Hipercapitalismo

Estamos de nuevo en este blog analizando el deterioro del bien común ocurrido en el mundo, con particular referencia a los países desarrollados, desde la Gran Recesión. Hemos comenzado en el post anterior mencionando y revisando a grandes rasgos el último libro de Thomas Piketty, Capital e Idéologie, en el que se utiliza el término hipercapitalismo. Hemos pensado que sería importante analizar el significado de dicho término y la génesis de su utilización para definir el capitalismo actual. Dedicaremos a a esas dos cuestiones el presente post y los dos siguientes

( Imagen de arriba tomada de la Web BRAINLY, https://brainly.lat/tarea/9111507 )

Un término no aceptado por todos

(Portada de un libro español reciente sobre el tema tratado)

La palabra hipercapitalismo no le gusta a mucha gente. Disgusta, por ejemplo, a la enorme masa mundial de pequeños inversores en bolsa, fondos de inversión u otros instrumentos financieros, que tratan de mantener y aumentar los ahorros de toda su vida, los cuales son vistos como un seguro para su vejez y una ayuda inicial para sus herederos. 

Este grupo de personas, junto con el estrato más acaudalado de nuestras sociedades, no ven problema alguno en la economía financiera que en parte está detrás de ese término. Tampoco ven grandes problemas en el capitalismo actual, sobre todo teniendo en cuenta, que muchos están de acuerdo con la sociedad del bienestar de países como los europeos, la cual se mantiene en funcionamiento con los impuestos estatales y a través del proceso de distribución realizado por los estados. Creen que el capitalismo combinado con la sociedad del bienestar es una buena forma de organizarnos para convivir.

Sociedad de bienestar

Independientemente de que nos quejemos de los impuestos en algún momento, y los consideremos excesivos, hay un cierto consenso en nuestras sociedades, sobre todo en las europeas, en cuanto a la existencia de servicios médicos universales, seguridad social en general, educación pública, seguro de desempleo, sistema de pensiones y transferencias y ayudas diversas a los más necesitados.

Aquellos a los que no les gusta el término lo unen a la labor de ideólogos marxistas que no paran de atacar al sistema socio-económico-político más extendido en el mundo y para el que parece no haber alternativa.

La verdad es que no es fácil saber muy bien a qué se refieren los que emplean este término en sus explicaciones, y, desde luego, los partidarios del liberalismo económico más radical, que ni siquiera aceptan la palabra “capitalismo” para designar al mecanismo de mercado, simplemente lo detestan.

¿Qué es el hipercapitalismo?

El libro de Thomas Piketty, Capital e Idéologie, reseñado en el post anterior, tiene un capítulo (el 13) dedicado al tema, titulado: “L`Hipercapitalism: entre modernité et archaism”. Es un capítulo largo y denso que no presta ninguna atención al término en sí. Simplemente lo da por existente, y de hecho habla tranquilamente de las “sociedades hipercapitalistas”. Lo más cercano que hemos encontrado en él es la expresión, “persistance de l’hyperconcentration patrimoniale”. Es utilizada para dar nombre a un apartado dentro del capítulo que mencionamos, en el que se vuelve a recoger las cifras del aumento de desigualdad en el mundo desde la década de los 80 del siglo pasado en los Estados Unidos, Reino Unido y Francia y en economías emergentes como India, China y Rusia.

Los datos y gráficos sobre la desigualdad construidos por Piketty, ya desde su primer libro, son numerosos y ricos en contenido. Mide los porcentajes del total de la propiedad privada de los países incluidos en sus análisis en manos del 1% de la población más rica, del 10% de dicha población y de otros percentiles.

En los Estados Unidos, por ejemplo, el 10 % de la población más rica poseía en 1985 el 60 % de la riqueza del país, mientras que en la actualidad está en el 75 % de dicha riqueza.

Si se hace referencia al 1 % más rico, las cifras son de aproximadamente un 22 % en 1980 a un 40 % en la actualidad (sin que haya mucha precisión en los años).

Medida de la propiedad privada

La propiedad privada es medida en términos de bienes inmobiliarios, empresariales y financieros y la forma de medir la propiedad en manos de los más favorecidos, según indica el autor, es a través de las declaraciones anuales de ingresos y de las declaraciones de sucesiones. Estas últimas, por cierto, se han deteriorado enormemente desde los años 80 por la eliminación en muchos países de los impuestos a las herencias.

La primera conclusión que se alcanza es que el hipercapitalismo está relacionado con la hiperdesiguldad, con la hiperconcentración de la propiedad privada y los ingresos y, probablemente, con la hipereconomía financiera de nuestros días. Así como con las tecnologías que permiten y facilitan todos esos fenómenos. Aunque, cuando empezamos a aplicar el mismo prefijo a muchas cosas, mejor es eliminarlo y volver a las nombres anteriores.

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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