Causas y soluciones. Terminábamos el post anterior listando cuatro tipos de explicaciones en las que buscar las causas del alto desempleo español, especialmente el estructural. Dichas causas están, con frecuencia, unidas a las soluciones que se proponen. Tenemos pues, que tratar juntas a ambas dimensiones: causas y soluciones. Lo hacemos en el presente y en los próximos posts
Nos gustaría decir también, que lo que pretendemos en este blog no es un tratado exhaustivo del desempleo, ni siquiera colgar artículos profesionales del tipo de los destinados a revistas especializadas. Publicamos simplemente posts de opinión en los cuales, por supuesto, tratamos de ser lo más sólidos y científicos como sea posible. Como también hemos dicho ya, tratamos temas concretos que requieren posts continuados, los cuales se suelen extender a periodos largos de tiempo. No son posts aislados, independientes unos de otros, aunque con repeticiones varias y redundancias intentamos que el lector pueda entenderlos sin necesidad de ir al principio.
(Imagen de arriba, painted hills oregon wildflowers)
La búsqueda de explicaciones sobre el alto desempleo
Hemos estado refiriéndonos en los últimos posts al elevado desempleo español y al mantenimiento de tasas de desempleo muy altas a lo largo de los años. Tema que forma parte del más general relativo al deterioro del Bien Común que veníamos tratando con antelación. Y que, además, vuelve a ser preocupante por el posible alto impacto negativo de la pandemia en esta importante variable macroeconómica.
Para seguir profundizando en la gravedad del asunto, en sus causas y en las posibles soluciones que se nos ocurran, utilizaremos, como es lógico, la Teoría Económica, pero no solo esa fuente de explicaciones ni solo la teoría más ortodoxa. Acudiremos a explicaciones diversas y a teorías más recientes que las de las teorías económicas clásica y neoclásica.
Antes, por ejemplo, acudiremos a lo que dicen empresarios y personas de distintas profesiones expuestas al desempleo y a su gravedad. Nos interesa revisar todo tipo de argumentos, sobre todo cuando los conocimientos existentes — los de los economistas y políticos — no resuelven los graves problemas a los que nos enfrentamos. Pensamos que en esos casos, es lícito mirar en cualquier otra dirección.
Economía circular
Se me ocurre en primer lugar utilizar el libro de hace unos años de un hombre de empresa y amigo personal, muy concienciado por la falta de empleo y por las dificultades existentes en nuestro país para crearlo. El libro en cuestión es, Cómo acabar con la pobreza y cuidar la naturaleza, de José Castro Pardo, de buena tinta, Madrid, 2015.
La primera parte del libro se dedica a lo que hoy llamaríamos “economía circular”, es decir, a aprovechar al máximo todos los desperfectos y desperdicios de nuestros procesos productivos, así como reciclar todo, compartir, alquilar, reutilizar, reparar y renovar. Se nos olvida que el usar y tirar, no es, ni mucho menos, la única forma de producir, ni la mejor.
Hay mucho que hacer en este sentido y todos deberíamos estar implicados en prestarnos servicios unos a otros, especialmente con todo lo que se relacione con el cuidado del entorno, la naturaleza y el mundo en el que vivimos. Todos deberíamos estar dispuestos a pagar, y a «cobrar», por dichos servicios.
Las energías renovables, los automóviles eléctricos, las limitaciones de velocidad y muchas otras soluciones actuales, estarían en línea con una defensa de la naturaleza utilizada como forma de vida. Deberíamos poder vivir todos del mantenimiento de dicho mundo nuestro.
Economía circular social
Estas mismas ideas pueden extenderse al ámbito de los servicios de todo tipo que nos podemos prestar unos a otros. Llamo a esto “economía circular social”, y no tenemos que ir muy lejos para ver ejemplos que parece mentira no se nos hayan ocurrido antes. Tengo en mente en este terreno a empresas como Deliveroo, Glovo o Uber Eats, paradigmas de lo que se puede conseguir prestándose servicios muy simples y muy comunes, unos a otros.
Hay, como se sabe, muchas más áreas de servicios sociales, las cuales deberían preservarse, aumentarse y revalorizarse.
Con la particularidad, además, de que uno de los múltiples significados de la revolución digital en la que estamos y de la economía de plataformas hacia la que vamos, es la prestación individual de servicios unos a otros, a distancia y con facilidad. Actividades como las de los call centers, marketing digital o simple captación de clientes on-line, comienzan a ser tareas individuales, hechas a distancia. Por no hablar de las empresas de Web Management y muchas otras.
El índice de miseria
Continuando con el libro de José Castro, lo que este autor busca desde el principio, es la eliminación de la pobreza de nuestro mundo y para ello cree con firmeza en que la única forma de conseguirlo es la existencia de trabajo para todos. El desempleo es para él, signo de pobreza y subdesarrollo. Lo es para él y para muchos de los que reflexionamos sobre estos temas, dicho sea de paso.
El empleo es, como hemos dicho ya en varias ocasiones, la mejor forma de distribuir la riqueza de un país, la manera correcta de hacer participar a todos en la marcha de nuestras sociedades y el mejor y más honorable modo de vivir.
El alto desempleo es consustancial con el subdesarrollo y se suele unir al nivel de miseria predominante en un país. Fue el reconocido y notable economista Arthur Okun (1928-1980) el que creó y acuñó lo que se conoce como “Índice de Miseria”. Se trata de la suma simple de los índices de inflación y de desempleo de un determinado país.
Durante los años 80 y 90 del siglo pasado fue bastante utilizado, pero posteriormente se le prestó poca atención en las reuniones internacionales de análisis y predicción económica. Recientemente ha sido revitalizado por la firma Bloomberg. Con datos de 2017 los países “más miserables del mundo”, dicho con una expresión un poco radical, fueron:

