La producción, almacenamiento y transmisión de la electricidad estática son procesos muy destacados que hombres notables llevaron a cabo a lo largo de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Muy pronto surgirían, en la primera mitad de éste último siglo, aplicaciones tan destacadas como el telégrafo. A partir de entonces el uso de la electricidad se acelerará con aplicaciones tan espectaculares como la iluminación, el teléfono, la telegrafía sin hilos y muchas otras cosas más, entre ellas, la dinamo y el motor eléctrico, conseguidas, estas últimas, con el descubrimiento del electromagnetismo. Antes de continuar resumiendo esos inventos del hombre, hacemos en este post unas consideraciones sobre la evolución de la mente humana y sobre las nuevas concepciones relativas al mundo en el que habita que el hombre adquirirá de la mano de las nuevas leyes de la naturaleza que descubre.
Todas estas historias se pueden encontrar en algunos de los manuales de historia de la ciencia utilizados en est blog, con particular referencia al mencionado varias veces, Historia de la Ciencia 1543-2001, de John Gribbin, y además todo está hoy muy bien recogido en las entradas de Wikipedia pertinentes, pero justo hace tres meses, en mi último viaje a Nueva York y Philadelphia encontré una publicación reciente muy destacada, se trata de Conquering the Electron, cuya portada se recoge como figura en este post. No es que se diga nada nuevo sobre la historia de la electricidad pero si es un libro notable en cuanto a la visión comprensiva y global que hace de esta materia, lo cual permite ver que el desarrollo de la electricidad, el electromagnetismo, la electrónica y la tecnología digital, de momento, ha sido y es una gran epopeya de la humanidad.
Aparte de los hechos históricos en sí, y como ya se ha dicho en este blog en varias ocasiones, no es tanto la historia de dichos hechos lo que nos interesa sino la evolución del pensamiento humano en relación con los fenómenos de la naturaleza. En el recorrido realizado últimamente por la electricidad estática resulta muy interesante ver cómo el hombre, y en definitiva la humanidad, va poco a poco acercándose a la verdad de las leyes que gobiernan el mundo a través del pensamiento de unos hombres tras otros. Da la impresión de que desde el primer hombre que estudia un fenómeno hasta el último que lo hace hay una especie de evolución mental, algo así como si en la mente de dichos hombres se fueran aumentando las neuronas o, al menos, las sinapsis y sus interrelaciones. Las interpretaciones del mundo que se van obteniendo terminan afectando a las ideas generales y a las concepciones del hombre sobre su mundo. Contribuyen además, como también se ha dicho repetidamente, a la formación de nuevas cosmovisiones.
El desarrollo de la electricidad y sus aplicaciones a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y muy especialmente a lo largo del XX, es algo increíble, espectacular y casi mágico. No puede pensarse que tras lo conseguido en términos de explicaciones, leyes y realizaciones prácticas, la mente del hombre a principios de este siglo XXI sea la misma que la del hombre de los siglos XVII y XVIII.
Da la impresión de que tras una evolución portentosa de la fisiología del hombre a través de muchos siglos, lo que de verdad evoluciona en la actualidad en el hombre, a gran velocidad por cierto, es la mente, la capacidad de comprensión y la consciencia. Una evolución, por otra parte, muy unida a los descubrimientos de las leyes de la naturaleza.