El ascenso del hombre

Desde septiembre del pasado año no hemos colgado ningún post nuevo en este blog. Diversas ocupaciones importantes lo han impedido. Volvemos ahora con la intención de terminar pronto con el análisis del libro de Gary Lachman, «La historia secreta de la consciencia», al que hemos dedicado ya mucha atención, Nos referimos ahora a la cronología de la consciencia, algo que Lachman trata revisando no sólo las etapas y fechas normalmente establecidas sino recogiendo interpretaciones alternativas que retrasan las fechas mucho más atrás en el tiempo de lo comunmente aceptado. Hace referencia, por ejemplo, a autores que hablan de la Atlántida y a civilizaciones avanzadas anteriores al antiguo Egipto.

Volvemos ahora a este blog después de varios meses sin entradas. Lo hacemos retornando al libro de Gary Lachman  (nacido en 1955) Una historia secreta de la consciencia, al cual hemos hecho referencia en varios posts anteriores.

Como ya se ha visto, el libro es un recorrido por el esoterismo, sus diversas corrientes y sus autores más destacados, aunque es muy probable que el autor lo vea simplemente como una revisión de la evolución de la consciencia, la espiritualidad y la subjetividad del hombre. De hecho, aparte de incluir en sus referencias a muchos autores “normales”, o que forman parte del canon filosófico occidental, poco a poco, en el libro, la historia de la consciencia casi converge con dicho canon a través de autores como Owen Barfield, Carl Gustav Jung, Karl Yuri Moskvitin, Karl Jaspers o Jean Gebser, que por un lado son considerados filósofos en toda la extensión de la palabra, con la racionalidad por bandera, y por otro, han hecho experimentos mentales para conocer la naturaleza de las cosas basándose en capacidades mentales alternativas como la intuición, la consciencia del corazón o una consciencia conectada al mundo y al cosmos. Algunos otros, ya utilizados en este blog, como Henri Bergson, William James o Alfred North Whitehead, han sido grandes filósofos que se han acercado al esoterismo propiamente dicho y a la parasicología.

No hay que olvidar en relación con lo anterior que los filósofos, por definición, dedican su actividad al mundo de la mente, la subjetividad y la consciencia. Se dice de hecho, que la filosofía trata  de la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje, pero que se refiere a todo ello de forma distinta a como lo hacen los practicantes del esoterismo, la mística, la mitología o la religión. Utiliza lo que llamamos racionalidad, análisis conceptual o especulación intelectual, aunque no siempre estos artificios mentales que buscan la consistencia de las explicaciones, sean definitivos para distinguirse de otras formas de actividad mental.

Lo cierto es que ese mundo del interior del cerebro, relacionado con la consciencia, la espiritualidad (sin unir este término a la religiosidad) y la subjetividad, es una parte fundamental del hombre y compite con éxito con otras formas de conocer y saber como la científica, basada en el empirismo y la demostración.

La actividad intelectual o consciente del hombre es algo real aunque de naturaleza muy distinta a la relacionada con el mundo de la realidad física a la que accedemos a través de nuestros sentidos. Al mundo de la consciencia no se entra a través de los sentidos sino directamente a través de la actividad que llamamos “pensar”, a la que todos los hombres tenemos acceso naturalmente, es decir, de la misma forma que respiramos.

Hubo un tiempo que no fue así, ya que la consciencia y sobre todo la auto-consciencia (si tuviera sentido esta especie de segunda derivada), surge en el hombre en épocas relativamente cercanas a nosotros.  Gary Lachman se refiere a esta cuestión de fechas y periodos dentro de lo que podríamos denominar como el “ascenso del hombre”, denominación, por cierto, popularizada por  Jacob Bronowski (1908 – 1974) en la serie de televisión de la BBC con ese mismo título y en el libro posterior publicado en 1973.

Las grandes fechas de ese ascenso parecen ser las siguientes: 1) el Homo habilis, que fue el primer antepasado del hombre actual que utilizó herramientas vivió en África hará unos 2,2 millones de años; 2) El Homo erectus vivió entre 1,6 y 0,5 millones de años y fue el primero en salir de África y habitar otras zonas de la Tierra; 3) El Homo sapiens, en su versión de hombre de Neandertal vivió en Europa y Asia occidental hace 100.000 años; 4) El Homo sapiens sapiens surge hace unos 40.000 años y de él descendemos los hombres actuales según la cronología de nuestra especie más aceptada.

El cerebro del hombre que actualmente es de unos 1.300 centímetros cúbicos, ha ido creciendo  a través de su larga evolución desde los 600 a 800 centímetros cúbicos que se estima tenía el cerebro del Homo erectus, pero no parece ni mucho menos que dicho crecimiento haya sido constante. Durante largos siglos hubo una especie de parada evolutiva y después, hacia unos 500.000 años a. C,, parece que hubo una explosión o big bang craneal, como dice el autor que comentamos.

Pero ese cráneo casi duplicado en un lapso de tiempo reducido no dio lugar todavía a la consciencia del hombre actual. Dicha consciencia hay que buscarla en la aparición en el hombre del lenguaje y seguramente de la escritura. Nos situamos así en Mesopotamia y en el antiguo Egipto y en unas fechas cercanas al 3.100 a. C.

Pero la auto consciencia, como la llama Lachman, o consciencia similar a la del hombre actual, no surge hasta el periodo de 1.700 a 1.500 a. C., aunque Julian Jaynes (1920- 1997), psicólogo estadounidense y profesor de Yale y Princeton, no creía que el mundo interior del hombre llegara a ser como el actual hasta 1.250 a. C. Y por lo que se refiere a la capacidad de lógica y de razonamiento, todavía habría que esperar a los filósofos presocráticos del siglo VII a.C.

 

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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