Autores: Adolfo Castilla y José María González del Álamo
diversas inteligencias. Continuamos en este post acumulando información y reflexión sobre la inteligencia en general y sobre los diferentes tipos de inteligencia que han sido identificadas por los psicólogos y filósofos. Por tales tipos nos referimos en primer lugar a la inteligencia en general, y también, a la Inteligencia Emocional, Inteligencia Social, Inteligencia Colectiva, Inteligencia Colaborativa e Inteligencia Artificial. Todas ellas son importantes en este blog dedicado a la Inteligencia Artificial Colectiva (IAC), producto de las investigaciones y aplicaciones de la empresa Innovation Wars/CiBUC.
Nos preguntamos por las relaciones que pueden existir entre nuestra metodología (IAC) y las otras inteligencias mencionadas, aunque en este segundo post de la serie dedicada a esta cuestión todavía no hemos podido entrar a fondo en ello. Hemos considerado que previamente necesitábamos recoger, brevemente desde luego, todo lo que se está desarrollando en los últimos tiempos alrededor de esas inteligencias. Es un terreno que pertenece a la Psicología y los psicólogos y en parte también, al de los neurocientíficos, por lo que entramos en él con mucho respeto y cuidado, ya que no somos expertos en esas materias.
(Imagen de arriba, Hotel Ubon Ratchathani, Tailandia)
La inteligencia y las emociones
Conviene ahora hacer una revisión de las definiciones y contenidos de algunos de los temas ya anunciados. Solo lo hemos hecho en el post anterior para el término, “Inteligencia”, el cual es imprescindible si queremos entrar en los significados de, Inteligencia Emocional, Inteligencia Social, Inteligencia Colectiva, Inteligencia Colaborativa e, incluso, en el de Inteligencia Artificial.
Como hemos dicho ya, y repetimos ahora, nuestra intención es comparar esas materias con la Inteligencia Artificial Colectiva (IAC), a lo que se dedica nuestra empresa, Innovation Wars/CiBUC, y de lo que este Blog es una pequeña caja de resonancia.
Solo añadir en cuanto a la inteligencia, que es un tema de estudio casi exclusivo de los psicólogos y en parte, solo en parte, de los filósofos. Los avances recientes en el conocimiento del cerebro humano y en las neurociencias en general, también están contribuyendo a una mayor información sobre este componente fundamental de lo que somos los humanos.
En España, por ejemplo, tenemos un destacado filósofo especializado en Inteligencia y Talento, con numerosos libros sobre estos temas. Se trata de Juan Antonio Marina (nacido en 1939) quien, por cierto, ha publicado recientemente un libro sobre el papel de las emociones, así como los deseos, los intereses y las pasiones, en los acontecimientos históricos. El libro en cuestión es, El deseo interminable: Las claves emocionales de la historia (Ariel 2022).
La importante obra de José Antonio Marina
Este admirado autor — del que esto escribe, al menos — muy prolífico en libros, artículos, vídeos, conferencias, entrevistas y proyectos diversos, educativos y de otros tipos, tiene un gran interés por la historia y es autor del libro, Historia, Visual de la Inteligencia (Conecta 2019), en colaboración con el arquitecto, ilustrador y cineasta, Marcus Carús. Y otros cómo, Biografía de la humanidad: Historia de la evolución de las culturas (Ariel 2018) y el posterior, Biografía de la inhumanidad: Historia de la crueldad, la sinrazón y la insensibilidad humanas (Ariel 2021)
En su página web mantiene, un blog propiamente dicho, un área de publicaciones a la que llama, El Panóptico, y una más a la que denomina, Materiales de Construcción. El segundo tiene por subtítulo, precisamente, el de, “Historia emocional de la humanidad”.
Aprovecho para decir que Panóptico es una palabra del Diccionario de la RAE en el que se incluye el siguiente significado: “Dicho de un edificio: Construido de modo que toda su parte interior se pueda ver desde un solo punto”.
