Fratelli Tutti y Economía (y 3)

Fratelli Tutti y Economía. Terminamos en este post nuestras consideraciones sobre las referencias a la Economía del papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti. Entramos en lo que más ha podido molestar a economistas, empresarios y otros profesionales, reconociendo que el Papa no solo cita la Economía, el liberalismo y el libre mercado por sus consecuencias negativas actuales para muchas personas, sino porque parece interesarle la teoría económica y sus fundamentos. Parece disentir profundamente, de hecho, del comportamiento asumido por el liberalismo económico en cuanto al llamado, Homo œconomicus. Considera ese arquetipo distinto al hombre verdadero cuya esencia es la de un ser humano con dignidad derivada de su creador.

Explicamos también en lo que sigue la complejidad de este asunto pues los que establecen, o han establecido, la teoría económica, lo hacen con una visión laica y quizás técnica del mundo e, independientemente de sus creencias, en línea con la secularización dominante en la sociedad actual. Al mismo tiempo indicamos la existencia hoy y desde hace unos años, de un movimiento generalizado a favor de introducir correcciones en nuestros sistemas de funcionamiento económico y constatamos la existencia de muchos economistas actuales considerando erróneos los fundamentos de nuestra economía liberal.

Es curioso, pero frente al individualismo, al interés personal, al beneficio por encima de todo en las actividades económicas, al más mejor que menos, a la eficiencia como religión y a otros componente del capitalismo actual, se está considerando hoy la necesidad de un mundo comunitario, colaborativo, de ayuda de unos a otros y de responsabilidad personal y social en todos los sentidos, incluyendo el medioambiental. Aparte de la labor de reflexión de ciertos economistas, la pandemia y sus consecuencias, incluidas las económicas, están llevando a los hombres a revisar todo lo que nos parecía inmutable hasta hace muy poco tiempo. Sugerimos además que los cambios y reformas vislumbradas están en línea con la doctrina social de la Iglesia.

(Imagen de arriba, bodrum, turquía)

Los verdaderos motivos de las críticas a la Fratelli Tutti procedentes de los economistas.

Parque nacional de los Fiordos de Kenai. 
SU connotación con Fratelli Tutti y Economía
(Parque nacional de los Fiordos de Kenai, Alaska)

El ataque al mecanismo de mercado al que se ha hecho referencia en el post anterior es uno de los verdaderos motivos de las críticas recibidas por la encíclica y por Francisco. Eso, y las dudas que vierte sobre la sacrosanta propiedad privada y sobre la libertad individual. Así como sus ataques al beneficio como único criterio de la actividad económica, al enriquecimiento de unos pocos o al papel de los empresarios, los cuales, según el Papa, deben anteponer siempre en sus actividades el bien común de la sociedad a cualquier otro objetivo.

En los titulares de artículos y reportajes de los medios de comunicación hemos visto expresiones como “El pontífice carga contra el «dogma de fe neoliberal y sus desigualdades” o, “El papa Francisco dice que el libre mercado y las políticas de «goteo» son un fracaso para la sociedad”.

Entendiendo por «goteo» o «derrame», traducción de «drip down» o «Trickle-down economics«, las explicaciones sobre el papel del crecimiento, por un lado, que aunque beneficie a los más ricos derrama riqueza a los menos ricos, y la reducción de los impuestos a los que más ganan, por otro, que llevaría a mayores inversiones lo cual a su vez favorecería a todos.

La verdad es que Francisco no es la primera vez que entra en temas, diríamos, de Teoría Económica. En su exhortación apostólica, Evangelii Gaudium, de 2013, ya atacó a estas concepciones del goteo, diciendo además que eran teorías nunca demostradas. Las atacó indicando que se basaban en «una confianza cruda e ingenua en la bondad de quienes ejercen el poder económico y en los trabajos sacralizados del sistema económico prevaleciente».

Parece que la teoría económica le gusta al Papa y, de hecho, entra en ella con distinta fortuna y quizás, como dijo Buttiglione en la primera conferencia comentada en el primer post de esta serie, con cierta simplicidad y desconocimiento de causa. En esto es en lo que mayor razón pueden tener los economistas críticos de la Fratelli tutti.

El término y la idea de goteo parece que fue introducido por un humorista americano de los años 20, pero se puso muy de moda en los Estados Unidos, en un sentido más serio, en la época de Reagan. Se unió a la «teoría del lado de la oferta» y al Consenso de Washington, del que surgió, en gran manera, el neoliberalismo.

Hay otros críticos del Papa que recogen citas de la encíclica como “hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil”, o, “el que no comparte los bienes con los pobres, los está robando”, o incluso, “esta Economía mata”.

Se mete con los políticos que no se ocupan de la inclusión y no se dedican a buscar por encima de todo el bien común.

