Un desempleo insoportable y vergonzante

Insoportable. Hace unas tres semanas que no colgamos nuevos posts en este blog y deseamos recordar en donde estábamos. Hemos estado leyendo sobre la materia tratada, buscando información y recordando y revisando la teoría existente sobre crecimiento y empleo. Volvemos ahora al tema que veníamos tratando en los últimos posts relacionado con el elevado desempleo español y su posible aumento como consecuencia de la pandemia en la que estamos. La situación es grave para el mundo en su conjunto, pero parece serlo relativamente peor para un país como el nuestro que no acaba de encontrar la senda de una buena gobernanza, en la que el sector público y el privado, así como la sociedad misma, se pongan de acuerdo para hacerlo avanzar

Deseo recordar también, por otra parte, que este blog tiene continuidad en todos sus posts. No se trata de colgar posts aislados unos de otros sobre temas distintos. Empezamos tratando temas de Economía en general, pero a partir de un momento determinado, hace ya bastantes posts, decidimos dedicarlo al análisis del deterioro del bien común en el mundo en general y en España en particular, a partir de la crisis del 2008/2009. Lo hicimos así hasta entrar en lo que llamamos Economía Financiera, asunto que estábamos tratando a fondo. De pronto, en marzo de este año, llegó la pandemia del Covid-19 y los asuntos que veníamos tratando perdieron relevancia y prioridad. En junio pasado reaccionamos y comenzamos a analizar los problemas adicionales para nuestro país que está trayendo el Corona Virus, especialmente en términos de alto desempleo y sus secuelas.

(Imagen de arriba, dubrovnik croatia)

Las previsiones económicas más recientes para 2020 y 2021

Resultado de imagen de bebé de zorro rojo
(Zorros)

Estamos hablando en los últimos posts de la gravedad de los tiempos en que vivimos. Las perspectivas son muy negativas en los tres frentes, económico, social y político; por no hablar del mundo más abstracto de las ideas, los valores y los comportamientos.

De la prensa diaria reciente obtenemos opiniones como las siguientes: Pierre Lemaitre, el gran escritor francés declara, “Como en 1940, estamos a las puertas de otra debacle”; el famosísimo Ken Follet, con motivo de la publicación de su último gran trabajo, Las tinieblas y el alba, indica, “Estamos yendo hacia la oscuridad”; y el destacado y estimado, Daniel Barenboim, señala en una entrevista, “Nuestro tiempo carece de espíritu”.

Concentrándonos en lo más concreto y real de todo, como es la economía, es importante hacer notar que, sobre un panorama de estancamiento secular mundial a medio y largo plazo, ha venido a superponerse la infame pandemia del Covid 19. España, que en los últimos cinco años ha tenido un crecimiento anual promedio cercano al 3,0 % y una asombrosa disminución de la tasa de desempleo de casi 10 puntos, se enfrenta de nuevo a unas perspectivas muy desfavorables. Nos hundimos, otra vez, en el decrecimiento económico y en un desempleo insoportable.

Aparte de las cifras ya recogidas en posts anteriores, las más recientes y oficiales, procedentes del presupuesto a presentar por el Gobierno a la Unión Europea, se sitúan en los siguientes valores: para el crecimiento del PIB se dan, para el 2020 y 2021, los de -11,2 % y 7,2 %; para el desempleo, que es lo que más nos interesa aquí, se fijan las tasas de, 17,1 % y 16, 9 %; para el déficit público, los porcentajes de -11,7 % y -7,7 %; y para la deuda pública, por último, los de 118 % y 116 % del PIB.

Situación insoportable

Sabemos que las cifras del Gobierno son algo optimistas, para lo cual solo tenemos que recordar lo ocurrido en la anterior crisis, de naturaleza distinta, desde luego. Entre 2009 y 2013 con un decrecimiento acumulado del PIB en cinco años de casi el 10%, la tasa de desempleo alcanzó casi el 26 %.

La volatilidad de la tasa de desempleo, como sabemos, es muy alta entre nosotros. Baja de forma importante cuando crecemos y sube velozmente cuando decrecemos, fenómeno relacionado, por cierto, con la productividad, la cual ha bajado de forma notable en nuestro país desde 1995. Hasta el 2017, por ejemplo, la Productividad Total de los Factores bajó un 10, 5 % mientras en la UE creció un 1, 5 % y en la UEM (Unión Económica y Monetaria) un 4,5 %

Por no entrar a fondo en los elevados déficit y deuda públicos en los que entraremos, para paliar los cuales, esperamos contar con el Banco Central Europeo y su compra continua de duda pública y las anunciadas ayudas económicas de la propia UE.