Su origen se asigna al filósofo y jurista inglés Jeremy Bentham (1748 – 1832), padre del utilitarismo, quien ideó una arquitectura carcelaria en la que las celdas estaban construidas alrededor de una torre desde la que un solo guardián podía vigilar a todos los prisioneros sin que estos se sintieran observados.
Marina parece utilizar este término para aprender de la historia. Más que conocer los hechos históricos, tarea de los historiadores, quiere aprender de ellos, para lo cual necesita tenerlos todos delante más que describirlos. Propone, además, en otro salto imaginativo deslumbrante, utilizar la idea de los Rayos Gamma de la Física al mundo del pensamiento.
Una idea adicional
A la hora de observar el Universo los astrónomos pueden hacerlo con los potentes telescopios avanzados de nuestros días, bien utilizando la luz normal existente en el Cosmos en forma de visión directa, o bien empleando los Rayos Gamma. Estos, muestran los objetos, pero también, y muy especialmente, las corrientes de energía que los mueven y los hacen evolucionar.
Marina compara, finalmente, esas corrientes de energía con, los impulsos, los intereses y las emociones y considera que se aprende mucho más de la historia y de lo que somos a través de esas corrientes de fuerza inmateriales. Toda una genialidad más.
Inteligencia Emocional
Todo lo anterior puede ser útil para entrar en el terreno de la Inteligencia Emocional, tema que adquirió una enorme importancia a partir de la publicación del libro de Goleman (nacido en 1946), Emotional Intelligence, en 1995. Se refiere, como es fácil colegir, a la capacidad de ciertas personas para manejar sus propias emociones y las de los demás. Así como a la habilidad para distinguir entre diferentes sentimientos, entrar en el mundo de las pasiones, determinar las reacciones autónomas del hombre y saber controlarlas, y, por supuesto, utilizar todo ello para mejorar el comportamiento, hacer mejor las cosas, tener más éxito en la vida y, en definitiva, ser más felices.
La empatía, las relaciones personales satisfactorias e, incluso, la responsabilidad social y la preocupación por el bienestar de los demás, son también aspectos muy ligados a las emociones que pueden encauzarse mejor si se desarrolla la inteligencia emocional de los individuos.
El origen de la denominación y del concepto es anterior a Goleman, pero fue a partir del libro de este autor, cuando se produjo una especie de revolución mundial alrededor del constructo y sus aplicaciones. Fue sobre todo durante la primera década de este siglo cuando se difundió por todo el mundo y cuando se aplicó en actividades de todo tipo, con énfasis en la educación de los adolescentes y de los jóvenes. Así como en el mundo empresarial, principalmente en el terreno del liderazgo y en el de los recursos humanos en general.
Las publicaciones existentes, entre ellas, The Handbook of Emotional Intelligence: The Theory and Practice of Development, Evaluation, Education and Implementation – at Home, School and in the Workplace, editado por de Reuven Bar-On y James D. A. Parker en el 2000, son innumerables.
El origen de la Inteligencia Emocional
La denominación es anterior a Goleman, mencionándose en relación con ello al psicólogo clínico estadounidense, Michael Beldoch, como introductor de término en un paper no muy difundido de 1964. Posteriormente se suele citar a Wayne Payne, estudiante de una universidad americana, quien, en 1985, en su tesis doctoral, empleó el término con bastante similitud a lo que creemos hoy que es la Inteligencia Emocional.
Aunque también se hace referencia a otros autores como el psiquiatra alemán Hanscarl Leuner (1919 – 1996) que habló de ello en 1966 y, posteriormente, a Stanley Greenspan (1941 – 2010), profesor clínico de Psiquiatría, Ciencias del Comportamiento y Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad George Washington.
