Continuamos en este post refiriéndonos a la teoría económica y relatando la experiencia del autor en cuanto a esta materia. Entramos ahora en mis relaciones con la Econometría, una materia que muchos consideran fundamentalmente matemática pero cuya práctica requiere un conocimiento profundo de la teoría económica. Daremos más detalle sobre este área de conocimientos en próximos posts, pero en éste explicamos mi contacto inicial con Lawrence R. Klein, padre de la econometría moderna y Premio Nobel de Economía de 1980
Las acepciones de la palabra «economía»

En línea con la defensa de la teoría económica que hemos iniciado en el post anterior, es oportuno decir que el que esto escribe ha disfrutado y disfruta enormemente leyendo y releyendo a todos los autores mencionados en dicho post, similarmente, por cierto, a cómo disfruta leyendo a físicos, biólogos, neurocientíficos o filósofos
Ha aprendido que en relación con el término Economía hay tres acepciones fundamentales:
1) como “conjunto de fenómenos existentes en nuestra sociedad relacionados con la producción de bienes y servicios, su distribución y su uso o consumo”; hablamos en este sentido de economía de un país o de una región;
2) como “ciencia o teoría económica que explica dichos fenómenos y establece leyes sobre los mismos”; decimos por ejemplo, que el consumo en un país depende directamente de la renta disponible de las familias o que la inversión depende de los tipos de interés, sabiendo además que las leyes económicas tienen siempre un sustrato psicológico, no son tan precisas por eso como las de la física y que a menudo una variable depende de varias otras y hay siempre un término aleatorio, es decir, que dichas variables no explican la variable dependiente al cien por cien;
3) como “Oikos Nomos”, término griego que significa, literalmente, manejo de la hacienda o, más precisamente, administración de la casa.
Aunque la teoría económica esté hoy bajo fuertes críticas y algunos consideren que es un fracaso intelectual, yo no soy de esa opinión. Creo que hay tanta calidad en el pensamiento de los economistas como en el de científicos y filósofos.
Mi propia experiencia en este área de conocimientos a la que he dedicado mucho esfuerzo y atención me lleva a hacer tal afirmación.
Conocimientos y profesiones
Recuerdo por cierto, que una cosa es estudiar algo y saber a grandes rasgos de algo y otra cosa es ser profesional de algo. Un ingeniero es y debe ser un «ingeniero» y un economista es y debe ser un «economista», valga la perogrullada. Personalmente creo en la transdisciplinariedad y no en la multidisciplinariedad. Lo cual significa que un economista, como cualquier otro profesional, tiene que «hacerse», concentrándose, investigando mucho, reflexionado mucho y practicando mucho. Cuando uno se ha transformado en un economista, quizás habiendo sido antes un ingeniero, como es mi caso, es cuando puede pensar en la interdisciplienariedad y en las transdiciplinareidad, algo absolutamente necesario en el mundo actual. No debe olvidar su profesión anterior, desde luego, pero debe saber muy bien que son dos profesiones distintas.
Es decir, que nadie es ingeniero por haber estudiado ingeniería, ni nadie es economista por haber estudiado economía. De la misma manera que un médico no es un médico por haber estudiado medicina en una facultad. Necesita hacer, en el caso concreto de España, el conocido como MIR, y en el de otros países lo que se conoce como «residencia» en un hospital. Época que suele ser igual de larga que la carrera propiamente dicha y mucho más dura.
Los ingenieros y otras profesionales hacen su MIR en las empresas, en las administraciones públicas y en instituciones. Es en ellas en donde aprenden y se equivocan.
Estudios de Economía
En mi caso, y pido perdón de nuevo por estas referencias personales que tienen un sentido metodológico, empecé a dedicar tiempo a la ciencia económica matriculándome en la Universidad Complutense de Madrid en paralelo con mi trabajo como ingeniero en una empresa automovilista. Fue en el intermedio entre mis dos estancias largas en la Universidad de Pennsylvania.
Me he referido ya a mis experiencias en dicha Universidad en otras áreas de conocimientos, y quiero ahora decir brevemente que en mi segunda estancia, después de terminar un MBA en Wharton y entrar en el programa de PhD en Social Systems Sciences, me ocupé de ampliar mis conocimientos de Economía. El Economics Department de la Universidad de Pennsylvania se encontraba justo enfrente de Wharton School y resultó muy fácil para mí tomar los cursos más importantes impartidos en dicho departamento.
Estudié allí con Jere R. Berhman (nacido en 1940), Edwin Mansfield (1930-1997), Jerry Adams (1930-2011) y otros profesores conocidos, pero muy pronto entré en contacto con la luminaria de esa época en Economía en la Universidad de Pennsylvania y en los Estado Unidos en general, era Lawrence R. Klein (1920-2013), el padre de la Econometría Moderna, y, como se sabe, el Premio Nobel de Economía de 1980. Con él he colaborado durante largos años, desde entonces hasta su fallecimiento en 2013.
Entrada en el terreno de la Econometría
Con una buena formación en matemáticas dado mi background ingenieril, con una especialización en métodos cuantitativos y en estadística y con una gran experiencia en Investigación Operativa, no resultará extraño que declare el amor a primera vista por la Econometría que surgió en mí. La Econometría es la componente más matemática de la Economía y consiste en la utilización de modelos matemáticos y estadísticos para el análisis de relaciones entre variables económicas, la demostración de las asunciones de la teoría económica y la construcción de modelos econométricos para su utilización en predicción económica, simulación de políticas de actuación y conocimiento profundo de la economía de un país.
Debo declarar la profundización en la teoría económica que se lleva a cabo cada vez que uno desea estimar una ecuación econométrica. Primero hay que saber lo que dice dicha teoría, por ejemplo, sobre el consumo. Hay que determinar las variables a explicar, por ejemplo, el consumo anual de España, y las variables explicativas, por ejemplo, la renta disponible de las familias españolas, como primera variable, y encontrar quizás otras variables explicativas adicionales. Después hay que buscar los datos, es decir, las variables económicas a utilizar y las series temporales de las mismas. A continuación hay que estimar el modelo con las herramientas de software pertinentes. Y finalmente, hay que llevar a cabo una exhaustiva comprobación del cumplimiento de las hipótesis estructurales de los modelos estimados.
Me solté en estas cuestiones en el Departamento de Economía de la Universidad de Pennsylvania y más adelante, a mi vuelta a España, en el Departamento de Econometría de la Empresa e Informática de la Universidad Autónoma de Madrid, dirigido por Antonio Pulido.
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