introducir al tema del Bien Común y dar una idea del deterioro producido en él, tanto a nivel nacional como internacional[1].
Ahora nos proponemos tratar la segunda cuestión allí planteada relacionada con, ¿cómo y por qué se ha producido en España un deterioro tan importante?. Mayor, de hecho, al de la mayoría de los países desarrollados. Se trata de entrar con más detalle en las interioridades de la crisis.
¿Por qué en España no se supo hacer frente al primer impacto negativo de la burbuja inmobiliaria interna y de la crisis financiera internacional?. Y, ¿por qué en España, de hecho, se potenciaron y aumentaron los efectos de la crisis?
Aunque son asuntos bastante conocidos y están ampliamente documentados, conviene revisarlos poniendo énfasis en el deterioro del bien común. La euforia y exuberancia de los mercados, especialmente, los inmbobiliarios, bursátiles y de deuda, están detrás de lo ocurrido. Así como los malos diagnósticos de los políticos, los errores en las políticas utilizadas, la falta de conocimientos teóricos o su no adecuación a las nuevas circunstancias y las incorrectas y desfasadas actuaciones.
Exuberancia irracional de los mercados de capital
Antes, no obstante, y en línea con la peligrosidad de la economía financiera a lo que nos hemos referido ya, me gustaría recoger una cita del autor mencionado en posts anteriores, Robert J. Shiller (nacido en 1946). Profesor de finanzas de la Universidad de Yale y Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel otorgado por el Banco de Suecia (por decirlo correctamente) de 2013. Recibido conjuntamente con Eugene Fama (nacido en 1939) y Lars Peter Hansen (nacido en 1952), “Por su trabajo en el análisis empírico de precios de posesiones de capitales”.
En su libro, ya citado en este blog, Las finanzas en una sociedad justa, y casi al final, dice lo siguiente:
“Hay otro aspecto del capitalismo financiero que hasta ahora no hemos tratado demasiado en este libro y que preocupa mucho a gran cantidad de personas. Se trata del poder económico que alcanzan algunos miembros de la comunidad financiera. Su poder en sí, irrita. Ofende nuestro sentido de la participación en una sociedad que aspira a respetar, apreciar y apoyar a todo el mundo. La lucha por el poder que tan a menudo impulsa al capitalismo financiero es contraria al concepto, promovido en este libro, de que las finanzas se basan en la administración de los bienes de la sociedad”
Es un autor notable que ha publicado también, Exuberancia Irracional, y con George A. Akerlof (nacido en 1940), asimismo Premio Nobel de Economía, el best seller, Animal Spirits, y, más recientemente, La Economía de la Manipulación, todos por cierto, en mi lista de favoritos.
Alan Greenspan y el neoliberalismo
En España en los años anteriores a 2007 se cayó alegremente en todas las exuberancias posibles, las inmobiliarias, las financieras y las de endeudamiento público y privado. Además de no preocuparse nadie de prever el final del boom, ni de crear instituciones y medidas destinadas a proteger a la población del decrecimiento económico, el desempleo, la desigualdad y la pobreza.
Sólo neoliberalismo fue lo que dominó como concepción de la economía en aquellos años. De forma muy similar a lo ocurrido en los Estados Unidos bajo el mandato en el FED de Alan Greenspan (nacido en 1926).
Este gran personaje al que yo admiraba rendidamente en sus años de Presidente de la Reserva Federal (1987-2006) y al que solía ver en sus intervenciones ante el Congreso con un enorme interés intelectual como economista, ha sido otro al que su labor, enjuiciada a posteriori, lo ha destruido totalmente. Hoy es un hombre de 91 años absolutamente desprestigiado.
Lo ha reconocido públicamente él mismo en el propio Congreso: creyó que la no intervención en los mercados inmobiliarios era buena y que lo era también el aumento de los precios.
La política monetaria de la Reserva Federal fue laxa en los años previos a la crisis, con unas tasas de interés muy bajas en comparación con las indicaciones de la Regla de Taylor[2].
Los derivados financieros y el libre mercado
O mejor dicho, pensó que el mercado resolvería todos los problemas, algo en lo que había creído durante toda su vida. Y el mercado no los resolvió, ni en los Estados Unidos ni en España. Sólo la explosión de la burbuja lo hizo, abruptamente, como sabemos, y para mal de muchos, desgraciadamente.