Y los menos miserables:

Mejora reciente
Más recientemente y después de la fuerte recuperación de la tasa de desempleo de España, que descendió 10 puntos en los últimos seis años hasta alcanzar el 13,8 % en 2019, nuestro lugar mundial en cuanto a este índice ha mejorado algo.
Con la pandemia empeorará de nuevo, y nos tememos que más acusadamente que en otros países europeos. La elasticidad entre crecimiento y empleo es alta en España, sobre todo en unos tiempos de bajo aumento de la productividad. Cuando crece el PIB el desempleo se recupera con rapidez, pero cuando dicha variable decrece, el desempleo aumenta a gran velocidad.
En el informe de Bloomberg de 6 de agosto de 2020, «U.S. Worse Off Than Russia, Mexico in 2020 Economic Misery Ranking«, España aparece ya en los países coloreados en gris en vez de hacerlo en los coloreados en rojo
Los elevados costes de la Seguridad Social y las retenciones relativas al IRPF
El autor que glosamos, José Castro, es consciente de la miseria que trae consigo el desempleo y dedica gran parte de su libro a explicar las causas del alto desempleo español y sus soluciones. Se fija en unas causas que considera principales y que sabemos todos de su influencia negativa en las decisiones de los empresarios a la hora de aumentar las plantillas de sus empresas. Se trata de los altos costes de la seguridad social que van siempre a cargo del empresario y los pagos anticipados a Hacienda de las retenciones relacionadas con el IRPF de cada trabajador.

Propone, entre otras, medidas muy drásticas consistentes en: 1) eliminar lo que él llama impuestos al trabajo, entre los que incluye los dos anteriores; 2) descargar la actividad empresarial de responsabilidades que no le corresponde asumir, con especial referencia al pago por parte de la empresa de la seguridad social cuando el empleado es dado de baja por enfermedad; 3) pagos por despido a los que también tiene que hacer frente la empresa, los cuales aunque bajados en la última reforma laboral, siguen siendo una carga elevada; y, en fin, y 4) evitar subvenciones en relación con la empresa y utilizar, más bien, exenciones fiscales con prodigalidad.
Causa estructural de difícil solución
La conclusión que se puede obtener de estas consideraciones es que al empresario le cuesta trabajo hacer frente a pagos adicionales a lo que es el salario estricto y que probablemente se crearían más puestos de trabajo sin esas cargas. Nuestro sistemas actual, sin embargo, está fuertemente institucionalizado, es similar al de muchos otros países y requeriría transformaciones muy profundas. El tema, por otra parte, ha sido mil veces analizado y discutido por empresarios, políticos, legisladores y sindicatos y no es fácil de cambiar.
Es, en resumen, una verdadera causa estructural, es decir, algo embebido en la estructura de nuestra economía y nuestra sociedad que sin duda afecta a la no creación de empleo, pero que no se puede cambiar con facilidad
Es algo parecido a lo que ocurre con las empresas de más de 50 empleados, en las que aparte de tener más exigencias regulatorias desde siempre, con frecuencia se añaden aspectos adicionales. Recientemente, por ejemplo, se ha llegado a un acuerdo entre los ministerios de Trabajo y Economía Social y de Igualdad y los sindicatos, para imponer a las empresas de más de 50 empleados un plan de “desarrollo de la igualdad efectiva en el trabajo entre hombres y mujeres”. La CEOE ha estado presente en las negociaciones, pero no ha firmado el acuerdo.
Son, en resumen, y sin duda, dificultades estructurales para la creación de empleo, pero que no pueden ser cambiadas fácilmente, como decimos, y que además llevan consigo una visión muy unilateral de las cosas. Vivimos, de hecho, en economías mixtas en las que hay que prestar atención a los empresarios y a los trabajadores, a la actividad económica y al crecimiento y al bienestar social, y a la creación de riqueza y a su reparto.