Si prestamos atención, por otra parte, a las perspectivas, nos encontramos con la opinión de la OCDE, mencionada en el post anterior, en cuanto a que España se está quedando atrás en la recuperación ya observada en otros países desarrollados. Más recientemente se dice también que la confianza de los consumidores y de los empresarios son de las más bajas de Europa.

Como escenario alternativo, y sin inclinarnos abiertamente por el pesimismo, no estaría mal considerar que el desempleo pueda llegar a tasas más altas de las consideradas hasta ahora y que la recuperación verdadera se alargue, como algunos informes indican, hasta el 2023 o más allá.

Incidencia en el desempleo

Si a todo esos añadimos la virulencia de la pandemia en nuestro país, la imposibilidad de salir de ella y, por lo que se refiere a la política, la ingobernabilidad en general a la que estamos abocados, no es extraño que algunos analistas en Europa adviertan sobre la posibilidad de que nos estemos transformando en un país fallido. Dichos analistas, por cierto, se cuestionan si es la UE la que debe ayudarnos o es el Banco Mundial, como ocurre con los países subdesarrollados.

Si tenemos en cuenta, además, que, desde 1995 hasta febrero de este año, es decir, hasta justo antes de la pandemia, el PIB per cápita, no ha hecho otra cosa que descender, hasta situarse en el 19, 2 % de la media del de la UEM, la situación no se puede decir que sea halagüeña. Y, si la crisis económica procedente de la pandemia nos hunde aún más, el nuevo bajón de nuestro país nos puede llevar a niveles mucho peores que los actuales (13 lugar en el ranking mundial por PIB y 33 lugar en el ranking de PIB per cápita)

La incidencia en el desempleo de todo lo dicho, será muy negativa, por lo que de nuevo debemos platearnos la pregunta de, ¿qué se puede hacer, especialmente con el alto y continuado desempleo español? Desempleo que, como sabemos, es fuente de, pobreza, miseria, desigualdad y problemas de subsistencia para muchos.

Entramos enseguida en ese último tema, advirtiendo que no creemos poder dar ninguna receta milagrosa.

Pero antes, necesitamos hacer alguna consideración adicional sobre el motivo de nuestro alto desempleo total y del muy elevado desempleo estructural.

Desempleo estructural

Sobre el nivel que alcanza el desempleo estructural en España, es decir, el desempleo que es imposible reducir sin grandes cambios estructurales de todo tipo, no hay ninguna valoración fidedigna. A primeros de este año el FMI dijo en alguno de sus informes que España en 2019 había llegado a un 13,8 % de desempleo y que las mejoras posibles serían marginales, ya que dicha tasa era aproximadamente la de desempleo estructural del país.

En épocas anteriores, sin embargo, en el 2006 en concreto, el país consiguió una tasa del 8,3 %, la cual era realmente espectacular teniendo en cuenta los valores promedio del periodo anterior y del posterior a ese año. De 1990 a 2001 la tasa promedio fue de 18,9 % y de 2009 a 2019 de 19,5 %.

La posible conclusión es que el desempleo estructural español se sitúa entre el 8 y el 13 %, o como promedio en aproximadamente el 10 %.

La siguiente pregunta antes de entrar en posibles soluciones es la de, ¿cuáles son las deficiencias estructurales de las que hablamos?

Entraremos en ellas en el próximo post tomando como referencia los siguientes tipos de explicaciones:

  • Nuevas ideas. Propuestas basadas en experiencias reales. 
  • Teoría económica. Crecimiento del PIB, tasa de desempleo, productividad, política económica.
  • Experiencias tradicionales de desarrollo de países emergentes
  • Desarrollo endógeno

Doctor Ingeniero del ICAI y Catedrático de Economía Aplicada, Adolfo Castilla es también Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid, MBA por Wharton School, Master en Ingeniería de Sistemas e Investigación Operativa por Moore School (Universidad de Pennsylvania). En la actualidad es asimismo Presidente de AESPLAN, Presidente del Capítulo Español de la World Future Society, Miembro del Alto Consejo Consultivo del Instituto de la Ingeniería de España, Profesor de Dirección Estratégica de la Empresa en CEPADE y en la Universidad Antonio de Nebrija.

Deja tu comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.