Según la literatura americana que utilizamos, los científicos más destacados, y recientes, relacionados con esta materia son los psicólogos americanos, Peter Salovey (nacido en 1958) y John D. Mayer (nacido en 1953), los dos activos todavía, el primero como Presidente de la Universidad de Yale y el segundo como profesor de la Universidad de New Hampshire. En 1989 publicaron los resultados de su colaboración en la creación de un nuevo modelo de Inteligencia Emocional.
En los dos últimos se apoyó Goleman para su primer libro en el que explica el deslumbramiento que sintió al leerlos en 1990 mientras era periodista científico del New York Times. Utilizó entonces sus estudios formales en la universidad sobre Psicología, materia en la que siguió profundizando en los años posteriores.
Tres modelos de Inteligencia Emocional
Actualmente existen tres modelos de Inteligencia Emocional (IE), con muchas variantes dentro de ellos: 1) el modelo de Salovey y Meyer que arranca del modelo original de Inteligencia y del famoso Coeficiente Intelectual (CI) de más de un siglo de vigencia, al que añaden la habilidad de las personas para manejar las emociones; 2) el de Goleman, más centrado en el comportamiento y las competencias de las personas en relación con las emociones y enfocado al funcionamiento o performance (mal traducido en este caso por desempeño) de la IE en temas empresariales y especialmente de liderazgo organizativo; y 3) el de Reuven Bar-On (nacido en 1944) que busca el bienestar de la gente y trata de que las emociones actúen en favor de las personas y no en su contra.
Por supuesto que en relación con ella se han creado coeficientes nuevos como, el Coeficiente de Inteligencia Emocional (CE) o (CIE).
Inteligencia Social
Ya hemos hablado en el post anterior del segundo libro de Goleman, dedicado a este tema. Para él es una continuación del primero, como también hemos dicho, y le gusta hablar de los programas SEL (Social and Emotional Learning) puestos en marcha en muchos colegios, universidades, empresas e instituciones de todo tipo alrededor del planeta.
Como puede verse en Internet, “La inteligencia social se define como la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros en forma empática y asertiva. Esta capacidad parte de conocerte a sí mismo y tener una buena gestión de emociones, por esto podemos decir que está muy ligada a la inteligencia emocional, pero no son exactamente la misma cosa”.[1]
Tiene que ver con las relaciones entre personas y con la mejor forma de vivir y colaborar en sociedad alcanzando objetivos, introduciendo mejoras, buscando el bienestar de todos y siendo responsables en todos los sentidos.
Como se ve, la Inteligencia Social se une indisolublemente a la Inteligencia Emocional, hasta el punto de que el mismo Goleman las pone juntas, como acabamos de decir, especialmente al describir la forma en la que sus ideas se están aplicado en infinidad de instituciones educativas de todo el mundo.
A la hora de utilizar siglas se inclina en lo relativo a la Inteligencia Emocional por IE, ya puesto en español. Y en cuanto a la medida de la inteligencia emocional, cosa que se ha hecho de forma similar a lo que se hizo en su momento con la Inteligencia en sí, se inclina por utilizar las siglas CIE (Coeficiente de Inteligencia Emocional), más que por CE (Coeficiente Emocional).
Una larga lista de psicólogos investigadores de la inteliegencia
Cree Goleman que los hombres estamos programados, o cableados — como se dice ahora, sobre todo en inglés (wired) — para estar juntos, socializar y vivir en comunidad. Esto es algo sorprendente en una cultura como la anglosajona que ha dado, históricamente, una enorme importancia al individualismo. Sin embargo, así son las cosas, y de la mano de los psicólogos americanos, que habían trabajado sobre la inteligencia y su medida surgió la idea de la “Inteligencia Social”.
El primer psicólogo que se menciona en relación con esta cuestión es, Edward Thorndike (1874-1949), el cual pasa por ser antecesor del conductismo y, mucho más importante, del conexionismo. Este último ha llevado al desarrollo de las redes neuronales artificiales, asunto de máxima actualidad al estar relacionado con el aprendizaje de las máquinas.
