Economía para el Futuro (II) (53)

Futuro. Este post es continuación directa del anterior. Seguimos prestando atención a grandes problemas de todo tipo viniéndosenos encima a la vez. Nos enfrentamos, como hemos visto en el post anterior, a tiempos difíciles, con una acumulación de dificultades que crean una especie de muralla aparentemente insuperable. No es que sea la peor época de la historia, pues solo en el siglo pasado con dos guerras mundiales apocalípticas, la humanidad estuvo sometida a tragedias imposibles de imaginar antes de su ocurrencia. Confiemos en que no se produzca de nuevo algo parecido.

Pero, para ello, debemos, no solo seguir remando, como aconsejaba Isaiah Berlin en una cita que recojo más abajo, sino utilizar nuestra inteligencia para encontrar el camino adecuado para un futuro esplendoroso, o razonablemente bueno, para todos.  Vamos a reflexionar sobre ello en estos posts y siguiendo el consejo de Les Luthiers, procuraremos “no razonar fuera de tiesto”.

(Imagen de arriba, Castillo de Ponferrada)

Conflictividad e incertidumbre

Si tenemos en cuenta lo indicado en el post anterior, no hay duda de que atravesamos una época “fina”, por decir algo, que nos llena de pesimismo y preocupación. Mis hijos que están ahora entre los 35 y 40 años me preguntan si cuando yo tenía su edad reinaba en mí y en la sociedad el mismo sentimiento negativo actual en cuanto al futuro. Yo les digo que, ni mucho menos, ya que empecé a trabajar casi al final de las tres décadas gloriosas del capitalismo (1945 a 1975) en las que todo parecía creciente y beneficioso, continuando la bonanza unos años más.[1]

(Castillo de Manzanares)

El mundo actual es complejo, conflictivo e incierto y fuertes nubarrones se acumulan en nuestros cielos, pero el pesimismo es más bien una actitud de los viejos, de la que yo, hombre de edad ya, intento zafarme. Con la consideración de que puede que dicho pesimismo esté relacionado, no con las circunstancias a las que hemos hecho mención, sino con la vida que se nos acaba a algunos por el simple hecho de estar sometidos todos a ley más robusta existente en nuestro mundo: la de “la esperanza de vida”.

Ley que nos recuerdan a diario, no solo nuestra edad, sino los familiares y amigos que caen a nuestro alrededor como en un campo de batalla. Nos vamos todos en un punto cercano a la esperanza de vida, con un espacio intercuartílico que hoy por hoy, afortunadamente, sigue siendo bastante amplio.  

Tiempos oscuros y turbulentos

Los jóvenes en sus apreciaciones no tienen los mismos condicionantes de los mayores y es lógico que a pesar de que se den cuenta de lo que está ocurriendo en el mundo en la actualidad, caracterizado por un número muy elevado de frentes abiertos, todos a la vez, no caigan en el pesimismo.[2]

Y la verdad es que, en términos de desempleo, por ejemplo, las cosas no están tan mal como parece para ellos. El joven que quiere trabajar y se mueve, encuentra trabajo, a veces en forma de autoempleo y dentro de la economía informal o gig economy. Actividad sigue habiendo en nuestros días, aunque puede que la gran crisis y el gran parón económico se produzca a partir de ahora.

Los tiempos son, sin embargo, para jóvenes y viejos, oscuros y turbulentos, aunque, a decir verdad, más que los tiempos, son las mentes humanas las que pueden tener esas características. Los tiempos son neutrales. Somos nosotros los que vemos el mundo de esas maneras porque no encontramos soluciones fáciles con vistas al futuro que nos espera.

Ese futuro es el que pretendemos analizar en este y en próximos posts. La introducción al tema ha sido un poco larga, pero no debemos intentar reflexionar y encontrar soluciones a nuestros problemas sin conocerlos y sin saber algo de sus mecanismos internos.

Nuestra intención es hablar de la economía que nos espera en los próximos años, ya sea a corto, medio o largo plazo, así como la relación de dicha economía con todos los problemas a los que hemos hecho referencia en los párrafos anteriores.

Amenazas a la prosperidad global

Dos cosas pueden ayudarnos a ello, una el recuerdo de la metáfora de Isaiah Berlin (1909-1997), que cito de memoria, “navegamos todos en un barco que no tiene destino ni timonel, no tenemos más remedio que seguir remando”. Aunque hoy, por decirlo todo, el mar por el que nos movemos es proceloso, el barco tiene vías de agua diversas y los hombres que vamos en él, en vez de remar, nos enfrentamos unos a otros y queremos todos mandar y poseer individualmente el máximo en todos los terrenos.

La otra, la utilización como punto de partida de dos textos recientes de autores españoles, dentro de la pléyade de autores internacionales a la que hoy tenemos acceso.

Uno, el texto de hace tres años de Emilio Ontiveros (1948-2022), EXCESOS. Amenazas a la prosperidad global, no muy citado, pero para mi un pequeño gran libro. Con lo que además rindo homenaje a un gran hombre y gran amigo, fallecido este año prematuramente.

El otro, más reciente, de Santiago Niño-Becerra (nacido en 1951), Futuro, ¿Qué futuro? Claves para sobrevivir más allá de la pandemia. Un libro en el que se hacen dos afirmaciones muy tajantes: el declive del capitalismo y la aparición de un nuevo modelo de organización social en fechas muy cercanas a nosotros y la desaparición de la Economía, que en palabras de este autor, “ya no tendrá nada que decir porque nos encontraremos ante una sola posibilidad y un único pensamiento”.


[1] Ni hay que olvidar, sin embargo, que en 1972 se publicó el primer informe del Club de Roma, Los límites del crecimiento, en el que se adelantaban gran parte de los problemas actuales

[2]Ver el reportaje, ¿Qué opinan de esta crisis los sabios de la economía?, firmado por Carlos M. Sánchez en el suplemento XL Semanal de ABC de hoy, 18 de septiembre de 2022

(Continúa en el próximo post)


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Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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