Inteligencia Colectiva

Autores: Adolfo Castilla y José María González del Álamo. Innovation Wars, S. L. CIBUC. https://www.innovationwars.com/

Nos adentramos brevemente en este post en la Inteligencia Colectiva propiamente dicha, en su origen y en su desarrollo actual en gran manera debido a la difusión de Internet. Recordamos que el término surge  alrededor de los conocimientos científicos y al hecho de ser estos, colaborativos, graduales y acumulativos. Lo que un científico formula o hace  otro lo completa y perfecciona.

Acción Colectiva

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(Serie de televisión de CBS)

Continuando con lo indicado en el post anterior nos referimos ahora al uso de la primera y más general denominación de Inteligencia Colectiva. Dicho uso es antiguo en el sentido de que los conocimientos avanzan a través de la colaboración y contribución de muchas personas. Se remonta a principios del siglo XIX, según recoge uno de los textos más completos sobre el tema debido a Tomas W. Malone y Michael S. Bernstein.[1]

Para entonces, el conjunto de conocimientos científicos en general había crecido mucho y el número de científicos aumentado de forma considerable tras la revolución científica europea de los siglos XV al XVIII. Muchos de ellos, físicos, médicos, naturalistas, habían caído en la cuenta de que la labor de unos científicos influye en la de otros y de que los conocimientos se acumulan poco a poco mediante las contribuciones parciales de estudiosos e investigadores diversos. Se perfeccionan además paulatinamente con las aportaciones sucesivas o paralelas de personas diversas.

La ciencia como actividad colectiva

La ciencia, especialmente, ha sido considerada siempre como una aventura colectiva y en relación con ello se ha utilizado, quizás excesivamente, la expresión de “si he visto más lejos es por haber estado sentando sobre los hombros de gigantes”.

Frase atribuida a Isaac Newton (1642-1727) pero que otros asignan a filósofos naturales (que es el nombre que se les daba a los estudiosos de la Naturaleza todavía en aquella época) anteriores. Está recogida en una carta de Newton a su contemporáneo y rival, Robert Hooke (1635-1703), el cual, éste último, siempre se quejó de que Newton le robaba las ideas.

Más que robo, diríamos, con la perspectiva de colaboración que estamos adoptando, que las ideas no son de nadie, aunque evidentemente el robo existe en algunas ocasiones. Para evitarlo en temas sobre todo de inventos de aparatos y utensilios, los hombres hemos desarrollado el sistema de patentes.

En cualquier caso, la queja de Hooke sobre sus ideas, sería un ejemplo de inteligencia colectiva. Ocurrida además en relación con el caso de unos de los científicos más individualista, personalista y reservado de la historia, y por cierto, mala persona, según dicen de él algunos historiadores, como fue Newton. Como se sabe, se ha dicho en los tiempos actuales que es posible que padeciera el síndrome de Asperger.

La inteligencia y sus componentes básicos como la imaginación, la inspiración, la creatividad y la capacidad de invención, de personas geniales con ciertas habilidades mentales, seguían siendo en la época de que hablamos funciones individuales. Seguirán así siempre en gran manera,  pero las contribuciones de unos fertilizan la labor de otros y el conjunto avanza mediante las aportaciones de todos. Lo que uno sugiere o inventa otro lo perfecciona y de una idea buena puede surgir otra mejor en un proceso que recuerda a nuestro propio pensamiento.    


[1] Thomas W. Malone y Michael S. Bernstein (Editores),  Handbook of Collective Intelligence, The MIT Press, Cambridge, MA, 2015

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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