No son difíciles de entender las críticas de muchos economistas, políticos y empresarios creyentes de verdad en el liberalismo económico, los cuales, además, no saben muy bien cómo se ponen en marcha las consignas del Papa.

Acuerdo en cuanto a las ideas del Papa y dudas sobre su implantación

No se puede olvidar que el liberalismo, el neoliberalismo e, incluso, el libertarismo, están muy vivos y presentes en nuestro mundo y que bastantes de los seguidores de estas ideas, especialmente los últimos, a los que yo llamo “fundamentalistas liberales”, están fuertemente ideologizados.  Las ideas del Papa en contra de principios para ellos sagrados como la libertad personal en general o la del empresario en particular, la propiedad privada y la libertad de mercado, son ataques imperdonables.

Creen que el Papa defendiendo esas ideas se pone del lado de los socialismos, también muy presentes en nuestras sociedades. Aunque el Papa, hay que decirlo todo, no habla de intervencionismo de los gobiernos ni a favor ni en contra.

Personalmente estoy muy de acuerdo con los principios de fraternidad, solidaridad y espíritu comunitario, pero tengo dos dudas profundas. Una, relacionada con el hecho de que el capitalismo no es un invento artificial ni una ideología, sino un proceso espontáneo muy difícil de cambiar, y otra, que es un sistema que lleva consigo la generación de, iniciativa, actividad, emprendimiento, innovación, esfuerzo, riesgo y otras dimensiones, absolutamente necesarias para el funcionamiento de nuestro mundo.

El capitalismo, el liberalismo económico y la democracia, los tres caminando juntos hasta ahora, han funcionado muy bien en las épocas iniciales de desarrollo y crecimiento (la época de emergencia económica), cuando primaba la iniciativa personal, la innovación, el emprendimiento, la creación de empresas y su permanencia en el tiempo a través del beneficio.

Más adelante, y ese es el caso en el mundo desarrollado, el capitalismo parece haberse olvidado de esas cuestiones y se ha transformado en una organización económica de rentistas con la economía financiera (especulativa en gran manera) dominando sobre la economía realmente productiva. El capital generando capital, o riqueza produciendo riqueza, sin ninguna otra preocupación, parece ser un fenómeno de una época madura del capitalismo como la vivida en Europa y en los Estados Unidos en los últimos años.

Resultando conveniente mencionar también, en cuanto a estas cuestiones, las bondades del capitalismo cuando es un capitalismo popular capaz de mejorar la vida de todas las personas — creando empleo, por ejemplo — y potenciar la actividad de los autónomos, emprendedores e innovadores, capaces de correr riesgos e iniciar negocios. Las cosas en estas condiciones parecen funcionar, pero cuando el capital se enroca y abusa de su poder y de la posición de preeminencia que le da el sistema capitalista, las cosas se tuercen sin remisión. Hay en esas condiciones muchos efectos colaterales negativos.

Distintas concepciones del liberalismo económico

Y en estos temas hay diferencias notables entre, por ejemplo, Europa y los Estados Unidos. En la primera existe la sociedad del bienestar, la cual se respeta y se cuida, pero en el segundo siguen existiendo concepciones tales como: la ganancia económica, cuanto mayor mejor, es lo correcto en una economía, y ganar mucho dinero basándose en el mecanismo de mercado, no debe tener ninguna connotación negativa. Considerándose además que dichas ganancias son para quien las consigue, sin tener ninguna obligación de dar parte de ellas a nadie, ni siquiera en términos de impuestos.

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Leer el libro Justicia. ¿Hacemos lo que debemos? del filósofo político americano Michael J. Sandel (nacido en 1953), profesor de Harvard y premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de 2018, resulta muy gráfico en estas cuestiones. Como en la mayoría de sus libros, empieza refiriéndose a casos concretos, en este libro al impacto desastroso en Florida del huracán Charley del verano de 2004. Se centra en el debate de los «precios abusivos» que el mercado puede imponer, describiendo los enormes precios exigidos en labores de reconstrucción de la viviendas e instalaciones que se generalizaron en la zona tras el mencionado huracán.

Explica que el estado de Florida tiene, o tenía en la época, una ley que prohibía la subida especulativa de los precios, la cual fue aplicada con el resultado de hacer devolver importantes sumas de dinero a las empresas que habían abusado con precios muy altos en la reconstrucción de viviendas. Pero lo más importante de lo indicado en su libro se relaciona con el gran debate que se produjo en todo el país sobre el tema de los precios abusivos.

Cita a Thomas Sowell, un economista defensor del libre mercado que indicó lo siguiente sobre la idea de «precios abusivo»: «es una expresión emocionalmente potente pero carente de sentido desde el punto de vista económico, de la que prescinde la mayoría de los economistas porque les parece confusa para tenerla en cuenta». Y que los supuestos «precios abusivos», «venían muy bien al conjunto de la gente de Florida».

