Terminamos con este post la referencia al tema «Esoterismo, Teosofía y New Age», como asunto unitario, al que hemos dedicado tres entradas. Llevamos varios posts dedicados al esoterismo, como bien saben los seguidores de este blog, pero nos ha parecido que era oportuno referirnos con esos tres términos a los fundadores de estos movimientos en el siglo XIX y principios del XX. Damos algunas informaciones adicionales sobre Ouspensky y Gurdjieff, pero lo más importante es la referencia final que hacemos a Alfred Richard Orage y a su labor como editor de la revista «The New Age».

Como dice Gary Lachman en la página 93 de su libro, “el tema básico de Tertium Organum es la necesidad de traspasar los límites artificiales del conocimiento impuestos por la inadecuada lógica de la ciencia positivista. Aún en la actualidad esta ciencia afirma que la vida carece de un valor mayor o un sentido más profundo que el derivado de su explicación material – lo que al cabo significa que no tiene ningún valor ni sentido en absoluto–.Ouspensky aplicó su considerable talento y penetrante inteligencia a hacer frente a esta valoración tan empobrecedora”.
Trabajó sobre el concepto de “cuarta dimensión” para indicar que debemos salir de ls dimensiones tradicionales si queremos entender lo que verdaderamente somos. Creyó que los hombres que se abrían a nuevas percepciones eran “super-humanos” que llegarían a formar una “nueva raza”. Aunque dejó claro que lo esencial no era una nueva raza en sentido biológico, sino una nueva cultura movida por una consciencia cultivada.
Mi última referencia, por el momento, siguiendo a Lachman, es a la vida y a la obra de otro esotérico. Se trata del británico Alfred Richard Orage quien tras interesarse por la política y por el socialismo se pasó a la teosofía y trabó amistad con Ouspensky y Gurdjieff. Con este último trabajó durante años siendo responsable, entre otras cosas, de difundir su sistema de autodesarrollo personal.
Antes había sido editor de la revista The New Age, una publicación muy importante durante los primeros años del siglo XX en la que escribieron autores muy conocidos como Bernard Shaw, G. K. Chesterton y H.G. Wells y que trató sobre temas literarios, filosóficos, místicos y políticos.
Orage, además de estar muy relacionado con el esoterismo, fue un estudioso de Platón y Nietzsche y se adentró en el Mahabharata. Publicó varios libros sobre sus experiencias esotéricas, filosóficas y las relacionadas con la teosofía, movimiento al que criticó de forma importante y del que se separó oportunamente.
La revista The New Age, que fue creada en 1907 y editada por Orage hasta 1922, comenzó siendo de carácter literario y se inclinó posteriormente hacia el misticismo. Declinó a partir de que fuera vendida por su fundador y terminó por desaparecer en 1938.
No se debe confundir dicha revista con el movimiento posterior denominado New Age, aunque alguna relación puede existir entre los dos hechos. Este último es un movimiento espiritual occidental de la segunda mitad del siglo XX en el que se combinan las espiritualidades oriental y occidental con las publicaciones y actividades conocidas como “auto-ayuda”, con la tradición metafísica, con la psicología motivacional, con el holismo y su aplicación a la salud, con la parapsicología, con la investigación sobre la consciencia y, curiosamente, con la mecánica cuántica.
Un movimiento que a pesar del atractivo que puede tener su definición es en gran manera una continuación del esoterismo en su versión menos rigurosa y más teosófica y que ha terminado por recoger publicaciones y actividades de bajo nivel.
Hasta aquí hemos seguido el libro de Lachman, que comienza su historia secreta de la consciencia en el siglo XIX, pero habría que decir, aunque sólo sea de forma muy breve, que la tradición esotérica occidental hunde sus raíces en referencias muy antiguas como el personaje mítico Hermes Trismegisto del que se dedujo el hermeticismo, antigua filosofía esotérica en la que las tres partes de la sabiduría eran la alquimia , la astrología y la teúrgia.