Esoterismo: una primera justificación de nuestro interés por el tema

Justificamos en este post nuestra entrada rápida en otra forma histórica de interpretar nuestro mundo y lo que somos. Se trata de ver el mundo no desde el exterior, como hace el materialismo, es decir, considerando que todo lo que existe es lo que vemos fuera de nosotros, formado por materia, átomos y leyes físicas, sino desde el interior del hombre y desde su consciencia, algo que en este blog se ha procurado desde el principio pero sin referimos muy directamente a la tradición del esoterismo, la teosofía y el New Age. Lo hacemos como paso intermedio a defender adicionalmente a lo hecho hasta ahora la existencia de dos naturalezas en el hombre, la material y la espiritual, y la posibilidad de compaginarlas y explicarlas conjuntamente, aspecto este último para el que nos servirá la mecánica cuántica a la que tanta atención hemos prestado.

Esoterismo: una primera justificación de nuestro interés por el tema
Un asiduo lector de este blog me hace muy amablemente la crítica de que por qué dedico tiempo en él a la obra del obispo anglo-irlandés George Berkeley (1685-1753) y a las de otros defensores o representantes del solipsismo, un terreno de la filosofía quizá extremista y superado en opinión de muchos por la concepción materialista y determinista del hombre. Se inquieta además ante la referencia al libro de Gary Lachman (nacido en 1955) hecha en el post anterior al presente y a la posible entrada a partir de ahora en el mundo del esoterismo.
 
Cuando se entra en estas cosas ocurre como con los ramos de cerezas, una cosa lleva a otra y de un autor se salta a otro. En ese sentido el amable lector tiene razón, mi intención es revisar ahora no sólo la obra de Lachman que a mí me parece muy sensata y muy útil sino la de otros autores como Patrick Harpur (nacido en 1950) (La Tradición Oculta del Alma)[[1], Joseph Campbell (1904-1987) (Las Extensiones Interiores del Espacio Exterior)[2], así como los propios escritos de Rudolf Steiner (1861-1925), uno de los grandes nombres del esoterismo, creador de la “antroposofía”, y por lo demás un conocido filósofo, reformista social, crítico literario, escritor y arquitecto que construyó su obra a partir de las aportaciones del idealismo alemán, sobre todo las de Fitche, y de las interpretaciones del mundo y el hombre de Johann Wolfgang Goethe (1749-1832). Utilizaremos también en esta línea la biografía de Steiner escrita por Gary Lachman en fecha posterior a la del primer libro de este autor comentado en el post anterior (Rudolf Steiner)[3] .
 
Tendremos siempre a mano, eso sí, a otros libros destacados y de orientación contraria como  los de Francis Crick (1916-2004) (La Búsqueda Científica del Alma)[4], Terrence W. Deacon (Naturaleza Incompleta. Cómo la mente emergió de la materia)[5] y otros.
 
El motivo que nos lleva a la revisión de temas como el esoterism o o el New Age, considerados de segunda categoría por muchos en nuestra época, no es la mera curiosidad. Mi curiosidad es cierto que no tiene límites y he tenido que someterla a control durante toda mi vida, pero no es el haberla dejado suelta ahora lo que me lleva a dichos temas. Habiendo vivido durante años en los Estados Unidos y visitando dicho país muy a menudo, estoy muy acostumbrado a ver en sus librerías las secciones dedicadas a New Age, pero salvo la lectura de Ken Wilber (nacido en 1949) y algunos otros muy destacados autores que trascienden dicho grupo, siempre las he evitado.  
 
Tampoco es que en España ATALANTA y otras editoriales estén publicando ahora muchas obras de carácter espiritualista, o comoquiera que las llamemos, y eso me lleve a leerlas. Salta a la palestra en relación con ello la cuestión de qué es anterior, el interés de la sociedad por ciertos temas o el afán de las editoriales por potenciarlos a priori. Yo quiero creer que es siempre más bien lo primero y pensar que las editoriales identifican intereses de la sociedad por determinados asuntos y publican sus obras para sacar partido de ello, pero no descarto el proceso inverso, es decir, que alguien en nuestro mundo, algún sanedrín, o algún “grupo  Bilderberg”, se ocupe periódicamente de orientar nuestros intereses y, lo que es peor, nuestros pensamientos.
 
Considero, no obstante, que los motivos para entrar en el tema mencionado en el título de este post son menos artificiales, surgen del proceso de reflexión que estamos siguiendo en este blog sobre el cerebro y los avances recientes en la explicación de su funcionamiento, sobre la mente, el conocimiento y la inteligencia en general, sobre la consciencia y el yo personal y sobre la tecnología relacionada con todo ello.


[1] Patrick Harpur, La Tradición Oculta del Alma, ATALANTA, Madrid, 2013
[2] Joseph Campbell, Las Extensiones Interiores del Espacio Exterior, ATALANTA, Madrid, 2013
[3] Gary Lachman, Rudolf Steiner, ATALANTA, Madrid, 2012
[4] Francis Crick, La Búsqueda Científica del Alma, Debate. Pensamiento, Madrid, 1995.
[5]Terrence W. Deacon, Naturaleza Incompleta. Cómo la mente emergió de la materia, Tusquets Editores, Barcelona, 2013

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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