Llevamos varias semanas (de hecho, varios meses) sin incorporar nuevos posts a este blog pero ni por un momento hemos dejado de avanzar en la reflexión que llevamos a cabo sobre el cerebro, la mente y la consciencia y las tecnologías de todo tipo relacionadas con esos componentes del ser humano. Nos referimos ahora a posibles convergencias actuales con particular atención a la convergencia entre la ciencia y la consciencia.

Cada vez nos adentramos más en lo que hemos dado en llamar “Sociedad de la Información y del Conocimiento”, una denominación ya antigua que está hoy siendo sustituida por otras como la de “Era Digital”, “Era de Internet” y otras.
La tecnología digital es la base de la nueva sociedad y, por supuesto, de la economía relacionada con ella, la cual está en marcha en nuestras sociedades pero todavía en las primeras fases de su desarrollo. Para algunos autores, que lo han propuesto de una forma voluntarista que a mi particularmente no me resulta muy correcta, a la expansión de las TICs y lo que posteriormente se llamaron Tecnologías de la Información, a partir de los años 70 del siglo pasado, se le podría llamar la Tercera Revolución Industrial. En poco más de cuarenta años tal revolución ha dado mucho juego y el panorama mundial relacionado con Internet, la comunicación móvil e instantánea y en general lo que se denomina digitalización o transformación digital de nuestros sistemas productivos, nuestras empresas y nuestras sociedades en su conjunto, está dando lugar a un mundo totalmente nuevo y radicalmente distinto al que estábamos acostumbrados. El propio adjetivo “industrial” no parece tener mucho sentido en un mundo en el que lo que llamábamos Industria comienza a desvanecerse, o, al menos, a representar un porcentaje menor de nuestra producción[1].
Más recientemente, a primeros del presente año, el bien conocido World Economic Forum en su reunión anual celebrada en Davos, como todos los años, esta vez del 20 al 23 de enero, ha impulsado la denominación, Cuarta Revolución Industrial, la cual quiere recoger la idea de un mundo nuevo en el que surja una verdadera nueva economía digital. Dicha economía debe además mezclarse con otras tecnologías como la nanotecnología, la biotecnología y la cognotecnología o todo lo relacionado, en este último caso, con la neurociencias y la Inteligencia Artificial Fuerte. El nombre en mi opinión tampoco es muy acertado pero los dirigentes mundiales están dispuestos a que sirva de idea motivadora, canalizadora y desencadenante de un mundo lleno de posibilidades, oportunidades y actividades para la humanidad[2].
Los cambios actualmente en marcha como consecuencia de esos procesos y, sobre todo, los cambios que se prevén, son muy destacados, pero no sólo en términos económicos, sociales y quizás políticos. El hombre mismo está a las puertas de cambios radicales en su psicología, su comportamiento y su inteligencia, según lo que dicen y escriben diversos autores actuales y según lo que yo mismo creo. La naturaleza humana, que existe sin duda, y que evoluciona de forma continua, puede cambiar a no muy largo plazo. No sabemos todavía si el cambio será fundamental, con adquisición de nuevas capacidades similares a las tecnológicas, artísticas, intelectuales y científicas que el hombre posee hoy, o si sólo será una mejora de las mismas.
Hay en relación con estos posibles cambios propuestas muy difundidas y articuladas. La del hombre posthumano y el transhumanismo que nos llevará a él, es una de ellas, relacionada, muy especialmente, con las tecnologías de la información y del conocimiento y con el mundo digital al que nos están llevando.
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[1] Parece que ha sido al autor americano Jeremy Rifkin al que se le ha ocurrido la idea un poco artificial de denominar así a esa época de la historia humana.
[2] La reunión de este año llevaba el título de Mastering the Fourth Industrial Revolution, y el fundador y presidente ejecutivo de la institución, Klaus Schwab, se refirió ampliamente a ello en su intervención.