También fue acusado tras la crisis de 2008, de haber permitido e incluso potenciado el uso de derivados financieros que a la postre fue la verdadera causa de la crisis. Aunque él se defendió hablando ante el Senado. En 2003 dijo ante esta Cámara Alta del sistema legislativo americano, lo siguiente:
«lo que hemos visto a lo largo de los años en el mercado es que los derivados han sido un vehículo extraordinariamente útil para transferir el riesgo de las personas que no deberían asumirlo a aquellas que están dispuestas y son capaces de hacerlo»
Parece que no contó, sin embargo, con el aumento de la tasa de delincuencia de los bancos, en el caso de las hipotecas subprime y en el de otros instrumentos favorecidos de nuevo por el exceso de capital en el mercado y por la desregulación. A la existencia de liquidez contribuyó la entrada masiva de dinero en los Estados Unidos en los años anteriores a la crisis. Y en cuanto a la desregulación es conocida la eliminación en 1999 del Glass‐Seagall Act que separaba a los bancos comerciales de la banca de inversión y otras importantes medidas liberalizadoras de los mercados de capital. Ver, por ejemplo, el Blog Salmón.
Desequilibrios en el mercado financiero norteamericano
Lo cierto es, como puede verse en muchos informes, que:
El valor de las hipotecas “subprime” en Marzo de 2007 fue estimado en $1.3 millones de millones de dólares.
Entre 2002 y 2007, la venta de instrumentos garantizados por hipotecas aumentó de cerca de $750 miles de millones anuales a $2.25 millones de millones anuales.
A finales del 2007, el endeudamiento de los hogares americanos como % del ingreso disponible llegó a 127% (77% en 1990).
La deuda hipotecaria con respecto al PIB aumentó de 46% en los 90 a 73% en 2008, llegando a US$ 10.5 millones de millones.
La deuda privada en 1981 era 123% del PIB, en el tercer trimestre del 2008 alcanzó a 290%.
Entre 2001 y 2006, la venta de viviendas aumentó en cerca del 50%, y sus precios aumentaron más del doble.
Una locura y una verdadera «exuberancia irracional», como dice Shiller. Que tuvo lugar ante los ojos nada impresionados, por lo que se ve, de Greespan y del resto de los miembros del FED.
Muchos economistas, sin embargo, han indicado el papel destacado de los derivados en la crisis, aunque el propio Greespan expresó en sus comparecencias en el Senado de su país posteriores a 2008, que no habían sido los contratos de derivados sino la avaricia.
Ideología y automatismo en las actuaciones de los gobernates
Y hay una cuestión más que tiene que ver con las ideologías, concepciones a priori e interpretaciones globales de las cosas que tienen muchos de nuestros dirigentes. Uno entendería que Greespan, como cualquier otro, se equivocara, pero hemos descubierto que era un liberal extremo, o incluso libertario, seguidor de primera fila y desde 1952, de la increíble Ayn Rand (1905-1982), escritora y filósofa creadora del Objetivismo. A ella nos referiremos más adelante, aunque ya podemos adelantar que es la filósofa política de cabecera de Donald Trump, Paul Ryan y una gran parte de los republicanos americanos actuales.
Greenspan, como muchos otros, creía que las cosas son más fáciles de lo que son en realidad y no analizó con suficiente profundidad lo que ocurría. Supuso, y esto es lo increíble, que sólo había que conectar el piloto automático del libre mercado y del liberalismo.
Todo lo anterior lo indicamos como introducción previa a algunas consideraciones sobre el desarrollo de la crisis en España que haremos a continuación. Y como ejemplo de que nuestros gobernantes a estas alturas, “gobiernan de oído”, es decir, sin conocer los fenómenos reales, las leyes que los dirigen y las políticas adecuadas de actuación. Hemos insistido tanto en que el mundo tiene que funcionar sólo y autocorregirse, que cuando no lo hace se producen grandes desastres. En general vivimos en régimen de “caída libre” y así nos va.
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[1] No es un error la escritura de Bien Común, unas veces con mayúsculas y otras con minúsculas. Unas veces los utilizamos como un concepto con nombre propio y otras veces es como situación genérica de todos los miembros de una comunidad.
[2] La Regla de Taylor relaciona la tasa de interés que un Banco Central debería adoptar con la inflación, el crecimiento del PIB y otras variables económicas.