Algunas ideas para una nueva Evaluación Social de la Tecnología (y IV)

Pero en el mundo actual todavía estamos lejos de un pensamiento unificador de ese tipo. Nos encontramos, por el contrario, dominados por concepciones tales como la globalización, el liberalismo, el relativismo de las ideas, y dicho sea de paso, el alejamiento de la reflexión y de la cultura. Afectando estas cuestiones por igual, a los dos grupos anteriores, a pesar de que por razones tácticas y partidistas, unos se opongan a los otros con artificios verbales. Unos, por ejemplo, hablan de globalización y otros de “una globalización distinta”. Los primeros practican el neoliberalismo y los segundos la “tercera vía”. Y, unos hablan del “fin de la historia”, refiriéndose al triunfo final del capitalismo, y otros del “pensamiento único” para atacar a los primeros y del “rearme ideológico” para volver a sus principios. Todos despreocupados por igual de la búsqueda de nuevas formulas de convivencia para un planeta amenazado y de un posible pragmatismo unificador que salve al mundo.

En resumen, la peor situación que se puede dar: un mundo en “caída libre”, como venimos repitiendo, sin líderes, sin intelectuales, sin síntesis y, prácticamente sin pensamiento, otro que el de la libertad personal, el interés de los grandes grupos y el mecanismo de mercado como talismán, por un lado, y la resistencia numantina y sin argumentos contra todo ello, por otro. Un marco ideal, por tanto, para el desastre, en el que además, comienza a perfilarse un poder imperial, poseedor de la tecnología, la riqueza y la fuerza militar, que al sentirse amenazado por motivos diversos, se opone a grandes medidas mundiales protectoras del planeta y correctoras del curso de las cosas.

Un marco especialmente preocupante ante revoluciones tecnológicas como las que se avecinan, potencialmente graves para el hombre y para la especie humana. Unas revoluciones potencialmente creadoras de un hombre, post-humano, si tal cosa tiene algún sentido. Y unas tecnologías, desde luego y como siempre, llenas de peligros y también de posibilidades benefactoras. Un mundo, por otro lado, en el que nos adentramos sin conocimientos previos y sin armazón moral.

¿No será posible ante todo esto la aparición de un “enfoque”, por llamarlo de alguna manera, salvador y unificador de las interpretaciones de unos y de otros?. ¿No será posible pasar a un nivel de explicaciones superior, que al unificar, proteger y cuidar, nuestro mundo, nuestras organizaciones, nuestras economías y nuestras tecnologías, permita diversos “juegos”, incluidos los de, la libertad personal, el del mecanismo de mercado e, incluso, el de las izquierdas y derechas?. ¿No sería posible algo así como una hipereconomía, una hipersociología y una hiperpolítica, que trasciendan nuestras pequeñas luchas y oposiciones e introduzcan en las leyes que todos utilizamos, unas explicaciones más comprensivas y generales?.

Sólo en un nivel de pensamiento y abstracción de ese tipo sería posible un verdadero Control Social de la Tecnología que actuara, orientara y corrigiera nuestro desarrollo tecnológico, sin por ello limitar la capacidad innovadora del hombre y su libertad para crear artefactos destinados a superar sus limitaciones..

(Foto arriba: FreeFoto.com)

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

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