Interfaces Cerebro-Ordenador. El caso del MindRDR

Damos un paso más en el presente post en el terreno de los interfaces cerebro-ordenador al que hemos dedicado los dos anteriores. Lo hacemos mencionado el caso de la aplicación MindRDR que está estos días en las páginas de algunos los periódicos. La recibimos con interés y con gran curiosidad, además de con la enorme satisfacción de comprobar una vez más la capacidad que tiene el hombre (algunos hombres sobre todo) de inventar cosas útiles y beneficiosas. Destacamos no obstante, no sólo que el fundamento tecnológico de este invento y del resto de interfaces cerebro-ordenador no es muy novedoso, sino que no se trata todavía ni de telequinesia ni de telepatía. En todo caso se trataría de pseudotelequinesia y pseudotelepatía, como explicamos abajo.

En el post anterior hemos mencionado tres de los fabricantes de interfaces cerebro-ordenador y sus productos, pero la lista es mucho más grande si se deja uno guiar por los artículos sobre el tema incluidos en Internet. En uno de ellos publicado en Wikipedia  (http://en.wikipedia.org/wiki/Comparison_of_consumer_brain%E2%80%93computer_interfaces ) se comparan hasta 15 productos de este tipo, aunque bastantes de ellos sólo se refieren a la simple detección de la actividad cerebral y se orientan al entrenamiento de la actividad mental de las personas. Varios de ellos también se relacionan con la revolución actual de los wereable.

Más preciso y concreto que todos ellos, aunque limitado en lo que se puede hacer con él, es el llamado por sus creadores e introductores, MindRDR.

Es, como ya hemos anunciado, un híbrido que pone juntos a las gafas Google, al biosensor EEG de la casa Neurosky, al que también hemos hecho referencia en posts anteriores, y a una aplicación desarrollada por ellos para combinar dichos dos instrumentos y permitir que la persona que los “lleve puestos” (wereable) pueda hacer fotografías y compartirlas en Twitter y Facebook con únicamente el esfuerzo mental de concentrarse en ello. Se utilizan para para tal fin, como venimos diciendo, las ondas cerebrales, de la misma forma que se han utilizado hasta ahora en Electroencefalografía, y en ese sentido la novedad de estas aplicaciones no es excesivamente importante en términos tecnológicos. Hay desde luego un avance destacado en la capacidad de los sensores de dichas ondas desarrollados y también en su potencial para enviarlas a distancia con el objetivo de actuar sobre algo. Actuación que hasta ahora es sobre objetos virtuales, es decir, objetos situados en el interior de un programa de ordenador.

Hablaremos después sobre estas cuestiones pero los periodistas, y los fabricantes también, se han lanzado a hablar ya de telequinesia (mover objetos físicos sin causas o fuerzas físicas) y telepatía (transmisión entre personas de contenidos psíquicos sin medios físicos). El hecho de que en los interfaces cerebro-ordenador de los que hablamos estemos utilizando ondas cerebrales y aparatos digitales, no parece, sin embargo, que los resultados obtenidos sean candidatos a formar parte de esos fenómenos.

Eso no quiere decir que lo realizado en este caso concreto por “This Place”, la empresa con sede en Londres creadora de MindRDR, no sea un invento notable. A mí me lo parece, y mucho, y es un ejemplo claro de la capacidad del hombre de inventar instrumentos, herramientas y utensilios prácticos, independientemente de los conocimientos científicos y tecnológicos que haya detrás  de ellos.

Los fundadores de la empresa “This Place” (http://www.thisplace.com/ ) explican en su página Web con una ingenuidad deliciosa el invento del MindRDR. Simplemente compraron unas gafas Google y un biosensor Neurosky y comenzaron a darle vueltas a cómo ponerlos juntos y hacer algo práctico con ello. Se dieron cuenta de que el mencionado biosensor necesitaba una cierta programación y los mismo requerían las gafas Google, ocurriéndoseles inmediatamente la idea de unir ambas programaciones y hacer una app que permitiera interrelacionarlas. Se puede leer todo en la URL:
http://www.thisplace.com/works/mindrdr/

Aunque el fundamento tecnológico de los interfaces cerebro-ordenador a los que venimos  refiriéndonos no sea muy novedoso, no dejan de constituir avances en el terreno de las aplicaciones prácticas y, si se unen a los wereable, como está ocurriendo, hay motivos para creer que aparece ante nosotros un nueva, y quizá pequeña revolución industrial (pequeña entre otras cosas por el tamaño de los aparatos), la cual no sabemos si podrá compensar en algún momento por la gran industria (el automóvil y otras) de la que hemos vivido relativamente bien en el siglo XX.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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