La humanidad pues, está sometida a dos tendencias exponenciales preocupantes la demográfica y la de creación de conocimientos. Las dos parecen muy difíciles de detener, o incluso, suavizar. Entre otras cosas, porque las dos parecen depender o estar enraizadas en dos capacidades del hombre por muchos motivos intocables: la reproductora y la pensante.
Respecto de la primera, aunque en algunos países existen leyes coercitivas de la natalidad, los métodos anticonceptivos tienen plena vigencia entre nosotros y las prácticas abortivas tienen cada vez más carta de naturaleza, lo cierto es que la población mundial crece exponencialmente y ya sabemos la fecha cercana en la que nuestro pequeño planeta albergará al doble de la población actual. El crecimiento exponencial es, por tanto, un hecho fehaciente con el que debemos contar a la hora de reflexionar sobre el futuro de nuestras sociedades.
En cuanto a los conocimientos, la velocidad y aceleración de creación son mucho mayores, y no hay nada más tabú en nuestro mundo que poner límite a la creación de ideas, elaboración de teorías explicativas o construcción de artefactos. Siempre que se ha intentado hacer algo de eso por algún motivo, el remedio ha sido peor que la enfermedad.
El economista ruso nacionalizado americano, Leontieff , creador de las tablas Input-Output, se dedicó en los últimos años de su vida a estudiar la tecnología, su influencia en el desarrollo y su impacto social. Inicialmente se dedicó a ello con espíritu muy crítico, como por otra parte es frecuente, pero en sus últimos libros dejó muy claro, que todo podía ser alterado en el hombre menos coartar su iniciativa y creatividad, en especial la de carácter tecnológico.
Una ley adicional del hombre moderno, o mejor dicho, de la humanidad en su etapa actual, es la exponencial, por lo que podemos gráficamente presentar otro símbolo de nuestra especie, la curva logística o curva en S que recogemos arriba