En cuanto al columnista Jeff Jacoby, defensor también del libre mercado, Sandel recoge lo que escribió entonces: «No es abusivo cobrar tanto como el mercado pueda soportar. No es codicioso ni desaprensivo. Así es como se asignan los bienes y servicios en una sociedad libre».

Sandel, por cierto, utiliza ese caso y otros igualmente concretos como puntos de apoyo para hablar de la Justicia, con mayúsculas, siguiendo con ello el trabajo pionero en tiempos modernos del filósofo John Rawls (1921- 2002). En términos más amplios aprovecha, creemos nosotros, las enseñanzas de sus maestros, Charles Taylor (nacido en Montreal en 1931) y Alasdair MacIntyre (nacido en Glasgow en 1929), católicos los dos.

Fratelli Tutti y Economía. Un mundo más unido, más responsable y más humano

Michael Sandel es de origen judío, pero parece adscribirse más bien a las interpretaciones católicas sobre el capitalismo que a las protestantes. Estas últimas son las dominantes en los Estados Unidos y no hay que olvidar la conexión que hizo el protestantismo, al menos en sus primeros tiempos, de la riqueza con la bendición de Dos. Max Weber (1864-1920), como se sabe, insistió en la difícil relación del catolicismo con el ethos capitalista.

Estamos, al final, no lo olvidemos, relacionándonos con estas cuestiones pero, con la diferencia en comparación con otras épocas, de que ahora el capitalismo parece enfrentarse a serios problemas de supervivencia. No existiendo soluciones alternativas como las propuestas históricamente por anarquistas, comunistas y otras ideologías, al igual que las de los fascismos y otros movimientos de ultraderecha, recogidas hoy, ambas, por los diversos populismos que nos inundan. Soluciones increíbles, de otras épocas, fracasadas estrepitosamente allí donde se han intentado que no merecen consideración alguna.

Como es lógico, al hablar de los problemas actuales los que los reconocen dentro de los pensadores liberales, predican la solución es más libertad y menos intervención. Con ello se vencerán, dicen estos pensadores, las dificultades actuales y florecerá un capitalismo beneficioso para todos. Del otro lado, están los reformistas y los que creen en la necesidad de un mundo más unido, más responsable y más humano en línea, decimos nosotros, con el Papa y con la Fratelli tutti.

Esto, y cómo sería posible poner en marcha un sentido más comunitario de nuestras sociedades, en lo que yo también creo, es lo que me llena de dudas sobre las palabras del Papa. Decir esas cosas es relativamente fácil pero ponerlas en marcha algo muy complicado como hemos indicado anteriormente.

En cualquier caso, el Papa y los conferenciantes a los que hemos glosado, tienen razón en cuanto al número importante de grandes economistas actuales preguntandose por una reformulación de los principios básicos de nuestras sociedades capitalistas. Al interés personal y al “egoísmo” se une ahora el interés comunitario, la colaboración y la responsabilidad de hacer de nuestro mundo y de nuestro planeta algo sostenible o sustentable. 

La cuestión importante en nuestros días es que independientemente de unas concepciones u otras, hay problemas extremadamente graves en nuestro mundo para los que debíamos encontrar soluciones. Las enseñanzas de la Iglesia parecen coincidir, volvemos a indicar, con la de los economistas reformadores. Al interés individual como sustento básico de nuestro sistema de organización parece oportuno contraponer el interés comunitario del hombre, que siempre ha estado en él. Nos lo exige, aparte de lo dicho, la obligación urgente de proteger nuestro planeta y nuestra vida en él.

El capitalismo como sistema autónomo, natural y espontáneo no se puede, probablemente, ni eliminar ni sustituir por nada pero su reforma, su reformulación y su reinvención resulta imprescindible.

Y decir, finalmente, que la Fratelli Tutti es un documento muy extenso, con ocho capítulos, 287 párrafos y un número muy elevado de páginas. Su contenido es amplio y se dicen muchas más cosas que las relacionadas con la Economía.

Nota final. Interdisciplinariedad

Estas notas han sido preparadas para ser difundidas a los miembros de ASINJA, una asociación que tiene la interdisciplinariedad como un elemento constitutivo de su actividad. Yo he expresado mi opinión en cuanto a que la interdisciplinariedad es un hecho o, un ”approach”, para entender nuestro mundo y entendernos unos con otros pero no una cuestión que requiera mucha reflexión en sí misma. Creo que no hay que darle vueltas, es algo para practicarlo.

El tema tratado, los conferenciantes utilizados como fuente de información sobre la Fratelli Tutti, la economía, la sociedad, la política y otros temas recogidos en estas notas, nos hablan todos de interdisciplinariedad. Nos hacen ver, por otra parte, que entender algo como la Fratelli Tutti exige conocer aspectos sustanciales de áreas de conocimiento muy diversas, es decir, nos llevan a la transdisciplinariedad e, incluso, a la consiliencia.


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Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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