Y hay otros que han estado relacionados también al tema de la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Social, entre ellos, aparte de los ya citados, se pueden mencionar a los siguientes: el británico Francis Galton (1822 – 1911), uno de los primeros en utilizar métodos estadístico para el estudio de las diferencias humanas, incluida la inteligencia; al francés Alfred Binet (1857 – 1920), que hizo importantes contribuciones a la psicometría y a la psicología diferencial con la creación del primer test de predicción del rendimiento escolar; al estadounidense, Louis Leon Thurstone (1887 – 1955), que hizo importantes contribuciones a la psicometría y a la psicofísica y notables aportaciones al Análisis Factorial.
Algunos más
Y a otros como, , al rumano-estadounidense, David Wechsler (1896 – 1981), que desarrolló varias escalas de inteligencia; al inglés posteriormente afincado en USA, Raymond Bernard Cattell (1905 – 1998), que trabajó sobre la inteligencia y la personalidad y distinguió entre la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada; así como el bien conocido y ya citado varias veces, Howard Gardner (nacido en 1943), norteamericano de padres alemanes, Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011, creador de la idea de las inteligencias múltiples y de su medida a través de coeficientes diversos.
Y habría que abrir un espacio a autores-investigadores del mundo de las neurociencias, como el norteamericano, Joseph E. LeDoux (nacido en 1949), que ha trabajado sobre las emociones como el miedo y la ansiedad, buscando los circuitos del cerebro activos en relación con ellas.
Las neurociencias tendrán mucho que aportar en el futuro, y lo están aportando ya a los temas tratados en estos posts. Goleman mismo, utiliza mucho en sus libros los avances en este terreno científico.
Y, por último, cómo no mencionar a Daniel Kahneman (nacido en 1934), psicólogo israelí afincado en los Estados Unidos y figura muy destacada del estudio del comportamiento, que, por cierto, obtuvo el Premio Nobel de Ciencias Económicas de 2002, junto a Vernon Smith, por sus aportaciones a la economía del comportamiento (behavioral economics), una de las ramas de la economía moderna.
La psicología en general. Diversas inteligencias
Aunque a la hora de mencionar a investigadores de la inteligencia, tendríamos que haber citado en primer lugar a los grandes popes de la psicología, ya que esta disciplina es la ciencia social que estudia los procesos mentales, con énfasis en los procesos cognitivos, afectivos y conductuales.
Entre estos, y solo en forma de lista tomada del trabajo de Arturo Torres en la Web, psicología y mente, conviene recordar a: Wilhelm Wundt (1832 – 1920), creador de la disciplina y primer psicólogo; William James (1842 – 1910), contrapartida americana de Wundt; Sigmund Freud (1856 – 1939), cumbre europea de la Psicología e inventor del psicoanálisis; Lev Vygotsky (1896-1934), psicólogo soviético introductor de la psicología evolutiva; Jean Piaget ( 1896 – 1980), gran psicólogo suizo investigador de la ciencia de la conducta y los procesos mentales.
Y, B. F. Skinner (1904 – 1990), gran patriarca de la psicología conductista, en la que trabajó con John B. Watson (1878 – 1958), siguiendo los primeros pasos del ruso, Iván Pávlov (1849 – 1936); Abraham Maslow (1908 – 1970), padre de la Psicología Humanista y autor de la famosa Pirámide de Necesidades; el canadiense Albert Bandura (1925 – 2021), que contribuyó a desarrollar la Teoría del Social y la Psicología de la Personalidad; Daniel Kahneman ( nacido en 1934), al que ya hemos hecho referencia; Steven Pinker ( nacido en 1954), autor de libros variados y muy populares y conocido por sus teorías de lenguaje.
Una lista en la que faltan psicólogos destacados como, Carl Jung (1875-1961), y mujeres psicólogas como, Virginia Satir (1916-1988) y Mary Ainsworth (1913-1999).
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[1] https://observatorio.tec.mx/edu-news/inteligencia-social/
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